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Channel: El Lado Frío De Mi Almohada | Lectura Inquieta
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Cotufeando...

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Hola a tod@s!

Cuando empecé a escribir este blog tenía la intención de hablar de otras cosas aparte de libros, pero no sé por qué esa pretensión primigenia se fue diluyendo con el paso del tiempo: supongo que pensaba que podía abarcar más de lo que era capaz y la realidad me ha demostrado que soy mejor con eso de ir pasito a pasito... El caso es que he pensado que sería interesante darle un poquito de variedad a este rincón y por ello inauguro una nueva sección en la que hablaré de las películas y series que vaya viendo cada mes; esto me servirá, además, para dedicarle tiempo al séptimo arte, al que he tenido algo abandonado últimamente. No se me asusten: no voy a hacer críticas sesudas ni cosas por el estilo, sino comentarios informales sobre lo que vaya cayendo ante mis ojos, tanto si me ha gustado como si no. Así que nada, esto es Cotufeando, amig@s, ¡comencemos!


Empecé septiembre con una película a la que le tenía muchas ganas desde que empecé a oír hablar de ella: del director de mi adorada trilogía "Antes de..."(Amanecer, Atardecer, Anochecer), Boyhood se presentaba como una cinta única e incomparable, rodada a lo largo de 12 años, que daría mucho que hablar durante esta temporada cinematográfica. Ciertamente es una película original y con varios puntos fuertes (la dirección es muy buena y algunas interpretaciones, como la de Patricia Arquette, remarcables), pero no me convenció tanto como esperaba: el guión en algunos pasajes se estanca y no termina de rematar lo que se quiere decir, quedando el argumento inconcluso, y la frescura de los primeros años de la historia, la parte más infantil, se va perdiendo en la adolescencia, donde parece que el actor principal toma conciencia de donde está metido y pierde toda la naturalidad de los años anteriores... Aún así, estoy convencida de que esta película tendrá éxito en todos los premios importantes porque tiene argumentos para ello, aunque reconozco que yo me esperaba algo más inolvidable.


Entre mis recomendaciones de Filmaffinity, El apartamento era la  comedia que copaba la lista, con una notaza que hacía prever que me iba a gustar mucho... Y, sin embargo, nunca me animaba a verla: algún tipo de mecanismo hacía que mi cerebro eligiera otras opciones, pues, total, esta peli no era tan pasajera como otras sugerencias... Pero el mes pasado me decidí de una vez a darle una oportunidad y acabé encantada y sorprendida:El apartamento es una película que se saltó todos mis esquemas. Me maravilló su guión agudo, inteligente y mucho más revolucionario que los que podemos ver en la actualidad: tratándose de una película clásica me sorprendió que se abarcara la relación de los protagonistas de la manera en la que lo hace, sin sentimientos de cartón piedra ni otras boberías que invaden las comedias románticas que hoy podemos ve en el cine. Los personajes de Lemmon y MacLaine me parecieron divertidos, complejos y muy reales y la dirección de Billy Wilder, como era de esperar, magnífica. La verdad es que es una película que recomiendo sin ninguna duda; puede que se haga un pelín larga, pero disfrutar de una historia tan auténtica vale la pena. 


Le llega el turno a una película histórica que conocí de casualidad pero que me llamó desde el primer momento: Belle. Está basada en un personaje real, una muchacha mulata hija de un Almirante británico que se criará en el seno de una rica familia inglesa al modo en que lo hacían las señoritas bien de la época, con todos sus deberes y privilegios. Evidentemente, el color de su piel será una barrera para que pueda llevar una vida completamente normal, pues los prejuicios y los insultos más o menos velados siempre estarán presentes, incluso cuando la chica herede una gran fortuna. Justo en ese momento, además, se está desarrollando un importante juicio contra unos esclavistas que dejaron morir a propósito a los hombres que iban a vender, por lo que el tema de la esclavitud y los derechos sociales estarán presentes en todo el film. Belle es una película de bella factura (impresionante vestuario y ambientación), que se queda a medias en cuanto a guión e interpretación: no se define una línea argumental demasiado clara, dando bandazos entre el romanticismo y el thriller judicial sin rematar ninguno,  y algunos personajes que podían haber dado mucho de sí aportan más bien poco... A pesar de todo me gustó y la recomiendo para pasar una tarde entretenida. 


Hacía bastante que no veía ninguna película de animación y me decanté por una que llevaba muchos meses en mi  lista de pendientes: 5 centímetros por segundo. Con tan sugerente título y el entusiasmo de mi hermana, a la que le encantó este anime, me esperaba bastante, pero me llevé una decepción; definitivamente esta película no era para mí. 5 centímetros por segundo cuenta la historia de un amor que nace en la adolescencia y que tiene que hacer frente a la distancia: narrada en tres partes, como si de un haiku se tratara, va desarrollando las distintas fases que atraviesan Takaki y Akari... Si bien la primera parte me gustó, pues introducía la acción y mostraba un poco el inicio de ese amor tan  apasionado, las otras dos partes me parecieron un peñazo: en el segundo capítulo la historia se centra en una chica enamorada de Takaki que sufre en silencio el ser ignorada por el muchacho y la tercera directamente me pareció un despropósito que prefiero no comentar porque me indigno yo sola. Los valores artísticos de esta película son muy altos, ya que los dibujos son de una factura bellísima, pero el lirismo del film me ha parecido impostado  y no he conectado con él.


La última película de septiembre fue El topo, una cinta que quería ver desde que se estrenó y a la que no le he podido acceder hasta ahora. Con un cartel de lujo, donde están reunidos muchos de los mejores actores británicos de la actualidad, un guión basado en un best - seller de Le Carré y una ambientación cuidada hasta el más mínimo detalle,El topo presenta credenciales suficientes para ser una película muy a tener en cuenta. A pesar de encontrarnos ante un relato de espías en plena Guerra Fría no presenciamos una acción trepidante y llena de "fuegos artificiales", sino todo lo contrario: El topo es una película muy pausada en la que se masca la tensión a cada segundo y donde todos los detalles son importantes; cada matiz, cada inflexión, cada minúsculo cambio puede tener un papel determinante en el cómputo final. Averiguar quién es el topo que pasa secretos al enemigo puede no resultar complicado si estamos atentos, pero atar todos los cabos y apreciar los pequeños matices de la historia sin perder de vista las magníficas interpretaciones que le dan vida supone un reto delicioso. Personalmente, creo que dentro de no mucho le daré un revisionado para enterarme de aquello que creo que me perdí.


Estoy viendo varias series a la vez, así que sólo les voy a comentar la última que he dado por concluida: True Blood. Empecé a verla cuando se estrenó únicamente porque era obra del creador de A dos metros bajo tierra (serie que me parece imprescindible), pero no tenía mucha confianza en que me fuera a gustar. Sin embargo, le fui cogiendo gustillo y las primeras temporadas eran tan originales, tan impregnadas del Sur estadounidense y con tanta crítica subliminal a muchos de los problemas actuales que me acabó enganchando; esto, mezclado con un humor negrísimo y algún actorazo guapetón que mostraba cacha le daba muchos puntos. Pero todo acabó saliéndose de madre: Alan Ball dejó la serie  y ésta degeneró de tal manera que al final sólo era un cúmulo de locas escenas de sexo gratuito y guiones que daban mucha pena... Dejé de llevar la serie al día y me daba un poco igual lo que pasara, pero decidí terminarla de una vez porque me dijeron que el final era malísimo y me daba curiosidad: no me pareció tan horroroso como me lo habían pintado pero sí decepcionante... Creo que lo mejor hubiera sido abandonar la serie en la cuarta o quinta temporada, cuando estaba en su mejor momento: me hubiera ahorrado tramas insustanciales y ahora tendría mejor sabor de boca, pero estas cosas pasan, ¿no?


Bouf! Me ha quedado una entrada más larga de lo esperado, pero es que ¡he visto muchas cosas en septiembre! En fin, espero que no se hayan aburrido y que hayan anotado alguna de las pelis que me han gustado, que creo que merecen la pena. ¡Feliz domingo! ;)

Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer.

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Hola a tod@s!

Nunca pensé que aquel día de julio en el que deambulaba por la biblioteca municipal haciendo tiempo mientras esperaba a mi cita me iba a deparar uno de los descubrimientos más sorprendentes en lo que va de año en cuanto a vida lectora se refiere. Andaba yo enfrascada en las estanterías centradas en el final del abecedario cuando tropecé con un autor que siempre me había llamado la atención, pero cuyo nombre era asociado por mi cerebro con lecturas soporíferamente densas: David Foster Wallace. Siempre quise leer algo suyo, pero  el culto a su personalidad por parte de ciertos círculos literarios elitistas me hacía pensar que yo no iba a estar a la altura de este héroe del postmodernismo, que no iba a captar la complejidad de sus escritos...  Aquel día dejé la cobardía en el armario y decidí llevarme a casa una obra suya, aunque fuera una corta, para quitarme de encima la espinita que tenía clavada con este escritor. El libro elegido para tal menester fue Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer; supongo que el calor veraniego y la imposibilidad de salir de mi isla  me dieron el empujón definitivo para embarcarme en esta historia y en el crucero protagonista: nada mejor que un incisivo ensayo sobre la vida ostentosa en alta mar para suplir la falta de unas anheladas vacaciones....


Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer es una colección de artículos encargados y  publicados por la revistaHarper´s en los años noventa, que narran la particular odisea de Wallace en un crucero de lujo. Lo que se podía haber quedado en un publirreportaje más o menos encubierto sobre los placeres de una travesía caribeña acaba convirtiéndose en una crítica mordaz al consumismo desaforado, al turismo de masas y, en general, a una sociedad infantilizada hasta el extremo que el autor mira con desdén desde un primer momento, aunque lentamente, casi sin darse cuenta, acaba formando parte de ese mundo que aborrece, generándole un conflicto personal algo surrealista que resultará hilarante para el lector.


Todo comienza cuando nuestro protagonista (el propio David Foster Wallace), un escritor que se nos figura algo snob y sabelotodo, espera en el muelle el momento de su embarque; tras hablar promenorizadamente de las vacuas promesas de felicidad que sugiere el catálogo, de la mala idea que tuvo la revista al enviarlo a él a hacer este reportaje y de lo poco que le apetece el plan, expone el concepto de "boviscopofobia", que es el miedo a ser visto como una vaca. Wallace comienza a asumir que formará parte del ganado que nutrirá el megacrucero y se dedica a analizar hasta la extenuación todos los elementos que promoverán dicha metamorfosis: las observaciones que realiza sobre el resto de pasajeros, demasiado viejos, demasiado caprichosos, demasiado insustanciales, nos llevarán a obtener una panorámica general no sólo sobre la clase de gente que ha pagado una fortuna por unos cuidados exquisitos, sino también sobre la propia personalidad algo neurótica del autor, que dota a este ensayo de un carisma singular. Una vez dentro del barco hablará largo y tendido de toda la fauna que allí se encuentra, formada por los peculiares pasajeros con los que comparte mesa y por una tripulación eficiente que esconde tras su Sonrisa Profesional muchas de las miserias que viven cada día los empleados encargados de preservar este paraíso sobre las aguas.


Si el libro destaca por algo es por la manera en la que el autor cuenta esta historia aparentemente intrascendente; Wallace convierte un idílico crucero por el Caribe en un relato lúcido y cargado de humor inteligente, dotándolo de una personalidad única. La agudeza del escritor para contar su experiencia y su narrativa, rica, descriptiva y nada apabullante hacen que el lector sea partícipe del mundo "marciano" que describe Wallace, sintiendo su misma sorpresa ante esa necesidad de sentirse cuidado y mimado hasta el extremo y similar inquietud sobre cómo vivir en un universo tan servicial que deshumaniza, mutando a centenas de adultos hechos y derechos en niños indefensos que deben ocupar su tiempo en actividades lúdicas rigurosamente programadas y cuyos deseos han de ser cumplidos de inmediato. El autor carga el texto de agudos comentarios cómplices que más de una vez nos provocan la sonrisa o directamente la carcajada, puesto que verdaderamente tiene un don innegable para la ironía, sin dejar de lado una crítica sutilmente feroz. El texto, además, está plagado de notas al pie de página que quizás ralentizan un poco la lectura, pero que le dan un sabor único y acentúan su carácter irreverente.


No he querido abundar en esta reseña en pasajes concretos del libro o profundizar en las manías particulares del escritor dentro del barco (su paranoias pueden resultar desconcertantes), porque creo que es mejor que cada uno descubra por su cuenta, sin demasiadas pistas previas, el particular microcosmos que David Foster Wallace recrea en este corto ensayo. Soy consciente de que ésta es una lectura algo fuera de lo común por su tema y su tono y quizás a no muchos les convenza a primera vista, pero para mí ha sido una auténtica y agradabilísima sorpresa que no dudo en recomendar: me divirtió, me mantuvo pegada a sus páginas, me hizo reflexionar sobre muchas de las estupideces en las que vivimos inmersos sin darnos cuenta y, lo más importante, me abrió la puerta hacia la obra de un autor sobre el que tenía muchos prejuicios y al que ya estoy deseando volver a  leer. Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer es una lectura original y distinta, que quizás no conecte con todo el mundo, para qué nos vamos a engañar, pero que creo que quien logre hacerlo disfrutará de una obra condenadamente bien escrita, inteligente, punzante y cargada de dobles sentidos que hará que nunca vuelva a ver ni los cruceros de lujo ni la literatura de no ficción de la misma manera.

Pero, por supuesto, toda esta conducta mía ostensiblemente dirigida a distinguirme de los demás está motivada a su vez por una preocupación consciente y ligeramente condescendiente acerca de la imagen que doy a los demás que es (la preocupación) cien por cien propia de los americanos adinerados. Parte de la desesperación general de este crucero de lujo es que no importa lo que haga, no puedo alejarme de mi americanidad esencial y nuevamente desagradable. Esta desesperación alcanza su clímax en puerto, mirando algo de lo que no puedo evitar formar parte. No importa que esté aquí arriba o ahí abajo, soy un turista americano, y por tanto ex officio corpulento, rollizo, rubicundo, escandaloso, tosco, condescendiente, ensimismado, malcriado, preocupado por su aspecto, avergonzado, desesperante y codicioso: la única especie de bovino carnívoro que se conoce en el mundo

Vinieron para quedarse... (XVII).

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Hola a tod@s!

Toca hoy el turno de enseñar los libros que llegaron a casa en septiembre, que fueron muchos menos que en los meses anteriores, para tranquilidad de mis fatigadas cartera y estantería. Antes de presentarles los títulos, quiero aprovechar para ponerme una medallita porque NO HE COMPRADO NINGÚN LIBRO!!!!! Desde el 1 de agosto no he gastado nada en literatura y mi paso por las librerías ha sido meramente cotillístico... Ha sido duro, porque mira que hay novedades interesantes a las que quiero hincarles el diente, pero creo que tras la locura veraniega era necesario un periodo de desintoxicación. Juzguen ustedes si ha sido suficiente y díganme si quedo absuelta, para así poder comprarme alguna cosilla este mes sin remordimientos...


La mayoría de los libros que conseguí en septiembre fueron gracias a sorteos ganados en los últimos días de verano, cuyos premios llegaron a principios de mes. La excepción son dos novelas que me enviaron amablemente las editoriales: el ya reseñado 39 cafés y un desayuno, de Espasa (que no muestro porque se lo adjudicó mi hermana en propiedad) y Emily la de Luna Nueva, de Toromítico, un libro genial del que espero hablarles dentro de poco. Gracias al blog Book Diary gané un ejemplar de Imagina que ya no estoy, uno de esos libros con viaje iniciático incluido que me apetece bastante leer. 


La suerte me siguió sonriendo y gracias a los blogs de Laky y Margaramon me hice con dos libros la mar de interesantes: por un lado, El amo del fuego, que trata el tema de los viajes en el tiempo (una de mis debilidades literarias) y por otro, El paso de la hélice, historia con toques de metaliteratura que me atrajo desde el primer momento y sobre la que tengo altas expectativas; ¡espero no salir escaldada!


Por último, una sorpresa: en verano participé en un concurso que la editorial Gigamesh proponía en Facebook y cuyo premio era la segunda temporada en DVD de la serie Juego de Tronos, siendo el único requisito explicar cómo habías conocido la saga y a quién se la recomendarías. Como empecé a leer las novelas mucho antes de que la serie se empezara a rodar, conté quién me los había presentado y cuál había sido mi experiencia hasta el momento, pero supuse que mi comentario se perdería entre el mar de gente que participó en este sorteo... Curiosamente mi anécdota y recomendación resultaron ganadoras, con lo que me dio un subidón increíble, pues no sólo conseguí los DVD´s, sino que era la primera vez en mi vida que ganaba algo por Facebook, cosa que dicen es prácticamente imposible. Tardó varias semanas en llegar mi paquete y, cuando lo hizo, fue con un extra añadido: la editorial incluyó el primer tomo de la saga Canción de Hielo y Fuego, que a estas alturas ¡lo tengo por tripitido! En fin, aunque ya poseía doblemente el libro me encantó el detalle y ya ingeniaré algo para hacer con él y que no se quede sin lector...


Mis estanterías virtuales también engordaron en septiembre gracias a la editorial NextChap, que me envió por iniciativa propia cuatro de los libros de su catálogo: Cuando deje de brillar, Con tu escudo o sobre el, El Club Byron y LBB. Sinceramente, no los conocía con anterioridad pero las sinopsis de algunos me han llamado bastante la atención y creo que pueden ser lecturas entretenidas. Lo que no sé es cuándo les haré hueco, pues tengo una lista enorme ebooks pendientes y no pretendía seguirla aumentando hasta que no leyera algunos de los que me esperan...

Pues nada, amig@s, esto es todo por hoy. No me digan que no he sido buena: casi ni he pisado una librería y cuando lo he hecho me he sabido contener... Aún así han llegado a casa libros interesantísimos de los que espero ir hablando poco a poco. ¿Hay alguno que les atraiga especialmente? ¿Qué libro se comprarían ustedes ahora mismo si se hubieran contenido durante más de sesenta días? ¿Dónde están los erizos de esta entrada?

¡Feliz fin de semana, abrazos! :)





Xingú.

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Hola a tod@s!

Esto de tener un blog literario hace que afloren manías de lo más raritas; si ya como lectora tenía mis supersticiones particulares (leer a determinados autores en una época concreta del año, no repetir género literario en dos lecturas seguidas, etc.), esta bitácora ha hecho que me surjan algunos tics incomprensibles que hay que calmar para mantener mi trastorno obsesivo - compulsivo a raya. Una de mis actuales fijaciones es la de llenar espacios: me estresa mucho entrar en las páginas de este blog donde recopilo los libros y autores que he leído y ver que hay letras que aún no he hollado, mientras que otras están sobrerrepresentadas... Puede que nunca encuentre una sugerente novela cuyo título comience con una solitaria "J" y se me hace harto difícil conseguir una "Ñ" en mi colección de apellidos de autores, pero no desistiré: aunque oficialmente no me he apuntado en ningún reto relativo, esto se ha convertido en algo personal. En busca de un buen libro que completara mi colección de letras huérfanas descubrí Xingú, una pequeña novelita que supuso un flechazo en toda regla: más allá de su exótico título, la edición de Contraseña me enamoró, el dibujo de Sara Morante me cautivó y la autoría de Edith Wharton me convenció de que debía hacerme con un ejemplar: ya no era sólo cuestión de rellenar un hueco estéticamente en el blog, sino también de saldar una deuda con una escritora de la que poseo varios libros y a la que nunca me había atrevido a leer. 


El Club del Almuerzo es una distinguida sociedad en la que las damas más eminentes de Hillbridge se reúnen para hablar de sus últimas lecturas y de los más variados temas culturales, demostrando así su erudición y superioridad intelectual y burlándose veladamente de aquellos que no llegan a su nivel. Al enterarse de que la famosa escritora Osric Dane va a visitar la ciudad, mueven todos los hilos posibles para que ésta asista a una de sus reuniones y así demostrarle lo versadas que están en su obra... Pero la escritora no es tan receptiva al halago fácil y la frivolidad como ellas pensaban, generando un ambiente algo incómodo para todas que sólo se romperá cuando la discreta y poco valorada señora Roby hable apasionadamente de Xingú, dándole un vuelco a la situación de lo más curioso. 


Las protagonistas de esta historia e integrantes del prestigioso Club del Almuerzo son cuatro señoras (Ballinger, Plinth, Levert y Roby) y dos señoritas (Van Vluyck y Glyde) que, como bien dice la primera frase del libro "persiguen la Cultura en cuadrillas, como si fuera peligroso encontrársela a solas"; parece que como sociedad cultural su único interés es soltar más datos que las demás, demostrando así una superficialidad apabullante que es recibida con aplausos por el resto. La señora Ballinger es la que lleva con mano de hierro las riendas de este grupo, siendo el modelo a imitar: vanidosa, engreída, snob y quisquillosa, se hace lo que ella quiere según su voluntad, aunque el resto de integrantes, secretamente, esté en desacuerdo con sus decisiones. El verso suelto de esta pandilla es la señora Roby, la última en llegar al club: fue admitida por los buenos comentarios que hizo un amigo de estas señoras en público pero, con el paso del tiempo, ha resultado ser todo un fiasco; no parece interesada en seguir las imposturas que rigen al grupito y su carácter alegre y despistado parece irritar al resto de damas. La oportunidad de que el Club del Almuerzo se muestre en todo su esplendor llega con la visita de Osric Dane, una escritora de éxito a la que la invitación de estas señoras no le resultará particularmente emocionante, demostrando durante la reunión con las mismas una actitud fría y condescendiente que parece no sucumbir al peloteo desaforado. La señora Roby, que es el único personaje realmente auténtico de este pequeño relato, aprovechará la tensa situación que se genera para dejar en evidencia tanto a sus falsas compañeras de tertulia como a la pedante escritora, sacando el tema de Xingú a colación y dejando fascinado al auditorio: Osric Dane queda anonadada ante su disertación y las demás no dudan en subirse al carro del discurso que da la señora Roby, aunque cuando todo termina y hablan entre ellas de la velada se dan cuenta de que de Xingú tienen más bien poca idea y de que quizás la amable y atontada señora Roby se ha burlado de ellas delante de sus narices...


Edith Wharton perpetra una historia bastante clásica, con una presentación, nudo y desenlace bien definidos, que trata un tema que considero original para la época de la que hablamos (principios del siglo XX): las falsas apariencias o, como muchos dirían hoy en día, el postureo. Las integrantes del Club del Almuerzo son un grupo de señoras aburridas y sin nada mejor que hacer que utilizan la cultura como santo y seña con la que identificarse, aunque en realidad tengan poco interés real por ella. Todas estas señoras en sus debates se limitan a repetir frases manidas, afirmar con más o menos convicción las opiniones de otros, parlotear acerca de lo divino y lo humano sin demasiado espíritu crítico  y sin que ni siquiera les interese, pues se supone que es lo que queda bien de cara a los demás, lo que las hace diferentes aunque sólo sea una fachada. En el club no pueden existir opiniones que se salgan del guión. nadie puede tener personalidad propia: la jerarquía de manada es implacable y si las integrantes quieren seguir formando parte de esta selecta comunidad, han de plegarse al protocolo.  La evidente crítica que realiza la autora a esas damas de la alta sociedad que pretenden sentar cátedra desde la superficialidad más absoluta se refleja con unos diálogos sutiles pero venenosos, donde las descripciones de los personajes no dejan lugar a duda hacia qué tipo de personas tira la autora sus dardos. Al mismo tiempo Wharton también le mete caña a sus colegas de profesión, con el papel que le da a la escritora Dane, una autora pedante que desde su atalaya moral mira con desprecio a este grupo de mujeres reunidas para honrarla, sin que surja de su parte la intención de mostrarles su obra desde otra perspectiva. La señora Roby le sirve a Wharton para darles una lección a todas ellas y reflejar con sinceridad el mundo del que ella misma formaba parte: a través de unas  conversaciones ágiles y una astucia digna de aplauso, la autora hace de esta historia un pequeño y simpático teatrillo que conserva actualmente toda su vigencia y que despierta la sonrisa cómplice en el lector al comprender qué hay realmente detrás de Xingú.


Xingú es una obra que destaca por su prosa amena, su trasfondo sarcástico, su elegante puesta en escena y su franca lucidez: me alucina que en tan pocas páginas la autora haya criticado a tantos tipos de personas (culturetas de pacotilla, escritores cargantes, ricachones engreídos) con tanta gracia como es el caso. A todo esto hay que añadir una cuidada edición por parte de Contraseña,  que incluye un interesantísimo prólogo en el que se habla de la vida y obra de Wharton de una manera clara y concisa y también unas preciosas ilustraciones realizadas por Sara Morante que son absolutamente deliciosas y que dotan de un carácter único a esta pequeña novela que adquiere la categoría de tesoro dado el mimo con el que se ha publicado. Xingú tiene, para mí, el "factor X" que todo buen libro ha de tener: se trata de una historia interesante, bien escrita, con personajes definidos y con una doble lectura que enriquece su sencillo argumento; es, sin duda, un caballo ganador. Si pese a todo no te he convencido para que te acerques a este texto ¿de verdad quieres seguir viviendo sin averiguar qué significa Xingú? Creo que este es un argumento más que suficiente para darle a este librito su merecida oportunidad. 

- No le aconsejaría yo leer "Las alas de la muerte" con ese espíritu. Por mi parte, existiendo tantos libros que deben leerse, no entiendo dónde se encuentra tiempo para los que son un mero entretenimiento. 

La rastreadora.

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Hola a tod@s!

Me gusta leer y en principio leo de todo, pero reconozco que a veces soy demasiado clásica y me quedo estancada en el "sota, caballo y rey" de mis géneros favoritos, sin darle oportunidades a otros libros que se salen de mi dieta habitual. Sin embargo, de vez en cuando me apetece probar cosas distintas, lecturas que no parecen cuadrar del todo con mis temas predilectos pero que tienen algo que me llama, algo que me hace pensar que no debo perderme esa obra en concreto. Esto me pasó con el libro que hoy les traigo, La rastreadora, de Antonio Lagares: empecé a leer múltiples reseñas que señalaban su originalidad, sus peculiares protagonistas, su interesante punto de partida y el gusanillo me picó. A priori el matiz de "thriller psicológico" me atraía, pero algunas alusiones que relacionaban la novela con el género de terror me echaban para atrás: no soy nada dada a las historias de miedo y temía que esta me acabara espantando, pero pudo más la curiosidad por descubrir qué era eso tan indefinible que todos señalaban  que mis fantasmas interiores, por lo que me dispuse a acercarme a este libro con cautela pero también preparada para enfrentarme y disfrutar, a ser posible, de una lectura que me habían avisado que se salía de lo habitual.


Miguel es sin techo que pasa sus días refugiado en la puerta de una iglesia, donde ha establecido su cuartel general. Tras esta fachada se esconde un hombre que ha perdido su alma a causa de un terrible acontecimiento ocurrido durante su niñez, que lo ha convertido en un ser sin conciencia ni empatía y  lo ha llevado a un abismo del que parece que será imposible que salga. Ante el potencial peligro que supone una mente tan torturada como la suya para la sociedad se le encarga aÉlyran, una Rastreadora de mentes, que controle a éste individuo y analice sus movimientos, con el fin de prepararlo para realizar un ajuste en su psique que lleve a Miguel a ser consciente  de todo el mal que hay en su ser y así intentar desactivar completamente esa crueldad que lleva dentro.


La historia se nos presenta en un principio como un pulso entre Élyran y Miguel: ella es una joven que lleva mucho tiempo ejerciendo como Rastreadora y cree que es el momento de dar un paso más en su carrera y convertirse en Ajustadora Principal, por lo que se vuelca de lleno en este caso. Élyran nos demuestra que conoce la teoría al dedillo: va contándole al lector los pasos que sigue en cada momento para actuar con Miguel, desde que le asignan el caso hasta que surge un contacto estrecho  entre ellos que hace que se traten con más familiaridad. Élyran se muestra como una Rastreadora segura, con mucho aplomo y con una determinación de hierro por lograr su objetivo y ascender. Pero Miguel, que parece ser una presa fácil por su aparente desamparo, le demostrará que no es tan simple someter su perturbado cerebro, endureciendo este duelo aparentemente sencillo y convirtiéndolo en un mano a mano del que tan sólo uno puede salir victorioso; la duda sobre quién logrará imponerse se cernirá sobre el lector  durante buena parte de la novela.


El autor utiliza la primera persona como voz principal de este libro: será Élyran la que nos vaya narrando desde su punto de vista cómo prepara el terreno para encontrarse con Miguel y una vez que entran en contacto, cómo se desarrolla esa relación. Élyran utiliza un lenguaje muy técnico, cargado de conceptos que definen su trabajo y que al lector al principio le costará asimilar, aunque finalmente los asumirá sin problemas. Por contra, Miguel utiliza un vocabulario muy grosero y desagradable, que subraya su vocación de antagonista: Lagares construye un personaje repugnante no sólo basándose en la oscuridad de su mente, sino con unos diálogos y acciones que lo hacen verdaderamente odioso; a esto se le añaden constantes alusiones por su parte a la religión cristiana que me han parecido excesivamente cargantes. La narración no se caracteriza por tener un ritmo rápido, incluso en ocasiones se queda algo estancada, pero esta parsimonia transmite a la perfección una sensación de creciente claustrofobia que nos acompañará a lo largo de todo el libro. A ello se suma una fuerte tensión psicológica que se va agravando durante toda la historia y que tendrá dos puntos culminantes: uno, a mitad de la obra, donde la lucha entre Élyran y Miguel será tan encarnizada que tendrá que intervenir el Ajustador Principal en el caso y otro al final del libro, cuando toda la angustia acumulada desemboca en una conclusión quizás algo previsible, pero de enorme intensidad.


La lectura de La rastreadora ha sido toda una experiencia: como comentaba antes, no es lo típico que suelo leer y eso me hizo ir al principio con pies de plomo, de hecho, no se puede decir que lo leyera de un tirón, sino que más bien me acompañó durante algunos meses combinado con otras lecturas, básicamente porque creo que hay que tener una mente abierta y receptiva para enfrentarse a una historia así, y a veces uno prefiere algo  más ligero que no le complique mucho la vida. Sin embargo, una vez que tuve el espíritu apropiado para enfrentarme a la historia y, sobre todo, cuando llegué al gran giro argumental de la novela (que logró pillarme totalmente desprevenida), no pude dejar de leer, a pesar de lo duro que se vuelve el libro para mostrar el despotismo de Miguel y cómo su mente es capaz de dominar incluso al más preparado para derrotarla. La rastreadora es una historia que gustará especialmente a aquellos lectores dispuestos a desentrañar trucos psicológicos, a los que disfruten de personajes fuertes en situaciones límites y a los que quieran averiguar cuál es el precio que hay que pagar por carecer de moral y remordimientos.

Te repito que soy una creación tuya. Me ves porque deseas verme, nada más. Todas mis represiones son las tuyas…, mis miedos son los tuyos, incluso tus recuerdos son mis recuerdos. Tú no sabes nada de mí, y sin embargo, de ti lo sé todo. ¿Comprendes el significado de todo?
Agradezco al autor el envío del ejemplar.

Emily la de Luna Nueva.

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Hola a tod@s!

Si hay algo que marcó a la mayoría de niños españoles nacidos en la década de los ochenta fueron las sesiones maratonianas de dibujos animados que echaban por la tele a la hora de la merienda y los fines de semana, que nos dejaban hipnotizados durante horas: Los Mosqueperros, Los Trotamúsicos, La vuelta al mundo de Willy Fog,Los Fruittis, Oliver y Benji,Tiny Toons... Yo, que vivía en un pueblecito perdido entre las montañas igualito que  Heidi, me calé todas las series de dibujos que pude, pero parece ser que me salté una: no recuerdo haber visto jamás Ana de las Tejas Verdes. Por eso, cuando hace poco salió una preciosa edición de este clásico de la literatura juvenil, casi tuve que pasar por las reseñas disculpando mi ignorancia por desconocer totalmente al personaje: me sonaba el nombre, pero, la verdad, la tenía medio confundida con Pippi Calzaslargas, ilustre pelirroja a la que nunca acabé de tragar. El entusiasmo generado en torno a esta obra de L. M. Montgomery hizo que me propusiera acercarme a alguno de sus libros, aunque cuando me enteré de lo larga que era la saga de Ana me desanimé bastante... Y entonces conocí a Emily la de Luna Nueva, otra creación de la autora mucho menos famosa que la niña de Anvolea que capturó mi atención inmediatamente. El único problema que veía para leer esta obra era que estaba descatalogada en castellano desde hacía muchos años, pero curiosamente los astros se alinearon y Toromítico decidió darle una oportunidad a esta historia con una edición muy bella que no me quise perder: era una oportunidad perfecta para acercarme a Emily sin tener que compararla con Ana, lo que al parecer es bastante difícil dada la popularidad de esta última.


Emily Byrd Starr es una niña pobre pero feliz: vive con su padre y sus dos gatitos en "la casa de la hondonada", algo alejada de cualquier núcleo poblacional, pero no siente que le falte de nada. Emily es huérfana de madre y no conoce a otra familia que no sea su progenitor, pero éste es un hombre generoso que la adora y la anima a imaginar, a escribir, a crear, dándole alas para que tenga fe en sus sueños. Por desgracia su padre muere a causa de una grave enfermedad y Emily queda a merced de lo que los  Murray, su estirada familia materna con la que nunca se ha relacionado, decidan hacer con ella. Los Murray sortearán entre ellos la guardia y custodia de Emily quedando bajo la responsabilidad de la estricta Tía Elizabeth, que vive en la magnífica granja Luna Nueva junto con su hermana Laura y el primo Jimmy. Emily tendrá que abandonar la casita compartida con su padre y la mayoría de  los recuerdos de su infancia para trasladarse a la desconocida Luna Nueva, donde deberá acatar unas rigurosas reglas que se oponen a la libertad que su padre le otorgaba. A pesar de este cambio radical en su vida, Emily irá poco a poco adaptándose a su nueva situación: se habituará a Luna Nueva, hará amigos, aprenderá a querer a esos que la han adoptado a pesar de su frialdad inicial y se las ingeniará para seguir alimentando su sueño de ser escritora, aunque muchos se burlen de esta pasión.


Emily es la protagonista absoluta de este libro: se trata de una niña de 11 años sensible, inteligente, soñadora y con un fuerte temperamento: no vamos a encontrar a una chiquilla tranquilita que se resigna a hacer todo lo que le dicen, sino a una jovencita valerosa que se enfrenta a lo que ella cree que es injusto y no se calla ante las arbitrariedades. El carácter de este personaje me ha encantado, precisamente por la gran personalidad de la que hace gala: me he encontrado con otros clásicos juveniles donde los niños son angelitos perfectos e insulsos que parecen muñequitos sin gracia ni voz propia, pero Emily no es así; ella es imperfecta, gruñona en ocasiones, pero con un gran corazón y nobleza que la convierten en un personaje tridimensional a quien da gusto conocer. Emily se relacionará principalmente con sus tías Laura y Elizabeth, que son polos opuestos: Laura es un dechado de dulzura que se amilana fácilmente ante las órdenes de su estricta hermana mayor,  Elizabeth, mientras que ésta es una mujer severa, orgullosa, muy chapada a la antigua y vigilante de que el apellido Murray conserve toda la dignidad de antaño, aunque la familia haya perdido gran parte de su esplendor en los últimos tiempos. Emily también tendrá gran relación con el primo Jimmy, un hombre al que todos menosprecian por su simplicidad y con sus amigos Ilse, Teddy y Perry, muy distintos todos ellos entre sí y cada uno con sus problemas particulares, pero que conforman una pandilla excepcional que ayudarán a Emily a hacer de Luna Nueva su hogar.


L. M. Montgomery hace uso de una prosa sencilla pero cargada de matices para contarnos la vida de Emily: combinará el uso de un narrador omnisciente con cartas escritas por la propia muchacha para desarrollar la historia, dotándola de un carácter muy especial. Las epístolas que escribe la niña están dirigidas a su difunto padre y nos dan a conocer en primera persona su pensamiento, inquietudes y anhelos: son cartas que se mueven entre la ingenuidad y la melancolía, presentándonos a una chica muy madura para su edad, algo indómita (tiene prohibido escribir y lo sigue haciendo a escondidas) y  con unas ganas enormes de comerse el mundo y triunfar como poetisa. En este aspecto, Emily nos va dejando muestras de los versos que escribe y  alguna descripción sobre cosas que le fascinan, que subrayan su gran creatividad y sensibilidad artística, aunque también deja testimonio de las terribles faltas de ortografía que comete y que van mejorando a medida que crece, comienza a ir a la escuela y continúa escribiendo. Me ha gustado mucho que en esta edición se recojan esos "horrores ortográficos", que ciertamente duelen a los ojos, pero que forman parte de cómo es la niña protagonista y la hacen más cercana.  Montgomery no ha pretendido en esta obra contarnos una historia de trepidantes aventruas infantiles, sino que ha querido dibujar el día a día de una muchachita que está creciendo y que ha de hacer frente a diferentes dificultades que quizás todos hayamos experiementado alguna vez, aunque estas no sean particularmente excepcionales. A través de una narración sugerente y cautivadora la autora consigue que, aunque no se narren grandes hechos, no queramos permanecer alejados de Emily durante mucho rato: la cuidada y vibrante ambientación y el magnetismo de los personajes  son más que suficientes para que nos apetezca pasar tiempo en Luna Nueva sin necesidad de giros imprevistos o argumentos pasados de rosca.


Emily la de Luna Nueva es un libro que me ha encantado: me ha retrotraído a mi infancia y he disfrutado mucho de la vida de esta niña con la que me sentí muy identificada en numerosas ocasiones. Me ha gustado mucho el respeto con el que Montgomery trata a la protagonista, a la que no menosprecia por ser chiquita, sino que le da un lugar y una voz propia con la que se puede expresar y mostrarse tal como es, sin la condescendencia con la que muchos adultos tratan a los más pequeños. Me he sentido muy a gusto en Luna Nueva por ser un lugar excepcional, descrito con mucho mimo y que resulta casi táctil gracias a la precisión con la que la autora habla de él. He experimentado con Emily el miedo al cambio, la incompresión que sufre, la incertidumbre de hacerse mayor, los "destellos" de belleza que a veces le llegan y que la dejan en estado de trance: realmente he armonizado con esta niña canadiense de principios del siglo XX sin ningún tipo de problema, pues quitando el contexto y la estética, las tribulaciones de Emily no son muy distintas a las que puede experimentar hoy en día cualquier chica de entre 11 y 13 años. Me hubiera encantado conocer a Emily cuando ambas compartíamos la misma edad, porque estoy casi convencida que se habría convertido en una buena amiga y su historia en mi libro de cabecera... De todas formas, aunque llega casi 20 años tarde, Emily la de Luna Nueva es una novela con la que he conectado  y que va mucho más allá de su vocación de libro juvenil para convertirse en un excelente ejemplo de clásico atemporal que trasciende la edad prescrita: les invito a todos a que le den una oportunidad, pues estoy segura de que les sorprenderá agradablemente.
De cualquier modo, no penaba por Rhoda, sino por la amistad que siempre le fue tan preciada. Rhoda había sido adorable y dulce, al menos en la superficie, y Emily encontró una honda felicidad en su compañía. Todo eso había desaparecido y nunca , nunca más, podría volver a querer a nadie ni a confiar en nadie. Ahí era donde estaba el daño. 

Agradezco a Toromítico el envío del ejemplar. 

24 de Octubre, Día de la Biblioteca.

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Hola a tod@s!

No soy una persona a la que le fascine conmemorar días especiales: el año está plagado de efemérides que celebran o pretenden concienciar sobre una enorme variedad de temas y muchas veces me pregunto si realmente sirven para algo... Pero el día de hoy es especial porque es el Día de la Biblioteca* y como lectora empedernida y amante de estos mágicos lugares, no quería dejar pasar la ocasión para hacer un humilde homenaje en mi blog a esta institución que tanto me ha dado.


Las bibliotecas llevan entre nosotros más de 4000 años, que ya es decir. En Mesopotamia se situaban en el interior de los templos y servían también como archivo: allí se guardaban los primeros "libros", realizados en tablillas de barro, que seguro le daban un aspecto muy particular a las estanterías. En Egipto las bibliotecas se denominaban "Casas de la Vida" y era allí donde los escribas trabajaban, copiando y coleccionando obras de todo tipo que transcribían en delicados papiros con su preciosa escritura característica.


Grecia fue la civilización antigua que más apoyó a estas instituciones y la que nos ha legado el modelo en el que se basan nuestras bibliotecas: el amor por el saber y por la cultura llevó a que se construyera la más mítica biblioteca de todos los tiempos, la Biblioteca de Alejandría. En ella no sólo se hallaban instalaciones para custodiar y estudiar los textos de todo el mundo conocido que albergaba, sino que también poseía laboratorios, jardines, "salones de actos" e incluso un pequeño zoológico, mostrando ya desde aquel entonces la vocación multifuncional que deben tener estos  espacios. Desgraciadamente la Biblioteca de Alejandría desapareció tras un grave incendió y con ella se perdieron para siempre obras únicas de un valor incalculable.


Roma funda las primeras bibliotecas públicas (aunque no accesibles a toda la población), con secciones separadas para textos griegos y romanos. En la Edad Media las bibliotecas caen en declive y quedan reducidas a los centros religiosos: tras los gruesos y oscuros muros de los monasterios se suelen encontrar tesoros maravillosos en forma de libro: éstos adquieren definitivamente su apariencia actual y contarán en su interior con hojas de pergamino exquisitamente trabajadas a base de miniaturas que le dan a los ejemplares la categoría de joya. 


La Edad Moderna trajo la imprenta y la recuperación de la cultura clásica: la combinación de ambos elementos hizo que las bibliotecas se hicieran más necesarias que nunca. Las grandes familias entendían la posesión de una biblioteca propia como signo de distinción y por ello invirtieron mucho capital en adecuar parte de sus casas para que cumplieran esta función o patrocinaron la construcción de bibliotecas independientes para que los eruditos pudiesen hacer uso de ellas. Las Universidades y las familias reales de toda Europa se preocuparon también por crear grandes bibliotecas bajo su patrocinio, intentando recopilar la mayor parte del saber escrito que estuviera a su alcance. En el siglo XIX surgen las bibliotecas auténticamente  públicas, a las que pueden acceder todos los ciudadanos sin distinción de clase y en el siglo XX el modelo se consolida, extendiendo la idea de que cualquier ser humano tiene derecho al conocimiento y a la libre información independientemente de su sexo, raza o distinción física o social. 


Ahora, ya entrados en el siglo XXI, considero que las bibliotecas, al menos en España, está en crisis: han pasado de ser una herramienta de conocimiento, realización personal y difusión cultural a ser un elemento políticamente molesto, que "no genera riqueza ni beneficios" y que lo único que hace es "gastar recursos que se podrían invertir en otras cosas más necesarias". Les juro que cuando escucho frases como las que he entrecomillado me hierve la sangre: ¿QUE UNA BIBLIOTECA NO GENERA RIQUEZA NI BENEFICIOS? ¿QUE NO ES NECESARIA? Cómo se nota que los que dicen esto no han pisado nunca una biblioteca, no han tenido la necesidad de acudir a ellas para leer, estudiar o tan siquiera  refugiarse de la lluvia: sabrían que las bibliotecas no son precisamente el agujero negro del dinero público, sino un centro social donde cualquier persona, tenga o no recursos, puede acceder a la información libremente, saciar su curiosidad, fomentar su espíritu crítico y ejercitar su cerebro de la manera que le parezca conveniente, sin tener que resignarse a dar por cierto todo lo que le cuenten los canales oficiales. 


Supongo que la puntilla para estos centros vendrá de la mano del canon de las bibliotecas recientemente aprobado: aunque nos han vendido que el usuario no tendrá que hacer frente a este pago, las administraciones responsables de las bibliotecas (que se mantienen con dinero público, osea, que al final sí que pagamos) tendrán que asumir el costo de que cada persona saque libros en préstamo, lo que redundará en menos fondos para la adquisición de ejemplares y, por supuesto, en menos dinero para el mantenimiento de los edificios y para la contratación de personal cualificado que gestione las bibliotecas. Sin querer meterme en charcos políticos, considero que esta medida por muy de Europa que nos venga es un error y que influirá en que a partir de 2016 la piratería de libros aumente más si cabe. Yo, por mi parte, supongo que dejaré de sacar libros prestados, pues mi conciencia me impide asumir que algo que para mí es una simple afición repercuta en que mi biblioteca de cabecera tenga que hacer un esfuerzo económico que no se puede permitir, pues a duras penas ha logrado mantenerse con los recortes tan grandes que se han hecho a la cultura en los últimos tiempos. 


No quiero terminar esta mega entrada con un sabor amargo, ya que hoy es un día de celebración: sé que no todos los que me leen usan la biblioteca (a algunos les quedará lejos, a otros les dará pereza, a unos cuantos no les gustará leer libros requetemanoseados), pero les invito a que, si pueden, se acerquen a alguno de estos lugares: paseen entre los libros, déjense sorprender por títulos que nunca se hubieran imaginado que existían, tropiécense con alguna de las muchas actividades que seguro que hay hoy planeadas para celebrar el día y, sobre todo, dediquen un minuto a pensar lo que sería un mundo sin bibliotecas; nos han acompañado a lo largo de miles de años así que, en cierto modo, forman parte de nuestro ser.

Danza de Dragones.

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Hola a tod@s!

Hoy es un día especial para todos los seguidores de la saga Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin porque sale a la venta un libro muy relevante para la saga: no, desgraciadamente no es Vientos de Invierno, el siguiente tomo de estas épicas novelas, sino la enciclopedia The world of ice and fire, en la que, al parecer, vamos a conocer muchos datos interesantísimos sobre Poniente, sus familias  y probablemente nos enteremos de algunas cosillas que aún no sabíamos y que pueden ser determinantes para el futuro. Yo estoy emocionada, lo reconozco: sigo la saga desde hace muchos años y me siento muy a gusto en el universo creado por Martin. Parece ser que ahora está un poco de moda defenestrar al autor porque "se ha vendido al capital" al ceder sus derechos para televisión, porque tarda mucho en escribir sus novelas o porque le dedica tiempo a otros  proyectos pero qué quieren que les diga, me es imposible detestarlo: me hace pasar muy buenos momentos con sus historias y aunque la espera se hace eterna, tiene su parte de  encanto. Yo misma tomé medidas en su momento y decidí dosificar las cinco novelas publicadas hasta el momento para estirarlas lo más posible: hoy les traigo la última, Danza de Dragones, leída con un año de diferencia respecto a la sorprendente Festín de Cuervos; ¡pasemos a ver qué me depararon sus mil y pico páginas de acción, aventuras y maquinaciones de alto standing!


Danza de Dragones transcurre temporalmente (al menos en gran parte) a la par que Festín de Cuervos: el autor parece ser que comenzó a escribir un solo libro pero vio que el resultado era demasiado extenso y decidió dividir a sus personajes, centrando Festín de Cuervos en los acontecimientos que tenían lugar en Desembarco del Rey y desarrollando las tramas de los personajes que no se encontraban en la capital en este volumen. De entrada, esto puede resultar algo chocante, ya que tendremos que acostumbrarnos a volver atrás en el tiempo para encajar el argumento en la cronología debida y de vez en cuando nos hará falta refrescar un poco la memoria para relacionar un libro y otro... Afortunadamente, a mitad de la narración las diferentes líneas vuelven a converger y tendremos de nuevo a todos los personajes sobre el tablero, lo que hará que la lectura sea mucho más fluida que al principio. 


Para alegría de muchos, el autor recupera a tres de los personajes favoritos del público y les da muchísimo protagonismo: Daenerys, Jon Nieve y Tyrion colonizarán gran parte de las páginas de este libro, mostrándonos qué ha sido de ellos, qué han hecho desde que los abandonamos en Tormenta de Espadas...Me han gustado mucho sus tramas en general, quizás la que menos la de Jon Nieve, aunque sus conversaciones con Melisandre han hecho que mi cerebro conspirador elabore unas cuantas teorías rebuscadas... Al margen de estos personajes nos reencontraremos con otros también destacados. como Bran Theon, Jaime, Davos, Barristan Selmy (lo adoro), Arya, Cersei, los Martell de Dorne o los prescindibles Greyjoy. Algo que me ha sorprendido mucho (y no siempre agradado) es la cantidad de nuevos personajes que añade Martin a la historia: a estas alturas del relato no me esperaba que el autor sumara tal cantidad de piezas al puzzle... Aunque puedo entrever que algunas de las incorporaciones sirven para ampliar el conocimiento sobre ciertos hechos o darán mucho juego en el futuro, me ha disgustado un poco lo que su papel supondrá en el conjunto, aunque no quiero adelantar acontecimientos: tengo fe en que Martin se porte bien y no quiera jugársela al lector con recursos sin un encaje apropiado en el cómputo global. 


El estilo del autor sigue siendo en este libro sumamente descriptivo: Martin no sólo se centra en contarnos "batallitas" y escenificar grandes escenas llenas de giros inesperados, sino que se preocupa mucho por crear un universo con sentido. He leído bastantes críticas respecto al afán del escritor por relatarnos cómo son los edificios, los paisajes, las ropas o las comidas, pero lo que muchos ven como una tara, a mí me parece todo un acierto: me gusta mucho sentir que el mundo de Canción de Hielo y Fuego es real, palpable, que se sostiene más allá del tema central que se nos relata en estos libros; si quitamos todos los grandes hechos que nos cuentan estas novelas nos queda un escenario sólido, con vida propia, pasado, presente y futuro, lo que a mi parecer sólo consiguen escritores muy meticulosos y entregados a su obra. El devenir de la guerra y las nuevas intrigas que se fraguan están narradas con mucha inteligencia y buen ritmo, aunque hay algunos capítulos en los que el interés decae, al centrarse en hechos que, a primera vista no parecen ser demasiado trascendentes... Pero en esta saga, ¡nunca se sabe! Como he comentado antes, desde que todas las tramas se unen la lectura se vuelve absolutamente trepidante hasta el final y nos encontraremos  con algunas de esas vueltas de tuerca que hacen que el lector se tire de los pelos mientras Martin se carcajea: supongo que para disfrutar plenamente de esta novela río hay que ser un poco masoquista y cada vez queda más claro que a Martin el sado le va y mucho.


Me gustó bastante Danza de Dragones pero le pongo un "pero" de mi cosecha: haberla leído un año después de Festín de Cuervos.Si hubiera sido plenamente consciente de que iba a notar tanto el desfase temporal me habría aventurado a leer los dos libros juntos, según recomiendan algunas guías de lectura que pululan por internet: al fin y al cabo, la historia global fue concebida en un solo tomo y la división se nota:¡no quiero ni pensar en los fans que llevaban la saga al día y tuvieron que esperar 6 añazos entre una novela y otra! Creo que quizás de este hecho puede venir la decepción generalizada que he percibido al leer otras opiniones: las expectativas crecen y la discontinuidad de la historia en dos tomos de mil páginas no juegan a favor de satisfacer a los más exigentes... Quitando esto, me parece un buen libro, a la altura de los demás: me ha gustado mucho ver distintas facetas de un mismo personaje, conocer los pensamientos de algunos que hasta ahora no tenían voz, intentar adivinar qué pasará en el futuro, desentrañar oscuras profecías... Hubiera agradecido no conocer el mega spoiler que sucede al final pues, si no llego a estar advertida, seguiría todavía flipando en colores, pero a estas alturas, con la fama de los libros y la mala leche de muchos aguafiestas, es imposible escapar de ellos. En resumen, Danza de Dragones es una gran novela, que abre muchos interrogantes de cara al  futuro y cierra otros que llevaban tiempo esperando su conclusión: creo que Martin ha preparado el camino para un sexto libro sólido del que podremos esperar grandes cosas... De momento tendremos que conformarnos con la enciclopedia que hoy ve la luz para ir paliando el mono y habrá que poner alguna velita a los Siete  que haga que los Vientos de Invierno no demoren demasiado en llegar. 

- El conocimiento es un arma, Jon. - El maestre Aemon se limpió la nariz -. Aseguraos de ir bien armado antes de entrar en combate.

Previously... (XI).

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Hola a tod@s!

Último día de octubre y toca echar la vista atrás:ha sido un mes largo y con muchas idas y venidas, pero haciendo recuento, creo que no ha ido demasiado mal. Es curioso que mi ritmo lector y reseñístico haya aumentado, ya que durante casi todo el mes tuve una de esas crisis que nos dan a los bibliófilos de vez en cuando, en la que no te sientes a gusto con ninguna historia, lo que me hacía zigzaguear de una novela a otra a la mínima de cambio... Creo que ya me estoy recuperando de este bache y tengo muchas expectativas puestas en noviembre, pues me quedan algunos retos por rematar y varias lecturas apetecibles en el punto de mira que espero que amenicen uno de mis meses favoritos del año... Mientras apuramos los últimos momentos de octubre, ¿les apetece que echemos juntos un vistazo por el retrovisor?


Lo reseñado:

Este mes me he esforzado por proponerles un menú variadito, con la intención de que no sintieran que me repito demasiado: de este modo, a parte de ofrecerles una buena ración de cotufas para que comprobaran que también de celuloide se alimenta esta lectora, las obras que les mostré en octubre caminaron por distintos géneros, así que había para todos los gustos. Empecé el mes enseñándoles Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, un libro hilarante, sarcástico y con mucha mala uva, que derribó todos mis prejuicios alrededor de David Foster Wallace, autor al que espero seguir conociendo.  Continué retándoles a descubrir qué significa Xingú a través de una excelente novelita de Edith Wharton que sólo puedo definir como deliciosa. Saldé mi deuda con La rastreadora, un libro que me trajo de cabeza durante varios meses y para cuya lectura hay que tener un espíritu especial, pero cuya claustrofóbica ambientación es capaz de traspasar las páginas. Para recuperarnos de lo anterior se me ocurrió presentarles a Emily la de Luna Nueva, una niña encantadora con la que conecté de corazón y que les invito a conocer, pues se sorprenderán con la autenticidad desnuda de cursilerías que desprende esta chiquilla de más de 100 años de edad. Como broche final  decidí traerles mi opinión sobre Danza de Dragones, el último libro publicado hasta ahora de Canción de Hielo y Fuego, una saga que despierta odios y pasiones a partes iguales y que de momento a mí me tiene camelada: lo malo es que ahora me toca aguardar la publicación del próximo libro y quien espera, desespera...


Lo leído:

Ya les comenté antes que en octubre no fui demasiado constante en mis lecturas pero, curiosamente, leí más que en meses anteriores: es cierto que elegí muchas novelas cortitas, pues no tenía la cabeza para grandes tochos, pero me sorprende que al final el balance sea tan positivo. Tras más de una semana sin saber dónde poner el huevo, me incliné por leer un valor seguro como es García Márquez: le tocó el turno a El coronel no tiene quien le escriba, pequeña novela que me sumergió en su universo y que no dudo en recomendar. A raíz del fallo del Premio Nobel de Literatura decidí darle una oportunidad a Patrick Modiano: saqué varios libros suyos de la biblioteca y me decanté por Dora Bruder, del que no tenía demasiadas opiniones ni expectativas formadas; sin llegar a entusiasmarme me gustó, aunque quizás le faltó algo que aún no sé definir. Paseando un día por la librería tropecé con Cereza, Guinda un pequeño libro escrito e ilustrado por mi adorado Benjamin Lacombe que leí in situ, casi sin darme cuenta: es una historia muy tierna que me parece un regalo fenomenal para cualquier niño que se sienta solo o triste. La lectura revelación del mes fue El insólito peregrinaje de Harold Fry: lo elegí porque quería una historia amable y contemporánea y me aportó, además, un chute de energía positiva; éste es uno de esos libros buenrrollistas que hacen que intentes ver el lado bueno de las cosas y conmigo, que tenía la semana tonta, lo consiguió. Para rematar el mes leí casi paralelamente dos obras muy distintas entre sí: por una parte cayó un interesante relato de Marguerite Yourcenar titulado Ana, soror... que supone mi primer acercamiento a esta escritora única a la que siempre he querido conocer y, por otro lado, leí por fin Guía del autoestopista galáctico, historia de la que esperaba algo más a pesar de que me gustó: supongo que mi estado de ánimo y mi cerebro - veleta hicieron de las suyas  para que no conectara del todo con un argumento tan surrealista, así que no descarto una relectura en condiciones.


La viñeta lectora del mes:

No tenía muy claro qué ilustración debía elegir para que sirviera de emblema a este blog durante el mes de noviembre, pero esta mañana tropecé con ésta y me hizo mucha gracia: no sé si yo llamaría a la infinidad de posturas mientras se lee "Síndrome del dolor de libros" o más bien "Kamasutra para lectores empedernidos", pero me identifico con esa muchacha que no sabe ni cómo ponerse para disfrutar cómodamente de su novela. Yo soy de las que dan vueltas y revueltas con un libro y de las posiciones que adopta la muchacha en el dibujo me decanto sobre todo por el clásico"bocabajo con piernecitas que se balancean" y por el más innovador "sentada con los pies en alto, a poder ser en la pared" (aunque recostada es más cómodo, la verdad...) ¿Ustedes también se ponen en plan "Circo del Sol" para leer un libro o se sientan frente al ejemplar tranquilamente y sin aspavientos?¿Podemos hacer pasar estos "ejercicios de colocación para una óptima lectura" como pilates? ¿Existe algún sillón ergonómicamente perfecto para que las culebrillas como yo dejen de  dar vueltas sobre sí mismas o la opción más cómoda en estos casos sería colocarse directamente una camisa de fuerza? Dejo abierto el debate, ¡se aceptan todas las opiniones! ;)

Nada más amig@s, ¡esto es todo por hoy! Espero que octubre haya sido un gran mes para todos ustedes, lleno de buenas lecturas y momentos y que si se han pasado por este blog durante las últimas semanas hayan encontrado alguna cosa que les gustase al menos un poquito. Que tengan un feliz mes de noviembre. Abrazos! ;)




Secretos del Arenal.

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Hola a tod@s!

Más de una vez desde que transito por la blogosfera literaria he sido presa de una especie de "pánico escénico" a la hora de enfrentarme a un nuevo autor: son tantos los elogios y parabienes que reciben algunos escritores que, aunque mis ganas de leerlos sean muchas, el temor a aventurarme en sus universos y que me decepcionen terriblemente me paraliza, postergando su lectura hasta que se pase el boom generado.  Son muchos los autores que en estos momentos están en cuarentena por tal motivo; uno de los que más tiempo ha permanecido en esta situación es Félix G. Modroño: La ciudad de los ojos grises fue todo un fenómeno del que aún no he leído una sola crítica negativa, por lo que mis expectativas al respecto ya van por la estratosfera... Cuando me enteré de que Modroño había ganado el XLVI Premio de Novela del Ateneo de Sevilla y que se editaría pronto su obra, tomé la determinación de leerla lo antes posible: si me adelantaba a la avalancha de reseñas y no me dejaba influir por ellas podría ser más objetiva con la obra de este autor eternamente pendiente. Por ello, el mismo día que tuve Secretos del Arenal en mis manos me dispuse a devorarlo para formarme mi propia opinión sin influencias externas y así comprobar por mí misma si realmente eran para tanto todas las alabanzas que había leído sobre el buen hacer de este escritor...


Secretos del Arenal es una obra con dos líneas argumentales principales o más bien una "novela doble": son dos historias, una en el pasado y otra en el presente, que se desarrollan de manera independiente (podrían leerse aparte) y no será hasta el tramo final cuando apreciemos con total claridad cuáles son las conexiones entre ambas. En la trama del presente conocemos a Silvia, una joven periodista vasca con las ideas muy claras cuya vida está marcada por el terrible asesinato de su única hermana, aún sin resolver. El mundo del vino será muy importante para Silvia al haber crecido en una familia dedicada a la viticultura, aunque también influirá en este sentido su intermitente relación con Mateo, un excelente sumiller al que ve de vez en cuando y con el que iniciará una relación tan apasionada como poco convencional. En la línea del pasado nos trasladaremos a la Sevilla de postguerra donde la joven Olalla empieza a ser cortejada: la pretende por un lado el apuesto Eduardo, que pronto  ha de irse a la mili, por lo que acabarán relacionándose mediante las cartas que prometen enviarse, y por otra parte está el tímido Martín, un joven aspirante a periodista que bebe los vientos por la muchacha pero que parece tener el raro don de encontrarse en el lugar equivocado en el momento menos oportuno...


Silvia y Olalla, las dos mujeres protagonistas, son muy distintas entre sí aparentemente: el tiempo que a cada una le ha tocado vivir y la forma en la que  afrontan su vida parecen divergentes, pero en ambas late una fuerza y determinación que sale a relucir en las mayores encrucijadas de su existencia. Ambos personajes están muy bien construidos, cada una con su propia voz, y las dos crecen  y se trasforman a lo largo de la novela, ofreciéndonos de este modo una vista caleidoscópica sobre su devenir y sus sentimientos. A su alrededor surgen otros personajes relevantes como es Mateo, el interés erótico - festivo de Silvia que poco a poco se va convirtiendo en algo más y al que de forma anónima le propone leer un libro muy especial para ella, Secretos del Arenal, donde podrá encontrar algunas claves sobre quién es y qué puede esperar de ella. También es importante para Silvia Asier, un policía amigo  que se encarga de investigar el asesinato de su hermana y la mantiene al día de cualquier avance: ya han pasado muchos años de tan terrible suceso y poco se ha averiguado, aunque algunos crímenes similares realizados tiempo después parecen tener relación con aquel delito, por lo que parece que hay nuevos hilos de los que tirar. En la Sevilla de Olalla conoceremos no sólo a los antes mencionados Eduardo y Martín, sino también a las tías de la niña, Sara y Montse, que se han hecho cargo de ella desde que sus padres murieran en la guerra, a Pepe el Tumba, un oscuro personaje pegado al Régimen que se encarga de hacer los trabajos más sucios (a veces por cuenta propia) o a La Madrid, regente del burdel más popular de la ciudad y personaje que pasa de la anécdota al primer plano, captando gran parte del interés del lector metido en faena.


Al poco de empezar a leer Secretos del Arenal me di cuenta de que "el libro me estaba hablando"; no es que yo estuviera sufriendo un brote psicótico, sino que los mecanismos internos que mueven la novela están tan bien camuflados que es imposible abstraerse de la prosa fluida del autor, diáfana a la par que rica en matices, que hace que el lector se implique de lleno en la trama y sea partícipe de lo que se está narrando. Las dos novelas que conforman este libro se van alternando sucesivamente y ambas están divididas en capítulos cortos que hacen que el relato mantenga un ritmo sostenido, que irá in crescendo vivamente hacia el final. El corte para pasar de una historia a otra no se produce de una forma brusca, sino que el autor ha elegido con inteligencia los momentos adecuados para interrumpir la acción en el presente y  en el pasado y mantener la tensión al mismo tiempo. Modroño ha decidido contarnos la historia actual en primera persona, desde el punto de vista de Silvia, lo que nos hace conocer de primera mano sus ideas,  pensamientos más íntimos y su manera de ser, mientras que el pasado protagonizado por Olalla está contado en tercera persona, de una forma menos introspectiva y más novelada, lo que conjuga perfectamente con la idea de que éste es un libro dentro de otro libro que es leído por los propios personajes de la novela que se desarrolla en la actualidad. Los "secretos" a los que hace alusión el título salpican el texto por doquier, dejándonos miguitas de pan para que atemos cabos y saquemos nuestras propias conclusiones; puede que acertemos o fallemos en nuestras predicciones sobre lo que ha de suceder, pero en ningún caso podremos tachar esta novela de absolutamente predecible o falta de originalidad, ya que queda demostrado el interés del autor por ofrecer una historia que se salga de los lugares comunes.


Me ha gustado mucho Secretos del Arenal; pensé que me iba a encontrar un argumento más típico, pero acabo contenta por no haber visto venir muchas de las cosas que pasaron, algunas de las cuales me dejaron literalmente con la boca abierta. Confieso que en ciertos momentos me chocó la facilidad con la que el autor pasaba de una escritura casi poética a la sórdidez más absoluta, en especial con las descripciones de ciertos hechos que hicieron que se me encogiera el estómago, pero entiendo que es un contraste que busca precisamente ese efecto. Me ha cautivado sobre todas las cosas lo sensorial que es esta obra: el vino, las canciones, los poemas, la pasión de los protagonistas, la descripción de Sevilla... Yo, que viví un par de años en esa ciudad me sentí de nuevo allí gracias a la buenísima ambientación que realiza Modroño, fértil en detalles sin resultar empalagosa y que, para alivio de muchos, no se regodea en los clichés por todos conocidos de tan bella urbe. En definitiva,Secretos del Arenal es una novela fascinante  que destaca por la forma en la que está planteada, por albergar en su seno a unos personajes que no se quedan en la mera superficie, sino que dan muchísimo de sí (para alguna futura novela, por ejemplo) y porque su cata, bien sea a sorbitos  o a grandes tragos, tiene notas de intriga,  emoción y venganza muy agradables al  paladar. 

Siempre disté mucho de ser perfecta. Mi fama de díscola se me impuso desde niña como el sambenito de un condenado por la Inquisición. Y si mi rebeldía no me ha causado excesivos problemas, fue meramente porque mi discreción la superaba. Reconozco que, con el tiempo, he interiorizado mi creciente insumisión hacia el mundo. Una no puede ir aireando sus pensamientos si cuestionan la sociedad en la que vive. Me estomagan aquellos que opinan en función de su militancia política, religiosa o incluso deportiva. Me resulta irrisorio que se siga hablando de izquierdas y de derechas, definiciones que nacieron de una mera forma de sentarse en las asambleas. Me entristece que millones de personas vean a diario programas basura en la televisión y que haya gente que se enorgullezca de no haber leído jamás un libro. No puedo con la injusticia, con los fanatismos, ni con la intolerancia. Me revienta la mala educación y la estupidez, por no hablar de la hipocresía.

 Agradezco a la Editorial Algaida el envío del ejemplar.

Vinieron para quedarse... (XVIII).

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Hola a tod@s!

 Aquí  están los libros que llegaron a casa durante el mes de octubre: me parece  que esta vez  les muestro una cantidad razonable (se nota que me estoy portando bien) y todos ellos me interesan muchísimo. Además, me llena de orgullo y satisfacción decirles que ¡sólo he comprado uno!; si dudaban de mi propósito de enmienda, aquí tienen la prueba de que querer es poder (bueno, y tener el bolsillo pelado siempre es un aliado) Eso sí, no prometo ser tan buena en noviembre, que la tentación me asedia en forma de varios títulos apetecibles que me ruegan que los adopte y ya me he resistido tanto... Sin más dilación, les presento a mis nuevos inquilinos, ¡pasen y vean!


Nada más empezar el mes, en los primeros días de octubre, tuve la suerte de asistir a unas jornadas de difusión lectora que se organizaron en mi ciudad: hubo charlas sobre diferentes temas relativas a la literatura y alrededores,  y varios talleres que nos enseñaron cómo un libro adecuado puede ser la herramienta perfecta para construir e inspirar valores y crear lectores para toda la vida. En el descanso del último día, a parte de comer muy bien gracias al desayuno que nos ofreció la organización, participamos en un intercambio de libros masivo, en el que había montones de títulos para elegir: precisamente la "cuota" de inscripción a las jornadas era liberar algún libro nuestro para poder llevar a cabo dicho bookcrossing. Entre todas las novelas disponibles yo me quedé con dos, que eran las que en ese momento más me atrajeron: El jardín olvidado, de Kate Morton, autora con la que no me he estrenado aunque me la han recomendado hasta la saciedad, y La elegancia del erizo, novela francesa que tuvo bastante éxito hace un par de años. Sí, increíble pero cierto: me encantan los erizos pero aún no he leído esta historia homónima, aunque vi la peli en su momento... ¡Espero que no me decepcione!


Los libros que ven en la anterior imagen corresponden a dos envíos editoriales que recibí en octubre: en primer lugar la Editorial Algaida me hizo llegar el archiconocido (a estas alturas) Secretos del Arenal, libro que devoré inmediatamente y que ya les conté que no se lo deberían perder. En la foto pueden ver también el muy apetecible Invierno en París, que me remitió Alianza Editorial y que tiene una pinta irresistible: a una portada preciosa se le suma una sinopsis de lo más atractiva, que parece que me va a deparar muy buenos ratos de lectura.  


Gracias a un sorteo del  blog Perdida en un mundo de libros conseguí una novela que ya tenía apuntada por su interesante temática, Cartas a Palacio, que cuenta el papel que jugó la Oficina Pro - cautivos española durante la I Guerra Mundial: es un tema del que quiero saber más y espero que esta obra me ilumine. A su lado se encuentra la cuarta entrega de Blacksad, una exitosa serie de cómics que me está gustando mucho y que espero completar en breve, ya que sólo me falta para mi colección el último ejemplar publicado hasta el momento. 

Pues, ¡esto es todo, amig@s! ¿Han leído alguna de las obras que les enseño? ¿Me recomiendan empezar por alguna en concreto? ¿Les gusta el nuevo miembro de mi familia ericil? ¡Soy toda oídos! :)


* Aprovecho esta entrada para comentarles que voy a estar semi - desaparecida hasta finales de mes: tengo un examen muy importante el día 29 (crucemos los dedos) y he de invertir todo mi tiempo en empollar como si no hubiera mañana. Trataré de preparar varias entradas este fin de semana para que el blog no se quede sin actualizar, pero no creo que pueda pasarme a comentar por vuestras casitas como suelo hacer habitualmente... De verdad que lo siento mucho; intentaré dejarles algún saludito en las redes sociales pero me toca ponerme en "modo ermitaño on". Pórtense muy bien y no se olviden de mí, abrazos! :)


Aranmanoth.

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Hola a tod@s!

La muerte este verano de Ana María Matute fue para mí todo un shock que removió  algunos recuerdos que creía extraviados. Vino a mi mente aquella única vez, hace muchos años, en la que me acerqué a un libro suyo: era un tocho de un color amarillo desgastado en cuya fea portada  destacaba en rojo un sugerente título, Olvidado rey Gudú, que resonó en mi cerebro como un misterio por resolver. Secuestré esta novela de la biblioteca de mi tía y recuerdo haberla devorado con fruición: probablemente fue la primera vez que me quedé hasta las tantas de la madrugada con un libro entre las manos porque no podía parar de leer. La reina Ardid y el resto de personajes de aquella magnífica novela se quedaron dentro de mí para siempre y Olvidado rey Gudú pasó a ocupar un sitio de honor en el  Olimpo de mis libros favoritos, pero nunca más volví a leer algo de Matute. ¿Por qué? Sinceramente, no logro explicármelo. Cuando me enteré de que varios blogs organizaban una "lectura homenaje" en su honor, decidí sumarme a ella para reencontrarme con sus letras y agradecerle lo mucho que significó para mí conocerla literariamente; el libro elegido en esta ocasión fue Aranmanoth, una pequeña fábula con tintes medievales con la que pretendía conectar con la autora de una forma similar a la que lo hice la primera vez.


Aranmanoth cuenta la historia de Orso, Señor de Lines, muchacho que soportó duros castigos en su infancia y hubo de someterse a una férrea disciplina porque su destino era servir honorablemente al Conde del que es vasallo. Orso va perdiendo poco a poco la dulzura que lo caracterizaba de niño, endureciendo de paso su corazón, aunque un día le sucede algo extraordinario: se encuentra con un hada en un manantial y se enamora terriblemente. Orso y el hada dan rienda suelta a su pasión pero ella le advierte que por el bien de todos, hará que él se olvide de este encuentro. Y así es, hasta que un día, muchos años después, aparece en su castillo el pequeño Aranmanoth, fruto de la unión de Orso y el hada, que hace que inmediatamente recuerde todo lo ocurrido. Orso y Aranmanoth se encariñarán pronto, pero el Conde obliga a Orso a ir a la guerra y a casarse con  una niña de 9 años llamada Windumanoth, que quedará bajo la custodia de Aranmanoth mientras Orso se ausenta. Los dos chiquillos se convierten en amigos muy cercanos y comparten juegos, secretos y esperanzas, sin darse cuenta de que el inocente amor que los une crece sin cesar y se cierne como una terrible tormenta sobre sus cabezas soñadoras...


La historia comienza dándole mucha importancia al personaje de Orso, el padre de Aranmanoth, un muchacho tímido, obediente y servicial que llega a ser Señor de Lines tras haber perdido todo su candor: después de ser separado de su madre y todas las mujeres que le contaban historias y con las que era feliz, Orso renuncia a su niñez para complacer a su distante padre, que nunca le mostró cariño y siempre le exigió que cumpliera rigurosamente el destino que él le había planificado. Por eso el encuentro en el estanque con el hada significa tanto para Orso, pues es la única vez que se siente querido por sí mismo, amado de corazón. Orso es un personaje que sufre una evolución radical a lo largo de la novela, no sólo física, sino sobre todo psicológica, y aquí entran en juego Aranmanoth y Windumanoth, los dos niños que, después de los primeros capítulos cargarán con el peso de la narración. Aranmanoth llega de improviso a la vida de Orso y desde el principio se siente extraño: aunque ama a su padre, lo de ser mitad humano y mitad hada hace que no se sienta realmente de ningún lugar y no comprenda demasiadas cosas. Aranmanoth es un muchacho muy sensible, capaz de oír el silencio e interpretar a la Naturaleza, figurándose ante nosotros como un alma pura. Windumanoth llega desde el Sur como prometida de Orso y pronto se convierte en la mejor amiga de Aranmanoth: como el Señor de Lines  se tiene que ir a la guerra, su hijo jura protegerla y cuidarla en su ausencia, como si fuera su hermana. Windumanoth es una niña candorosa y delicada que echa terriblemente de menos su tierra de origen, el Sur, un lugar cálido donde se sintió feliz y amada y al que anhela regresar con todas sus fuerzas. Aunque el tiempo que pasa en Lines con Aranmanoth se siente protegida y segura, no duda en repetir una y otra vez su deseo de volver a ese Sur que añora y, aunque Aranmanoth no comprenderá del todo tal necesidad, no dudará en acompañarla en esa búsqueda ilusoria.


Ana María Matute llena de poesía este breve relato, desarrollando unas descripciones bucólicas, de gran delicadeza, y eligiendo sus palabras con cuidado para no emborronar tan bello lienzo con expresiones fuera de lugar. La sutileza de su prosa se hace presente a lo largo de toda la novela, convirtiéndola en un suave arroyo de palabras: a pesar de que a veces cuenta hechos que pueden resultar escabrosos, la autora sortea "lo feo" con elegancia, dejando traslucir el gran cuidado que tiene en desarrollar una narración lírica. Lo especial de este libro no es sólo la plasticidad de las palabras que lo conforman, sino el mensaje que subyace tras ellas: Aranmanoth es un relato sobre la pérdida de la inocencia y la búsqueda del lugar al que uno realmente pertenece disfrazado de cuento medieval. Me ha gustado mucho cómo la autora relata el final de la niñez de Aranmanoth y Windumanoth, cómo casi sin darnos cuenta estamos frente a dos adolescentes que no entienden muy bien qué les ocurre, qué significan esos sentimientos y dudas que antes no tenían y ahora les invaden. La persecución de ese Sur utópico, lugar que se supone feliz y que nadie sabe decirles  dónde se encuentra me ha parecido una hermosa metáfora sobre ese "pasado que siempre fue mejor" al que todos queremos volver alguna vez aunque ello sea imposible, y he ahí la paradoja: a pesar de toda la hermosura  del relato, subyace un poso de crudeza y  amargura evidente, que carga la historia de una gran dosis de melancolía de la que el lector difícilmente se podrá librar.


Aranmanoth ha supuesto un segundo contacto con la autora de lo más agradable: el texto, cargado de lirismo, se lee de forma plácida y el argumento, con algún giro inesperado, da para reflexionar. Tengo que reconocer, eso sí, que como todo cuento clásico tiene cierta dosis de moralina, y quizás me faltó un poco de cohesión en el cómputo global de la historia: aunque ésta me parece notable, para mí quedaron algunos flecos sueltos a los que no les encuentro explicación y que desinflaron un poco mi opinión general. Creo que Aranmanoth es una historia para perderse en ella, dejarse llevar por la magia y los sentimientos y volver a ser un poco niños: sin duda, con la mente más limpia y los ojos más inocentes apreciaremos en todo su esplendor este cuento de amistad y amor incondicional que transmite ternura y derrocha belleza a partes iguales; el "paraíso perdido" nunca estuvo tan cerca de ser hallado.

Orso recordaba momentos hermosos y llenos de placer al lado de otros muchachos allá en el castillo del Conde y, sin embargo, se daba cuenta de que todos aquellos instantes estaban prohibidos, espiados, amenazados. Y entonces pensó, mientras contemplaba el suave fluir del agua, que la felicidad es algo que no se tolera, como si hubiese alguien que quisiera erradicarla de la naturaleza de los humanos.

Premios olvidados en el baúl de los recuerdos...

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Hola a tod@s!

Bueno, como sigo desaparecida en combate y no he tenido tiempo de preparar nuevas entradas (espero poder escribir alguna reseña este finde para programarla a lo largo de la próxima semana), he decidido saldar una deuda pendiente que tenía desde hace tiempo y traerles al blog una tanda  de premios que hace varios meses me concedió amablemente La Emperatriz, del blog El Club De Las Sebaduras y que no me había dignado a responder. Aunque soy un desastrillo y siempre acabo llegando tarde a estas cosas, quiero dejar constancia de que agradezco profundamente que otros compañeros blogueros tengan estos gestos conmigo, porque supongo que eso significa que este rinconcito les resulta agradable. Muchas gracias a La Emperatriz por todas estas nominaciones y, sin más dilación, ¡aquí van mis respuestas a las preguntas planteadas!


Reglas:
  • Publícalo en tu blog.
  • Nombra a quien te nominó y coloca el enlace a su blog.
  • Contesta a las preguntas.
  • Avisa a los blogs nominados.
Preguntas

¿Te gusta mi blog? Sí, mucho!

¿Por qué te gusta o por qué no? Pues porque me parece alegre, variado y muy personal y ese tipo de cosas las valoro positivamente.

¿Por qué creaste tu blog? Andaba yo un poco depre y sin rumbo después de terminar mis años estudiantiles y se me ocurrió que podía compartir una de mis aficiones via on-line: siempre me llamó la atención la blogosfera y seguía bitácoras de todo tipo, así que pensé que quizás era el momento de hacerme un huequito en esta realidad virtual... ¡Y nunca me he arrepentido de haberlo hecho! El blog me ha dado muchísimas cosas buenas y espero seguir por aquí mucho tiempo más.

10 cosas que te caractericen. Vamos a ver... Soy testaruda, mala perdedora en los juegos de mesa, procrastinadora titulada, curiosa impertinente, ligeramente marisabidilla, de imaginación desbordante, miedica, ilusa, normalmente muy puntual y, en el fondo, un cacho de pan.

5 Animes favotitos. No soy demasiado asidua al género y me falta mucho por ver; los primeros que me vienen a la cabeza son: El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro, La melancolía de Haruhi Suzumiya, La familia crece y Chiquitina  (qué tiempos aquellos...) ;)

5 Mangas favoritos. Pues  no he leído mucho cómic japonés, tan sólo un par de tomos sobre el personaje de Haruhi Suzumiya que me gustaron bastante

Si sólo pudieras escuchar una canción para el resto de tu vida, ¿cuál sería? Ufff... Creo que eso sería una tortura china... ¿Escuchar sólo una canción una y otra vez durante el resto de tu vida? No es un destino que me haga ilusión... Pero si me preguntas por temas favoritos te mencionaría algunos de Queen o Coldplay, que me gustan bastante.

Menciona 6 cosas que tengas en tu escritorio. Hoy justo ordené el desastrillo que tenía montado, pero te cuento que sobre mi escritorio hay ahora mismo bolígrafos de colores, un sobre lleno de marcapáginas, mi ebook, un espejo, unos auriculares y mi preciosa Filofax.

¿Te gustó el premio? Síiiiiiiiiiii! :)



Reglas:
  • Copia y pega las normas, da las gracias a quien te nominó.
  • Contesta las 5 preguntas que te plantean.
  • Crea 5 nuevas preguntas
  • Nomina a 7 personas.
Preguntas:

¿Libro autoconclusivo o saga? Aunque tengo algunas sagas abiertas, definitivamente prefiero los libros autoconclusivos; me gusta empezar una novela y saber que podré llegar a la meta relativamente pronto. Cada vez me cuesta más embarcarme en libros por fascículos y que una historia esté planteada así contribuye en gran medida a que la descarte como posible lectura.

Cuando te viene una idea genial para hacer en el blog ¿lo apuntas en algún sitio para hacerlo más tarde o directamente entras en Blogger? Normalmente me digo a mí misma que luego lo apuntaré y termino olvidándome... Muchos proyectos han muerto porque se han perdido en mi cerebro, aunque prometían ser buenas ideas. Últimamente estoy intentando ser más metódica y utilizar la agenda para que no se me pase la inspiración. 

¿Salado o dulce?Desesperadamente dulce, soy muy golosa

¿Te gustaría tener una mascota exótica? Si es así, ¿cuál sería? Sí que me gustaría tener una mascota exótica... ¿Adivinan cuál? Evidentemente, ¡un erizo! (tengo el nombre  pensado y todo).

¿Falda, vestido o pantalón? Estéticamente me pirran los vestidos; me parecen una pasada de bonitos... Pero reconozco que me cuesta salir del mundo pantalón: ¡son tan cómodos y prácticos!


Reglas:

  • Di 10 cosas sobre ti (considero contestada esta cuestión en el primer premio respondido).
  • Contesta las 5 preguntas que te plantean.
  • Crea 5 nuevas pregunta.
  • Nomina a los blogs que quieras.
Preguntas: 

Si tuvieras una cita conmigo (amistosa XD) ¿qué me propondrías hacer?Pues, aunque peque de aburrida, te invitaría a tomar algo para charlar, compartir aficiones y conocernos mejor... ¡Y luego quizás nos iríamos de librerías!

El último anime que has visto.El último fue 5 centímetros por segundo que pintaba fenomenal y me decepcionó profundamente...

El último manga completo que has leído.Pues, como comenté antes, no soy muy asidua al género y sólo he leído algunos libros de la serie de Haruhi Suzumiya.

¿Peli en casa o en el cine? Si pudiera elegir, en el cine y en versión original subtitulada a ser posible (odio ver las películas dobladas), pero como las circunstancias son adversas para ello, me conformo con verlas en casa. 

¿Te atreverías a hacer una locura tipo tirarte en paracaídas, escalada o puenting?Aunque reconozco que soy bastante miedosa, me llama la atención tirarme en parapente: ¡espero hacerlo algún día!


¡Hasta aquí el pescado vendido! Como siempre, invito a quien quiera a llevarse estos premios a su blog y contestarlos, que yo no soy capaz de nominar a nadie en concreto porque todos se lo merecen. ¡Muchas gracias de nuevo a La Emperatriz por estos premios tan chulos y estas preguntas tan fuera de lo común que me ha encantado responder! ¡Que tengan un feliz fin de semana, abrazos! :)


Ana, soror...

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Hola a tod@s!

Cuando decidí participar en el reto Escritoras Únicas tuve muy claro que lo aprovecharía para saldar algunas deudas, esas que todo lector tiene con ciertos autores que, aún atrayéndoles mucho siempre dejan "para más adelante". En su momento me acerqué a Irène Némirosky con muy buen resultado, pudiendo añadir esa muesca a mi revólver, pero todavía me quedaba conocer a otras dos novelistas singulares más para darme por satisfecha. Hoy les traigo a Marguerite Yourcenar, una autora casi mítica a la que aún no le había hecho hueco: mi idea original era leer  Memorias de Adriano, pero tras pasear varias veces el libro desde la biblioteca a mi casa ida y vuelta nunca tuve el espíritu adecuado para internarme en la Roma antigua... Un día, trasteando entre estantes, me tropecé con el para mí absolutamente desconocido Ana, soror..., un pequeño ejemplar que llamó inmediatamente mi atención; decidí elegir esta historia para iniciarme con Yourcenar, con la esperanza de que esta breve obra pudiera mostrarme en todo su esplendor  y sin ideas preconcebidas la prosa de esta mujer singular que tanto me habían recomendado conocer.


Ana, soror... es un relato de unas 80 páginas ambientado en el Nápoles del siglo XVI, que por aquel entonces formaba parte de la Monarquía Hispánica. En el Fuerte de San Telmo vive la familia del gobernador, formada por él mismo, Álvaro de la Cerna, su mujer Valentina y sus hijos Ana y Miguel, dos jóvenes que han crecido muy unidos, amparados por el cariño de su madre, que les ha enseñado el amor por las sensuales historias de los clásicos griegos y romanos. Pero doña Valentina morirá de pronto, dejando a los hermanos tremendamente solos y afligidos y exponiendo lo que Ana y Miguel nunca han querido admitir: que se sienten atraídos el uno por el otro y que su amor va más allá de lo fraternal, aunque saben que éstos son unos deseos prohibidos... La lucha de los hermanos por no sucumbir a la pasión marcará vivamente esta breve historia perfectamente hilada, a la que no le faltan palabras para expresar todo lo que Yourcenar pretende transmitir.


Sería fácil decir que Ana, soror... es una novela sobre el incesto: al fin y al cabo las pulsiones sentimentales y sexuales de los dos hermanos se van haciendo poco a poco más evidentes, impregnando toda la trama, pero creo que eso sería simplificar demasiado.Ana y Miguel son dos personajes complejos y distintos entre sí, y cada uno peleará contra el pecado a su manera. Ana inmediatamente se refugiará en la religión, encerrándose en su cuarto del que sólo sale para asistir a misa. El lector puede pensar que Ana desconoce la realidad, que no se siente tan torturada como Miguel, pero sutilmente se dejar entrever su lucha interna. Miguel es más evidente en sus manifestaciones: al faltar su madre se da cuenta de que ella era la que le hacía desoír sus sentimientos hacia Ana, pero la muerte de Valentina lo destroza y lo llena de pensamientos tormentosos: Miguel lucha contra sí mismo, intenta justificarse a través de la Biblia e inicia una huida hacia adelante que pretende acabar con sus oscuras ideas, aunque sea de forma radical. Por encima de ellos está la figura paterna, don Álvaro, que, aunque no parece percatarse de la situación concreta que atraviesan sus hijos, pronto notará cómo su familia se desintegra sin remedio: la total despreocupación que ha sentido siempre por su prole le hace ignorar qué sucede, a qué se debe el distanciamiento entre sus hijos y probablemente es su absoluta indiferencia uno de los factores que harán que se precipiten los acontecimientos.


Lo que más me ha impresionado de esta obra es la capacidad de Yourcenar para concentrar una trama espinosa perfectamente ambientada en un pasado lejano en tan pocas palabras, sin que se eche nada en falta. La autora utiliza una prosa cristalina, que va directa al grano, sin renunciar a la belleza formal: nos encontramos con una ambientación rica, bien trabajada y coherente con el momento histórico en el que se desarrolla la novela a la que no le hace falta recurrir a párrafos superfluos o a palabras vacías. Esto no significa que sea un relato - telegrama en el que Yourcenar se centra únicamente en el tema tabú que planea sobre la historia: Ana, soror... es una narración que transmite multitud de sensaciones, gracias a las que el lector puede sumergirse vivamente en la trama. La atmósfera de Nápoles resulta apabullante tanto moral como socialmente, y eso tiene influencia directa en los pensamientos y acciones de nuestros protagonistas: la mentalidad opresiva y represora de la época, los celos y el miedo al pecado los torturan sin cesar. El encierro de sus pensamientos en lo más hondo de su corazón quedan subrayados por los ambientes herméticos en los que se mueven, como el castillo en el que viven, la iglesia a la que acuden o la carroza en la que se trasladan: todo ello  transmite una sensación de agobio y pesadumbre que es la que parecen vivir los personajes con su dilema interior. Sin embargo, en el mismo plano que lo anterior, se manifiesta entre los hermanos la fantasía, el deseo, la obsesión, el amor trágico: todo esto unido crea una historia de gran complejidad psicológica que merece la pena descubrir y desentrañar por nosotros mismos. 


Ha sido un placer leer Ana, soror... porque, como lectora, me ha aportado bastante: no sólo la historia me ha parecido buena, atractiva y alejada del morbo que quizás pueda generar un tema tabú como es el incesto, sino que a nivel literario creo que está realmente bien tramada, demostrando, como sólo los buenos autores son capaces de hacer, que bastan unas pocas páginas para desarrollar un texto de primer nivel en todos sus aspectos. He leído que ésta es una obra de juventud de la autora y me impresiona que alguien con sólo 22 años haya realizado un relato tan complejo y a la vez tan sencillo de leer, lo que me da alas para seguir la evolución de Yourcenar a través de los años, en los que parece que mejoró muchísimo un estilo ya de por sí notable. Me apena no haberle hecho justicia a Ana, soror... con una reseña a la altura de lo que ha sido mi experiencia lectora, pero espero haberles tentado a darle una oportunidad: les aseguro que se encontrarán un libro bien escrito, lleno de pasión, conflicto y deseo que se desarrolla elegantemente y que nos muestra en todo su esplendor la magnitud de una historia de amor por encima del bien y del mal.

Estaba impaciente por encerrarse en su habitación y volverlo a abrir por la página que había señalado; cuando acabó su lectura, volvió a empezar. Era el pasaje del libro de los Reyes, en donde se habla de la violencia que Amnón hizo a su hermana Tamar. Se le apareció una posibilidad que jamás había osado mirar de frente. Le dio horror. Tiró la Biblia al fondo de un cajón. Doña Ana, que ponía gran empeño en ordenar los libros de su madre, se la pidió varias veces. Siempre se olvidaba él de devolvérsela. Ana acabó por no pensar más en ello.

Evelina.

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Hola a tod@s!

Soy una apasionada de la Historia, es algo que no puedo remediar: desde siempre me he interesado por los asuntos del pasado y gran parte de mi vida ha transcurrido intentando descifrar las claves del ayer. Si hay una época que me atrae más que las demás, esa es la Edad Moderna, y de todos sus siglos es el XVIII el que me hace más tilín, quizás por ser una etapa de crisis y cambio cuyas consecuencias tienen mucho que ver con lo que somos hoy en día. Todos estos factores influyeron para que la publicación de Evelina supusiera para mí el nacimiento de una nueva obsesión: un libro que habla del papel de la mujer en pleno siglo dieciocho escrito por una señora de la época era un caramelo demasiado goloso para dejarlo escapar. Así que no tuve más remedio que buscar desesperadamente la novela de Frances Burney en mi librería y dejarme llevar por el incesante intercambio de cartas que conforma su estructura, deseando poder trasladarme vivamente a uno de esos salones dieciochescos y  desenvolverme entre estas páginas tal como lo haría una señorita bien de aquel momento histórico.


Este libro nos cuenta la historia de Evelina Anville, una joven de origen incierto que ha sido criada en el campo, alejada del mundanal ruido, por el bondadoso reverendo Villars, amigo de su difunta madre.Evelina es una muchacha sencilla e inteligente que experimentará un profundo cambio en su vida al ser invitada por Lady Howard a pasar una temporada con ella y su hija en su residencia de Londres. Evelina saldrá de la coraza protectora que es su vida en el campo para enfrentarse a un entorno que no controla, al haber sido criada con honestidad y franqueza; de repente comprobará que la hipocresía y las falsas apariencias son lo que mueven el "gran mundo" y su ingenuidad y discreción no le facilitará la entrada en sociedad con todos los honores. El candor y desconcierto de Evelina queda subrayado al ir conociendo a los diferentes personajes que formarán parte de su vida, como su indiscreta e interesada abuela materna o los variados y particulares pretendientes que le surgen a la joven, con los que tendrá que lidiar como buenamente pueda. Todo ello llevará a que Evelina poco a poco aprenda a desarrollar mecanismos de defensa con los que intentará salir airosa de las enrevesadas situaciones que se le presentan sin tener que sacrificar su impoluta honorabilidad.


Los personajes que forman parte de Evelina respiran clasicismo por todos sus poros: tenemos a "los buenos", como el reverendo Villars, Lady Howard, Lord Orville o la propia Evelina, seres bondadosos y francos que se preocupan por los demás y que no actúan con malicia. Luego están aquellos personajes que, sin ser malos, pueden resultarnos más desagradables, como Madame Duval, el capitán Mirvan o  Clement Willoughby, cuyas actitudes groseras, interesadas y despectivas ponen el contrapunto a la dulzura de nuestra protagonista y hacen que ésta se de cuenta de que el pomposo mundo al que pertenece la alta sociedad se rige por otras normas que no son las que ella ha aprendido. Evelina sufrirá muchos disgustos a causa de su inicial ingenuidad, por no saber comportarse apropiadamente y no comprender muchas de las claves del estricto protocolo al que toda dama de buen nombre debe plegarse, lo que acarreará situaciones en las que la pobre muchacha se sienta desdichada y completamente fuera de lugar. Sin embargo, los consejos de sus protectores y la agudeza de la propia Evelina para aprender a descrifrar el impostado círculo social en el que se mueve hará que finalmente la muchacha encuentre su sitio en un mundo al que está predestinada, a pesar de que la insistente negativa de su padre a reconocerla como hija y heredera demore por momentos su adecuado reconocimiento social.


Esta novela está conformada por 23 cartas de distinta longitud que tienen a Evelina como protagonista. Aunque no todas son escritas por ella, destaca su autoría en la mayoría de estas epístolas, por lo que conoceremos  a este personaje en profundidad, al contarnos sus sensaciones en primera persona. Evelina anota todos los detalles de cada una de las nuevas experiencias que vive, y describe con profusión las situaciones que presencia, los lugares que visita y los personajes que conoce, dejándonos bien clara su posición ante los mismos; esto resulta interesante por la riqueza de datos que aporta, pero llegado un punto supone cierto estancamiento en la trama, que parece dar vueltas sobre sí misma. El principal interlocutor de Evelina es el reverendo Villars, el bondadoso hombre que la ha criado como un padre y la ha educado con esmero; en las cartas que se intercambian se refleja claramente la preocupación de éste por su Evelina, al comprender que, a pesar de todos sus esfuerzos, no ha preparado a la joven para desenvolverse en sociedad. Evelina, a la que nos figuramos como una muchacha ingenua y extremadamente sensible nos muestra todo lo feo que hay detrás del boato que conforman los bailes, las cenas, las visitas a la ópera: tras el esplendor de los trajes, las pelucas y las caras empolvadas reina la envidia,  las apariencias y la falsedad, pues lo único que importa es mostrar una bella fachada, aunque los cimientos estén podridos. En este sentido, hay que agradecer a Frances Burney la meticulosidad con la que ambienta su obra y expone el carácter real de sus personajes, pues si esta novela destaca por algo, más allá de las tribulaciones de Evelina, es por la solvencia con la que la autora retrata una sociedad que ella debió conocer muy bien y que presenta sin ningún tipo de veto, realizando para nosotros un nítido fresco de sus contemporáneos mediante el cual es muy fácil acercarnos a su mentalidad farisea y a sus pretenciosas costumbres.


Evelina es un maravilloso estudio sobre las élites inglesas del siglo XVIII, que nos mostrará de una forma casi antropológica cómo las clases altas vivían la Temporada social londinense, donde los bailes, la ópera, el teatro y todo tipo de eventos culturales marcaban el pulso de la vida aristocrática y su manera de comportarse, de aparentar. Creo que quien busque un romance de época se quedará algo decepcionado, puesto que, a pesar de que hay cierta trama amorosa, no es lo fundamental de esta historia: Evelina es  una disección puntillosa de los modos y hábitos sociales de la época, un relato sobre la entrada en el gran mundo cargado de sarcasmo y un cuasi diario donde una muchacha ingenua va descubriendo cómo su papel social se reduce a ser un objeto listo para ser admirado que debe utilizar el disimulo para poder prosperar. Recomiendo especialmente Evelina a todos aquellos lectores que gocen con las lecturas costumbristas, las recreaciones fidedignas de épocas pasadas y las plumas mordaces y certeras, puesto que encontrarán aquí una novela que contiene estos elementos y los desarrolla con gran elegancia, haciéndonos pasar un rato didáctico a la par que agradable entre miriñaques, minués y murmuraciones. 

- Tengo el honor de participar de la opinión de su señoría - dijo el señor Lovel mirando maliciosamente a la señora Selwyn -, pues tengo una insuperable aversión a la fuerza, ya sea de cuerpo o mente en una mujer.
- A fe mía que pienso igual - dijo el señor Coverley -. ¡Pardiez!, preferiría ver a una mujer cortando madera antes que discutiendo sobre lógica.
- Esto es lo que quiere un hombre con sentido común - dijo lord Merton -, pues una mujer sólo necesita ser bonita y de buen ánimo; todo lo demás resulta impertinente y antinatural. En cuanto a mí, diantre si alguna vez en mi vida deseé oír palabras de sabiduría en boca de una mujer.
- Siempre se ha convenido - dijo la señora Selwyn mirando a todos despreciativamente - que nunca un hombre debe unirse a una mujer con una inteligencia superior a la suya. Mucho me temo que para proveer a todo este grupo esta regla es completamente impracticable, a menos que escogieran parejas en el hospital de idiotas de Swift.



Previously... (XII).

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Hola a tod@s!

Ay, noviembre, noviembrito, noviembrete, ¡en qué momento te has ido!Experimenté el onceavo mes del año como una extraña paradoja espacio - temporal, en la que se me hizo eterno a la par que brevísimo. Supongo que, con un examen en el punto de mira, la duración del día era casi chiclosa, dependiendo de lo bien o mal que llevara el temario... Total, que con la prueba suspendida hasta no se sabe cuando, estoy un pelín frustrada por no haber llegado a una meta concreta y por no saber cuánto más va a  durar esta incertidumbre. A pesar de todo no me puedo quejar, ya que he conseguido un poco más de tiempo para estudiar, aunque eso implique sacrificios en el blog... Pero prometo que, cuando vuelva a estar por aquí al 100% daré lo mejor de mí misma y traeré esas secciones incipientes que tanto gustaron y a las que no he podido dar cancha... No me lamento más y les resumo que dio de sí noviembre en El lado frío de mi almohada: a pesar de rebajar el número de publicaciones, creo que algunos libritos interesantes sí que les mostré...


Lo reseñado:

El mes estuvo protagonizado, de uno u otro modo por las mujeres, y les prometo que no fue intencional. Comencé enseñándoles una novela escrita por un hombre, Félix G. Modroño, pero protagonizada por dos féminas, cada una perteneciente a una época diferente: Secretos del Arenal supuso una agradable sorpresa para mí, pues su particular configuración y el carisma de sus personajes me atraparon desde un primer momento. Seguí con un pequeño homenaje a Ana María Matute a través de la reseña de Aranmanoth, una bonita fábula en la que sus dos protagonistas descubren la amistad y el amor verdadero en un contexto lírico y cargado de magia. Tras una  especie de "entrada - confesión" que tenía pendiente desde hacía tiempo, le llegó el turno a una escritora única a la que llevaba mucho tiempo queriendo conocer: a pesar de que no era el libro elegido para acercarme a Marguerite Yourcenar, Ana, soror... se reveló como un relato impresionante, cargado de hermosura y pasión. Me gustó mucho esta lectura y la recomiendo para estrenarse con la autora, pues al ser algo desconocida y bastante breve no carga sobre sí los prejuicios que nos pueden suponer otras obras más renombradas. Para finalizar le llegó el turno a Evelina, de Frances Burney, novela por la que me obsesioné desde que salió y que, sin embargo, me demoré en leer bastante tiempo. Aunque algunas partes se hacen un poco pesadas, me gustó mucho el testimonio sobre la época y las relaciones sociales: me parece un libro excelente para conocer desde dentro cómo se movían las élites a finales del siglo XVIII y cuáles eran sus costumbres e intereses, así que es antropológicamente muy recomendable. Además de lo anterior, publiqué una microrreseña en la página de Facebook del blog sobre el libro Todo esto no tiene nada que ver conmigo, de Monica Sabolo, una historia configurada a modo de collage que narra lo que pasa después de la ruptura y que, aunque me dejó bastante fría, estoy segura de que puede gustar a un gran número de lectores despechados en busca de comprensión.


Lo leído:

Y ahora es el momento en el que digo con la boca chiquita que no he leído casi nada este mes. Quizás podía haberme organizado mejor o elegir lecturas más trepidantes, pero el caso es que tres fueron los libros leídos y uno lo había comenzado en octubre... Achaquémoslo a cuestiones académicas, que si no, es pa´matarme. Noviembre empezó bien, en realidad: en un par de días había terminado Secretos del Arenal y poco tiempo después leí Aranmanoth, así que nada hacía presagiar que el resto del mes lo pasaría estancada con un solo libro... Y es que, tengo que reconocer, hice una mala elección para el momento en que me encontraba: me decidí a empezar El mapa del caos para finalizar una trilogía que tenía abierta, y entre que la novela tiene casi 700 páginas, que es bastante irregular y que yo no tenía la concentración adecuada, bastante hice con no abandonarla antes de llegar a la mitad. Ya les hablaré de este libro con detenimiento en una reseña porque no quiero que piensen que es horrible, simplemente lo leí en mal momento y eso, quieras que no, acaba pasando factura...


La viñeta lectora del mes:

La imagen que les traigo para diciembre es especial, ¡porque la he hecho yo con mis manitas! Es la primera infografía que hago en mi vida y forma parte de un ejercicio de clase, pero bueno, como elegí la temática libresca, me apeteció compartirla. Antes que nada tengo que decir que tuve poco tiempo para hacerla y que quizás las categorías de lectores que elegí para ilustrarla no son las más precisas o divertidas, pero bueno, dada la premura, no creo que el resultado sea tan desastroso como podía haber quedado. En "Nueve clases de lectores" aparecen 9 maneras de enfrentarse a un libro, dependiendo de la personalidad de cada uno: ya juzgarán ustedes si estas son adecuadas o si mis definiciones se quedan cojas... Si se les ocurren nuevas categorías y me las hacen saber, ¡prometo hacer otra infografía recopilatoria que complemente ésta!

Pues, ¡esto es todo, amig@s! Ya ven que noviembre ha sido un mes pobre en lecturas aunque las reseñas que he traído al blog han sido de libros ricos, ricos y con mucho fundamento. No sé que será de diciembre, no me atrevo a hacer ninguna predicción: se me juntan los imprevistos académicos, tengo un pequeño viaje en perspectiva (¡yupiiiii!) y nos espera toda la parafernalia navideña; ¡confío al menos en rematar los retos que me quedan! Pase lo que pase, les deseo un muy feliz mes de diciembre: ¡toca acabar el año por todo lo alto! Abrazos! ;)

Vinieron para quedarse... (XIX).

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Hola a tod@s!

Probando, probando, 1, 2, 3... Ésta es una entrada programada; se supone que en estos momentos yo estoy en algún punto de la geografía ibérica desestresándome de la rutina, pero no quería dejar el blog vacío durante tanto tiempo... Si he entendido bien cómo va la cosa, la entrada se publicará sin problemas, si no, pues la desempolvaré a mi vuelta y me sentiré un poco más tonta... ¡Crucemos los dedos!. Les dejo los libros que han llegado este mes a mi estantería: como me había portado muy bien anteriormente, me di un par de caprichitos, pero esta vez no me siento mal por ello: son libros que me apetecía mucho leer y que me encanta que hayan pasado a formar parte de mi colección. Pasen, vean y opinen sobre las obras que, durante noviembre, vinieron para quedarse...


Tengo cierta debilidad por los libros de dÉpoca: son interesantes, bien editados y da gusto verlos a todos juntitos en la estantería. El inocente era uno de los que estaban en mi lista de deseos desde hacía tiempo, pero no había manera de conseguirlo: en mi librería no lo localizaban y este tipo de libros no me gusta pedirlos por internet, que luego vienen medio pochos y me da mucha rabia. Afortunadamente el librero logró contactar con la distribuidora y conseguir un ejemplar que me traje a casita: es uno de los candidatos más firmes a ser leídos próximamente entre todos los libros que tengo de la editorial. Por otra parte me encontré con la versión de bolsillo de La vida cuando era nuestra y no quise dejarla escapar: ya lo tenía anotado, pero de repente me entró un ansia por leerlo que tuve que aplacar de inmediato, ¡espero que me guste casi tanto como imagino!


Siguiendo con la vida, le llegó el turno de venirse a casa a La vida a veces, un libro de relatos de Carlos del Amor, periodista que me encanta. Aprovechando que salía la edición de bolsillo me lo compré sin remordimientos: si la prosa del autor es tan buena como su estilo haciendo reportajes, me espera una grata lectura. Añadí también un libro de repostería a mi colección: Objetivo cupcake perfecto 2. Me relaja mucho esto de hacer postres, aunque reconozco que los cupcakes no son precisamente mi debilidad (me quedo con galletas y tartas), pero la autora es una bloguera a la que sigo desde hace varios años y sus recetas suelen ser muy originales. El problema (o la salvación, depende de como se mire), es que tengo el horno estropeado, así que tardaré en poner en práctica las deliciosas sugerencias de Alma Obregón...


Les muestro ahora un libro que conseguí por cortesía de su autor, Alberto Hontoria: se titula Disjecta Membra y su sinopsis me cautivó por su originalidad, al crear una historia de ciencia ficción que se sale de los clichés y que presenta a unos superhéroes atípicos para lo que nos tiene acostumbrado el género. Estoy deseando hincarle el diente  así que sé que, en cuanto finiquite todos los líos que me ha traído la recta final del año, me pondré con él para comentárselos en  profundidad. 


Otros dos autores también me hicieron llegar amablemente sus obras en formato e-book: por un lado, Marcos Chicot me facilitó un ejemplar de La Hermandad, libro que me apetecía leer aunque lo había postergado hasta ponerme con El asesinato de Pitágoras. El autor me comentó que los podría leer de forma independiente, así que seguramente pronto me anime con él. Eva Martins, por su parte, quiso ponerle una sonrisa a mis lecturas y me envió Pensión Sotavento, una novela que promete hacerme pasar un rato muy divertido: con lo cara que se cotiza la alegría en estos tiempos, ¿quién podría resistirse?

Pues, ¡esto es todo, amig@s! Estoy muy contenta con mis libros de noviembre porque todos me apetecen muchísimo y me encanta que sean míos:¡espero irlos desentrañando poco a poco!¿Han leído alguno de ellos? ¿Qué les pareció? ¿Por cuál me recomendarían empezar? Abrazos! ;)


Platero y yo.

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Hola a tod@s!

Hoy es el aniversario de un personaje único de la literatura, quizás el burro más famoso que haya parido las letras: es el cumpleaños de Platero, el asno algodonoso y bonachón protagonista de la ilustre obra de Juan Ramón Jiménez titulada Platero y yo. Con motivo de tal celebración y empujada por la iniciativa del blog Lo que leo y punto, decidí acercarme de nuevo al popular burrillo, al que ya había tenido la suerte de conocer años atrás. No soy demasiado asidua a las relecturas, sólo regreso a los libros que de un modo u otro me han calado y Platero y yo pertenece a esa categoría; vaya aquí mi pequeño homenaje a una obra enorme y cargada de poesía que merece mucho la pena ser descubierta y disfrutada.


No  cuento nada nuevo si les digo que Platero y yo trata sobre la preciosa amistad que mantiene el propio autor, Juan Ramón Jiménez con un burrito sencillamente adorable llamado Platero, que es como un niño pequeño, todo corazón. El autor nos va narrando en capítulos muy cortos cómo es Platero, cómo pasan los días juntos, cuán grande es el amor que les une. Como un telón de fondo muy vívido apreciamos la vida en el campo andaluz, las peculiaridades de los vecinos de Moguer (el pueblo donde se desarrollan los hechos), con los que el autor y el asno se relacionan, la belleza y profundidad de un paisaje que puede parecer árido pero que está lleno de vida...La bellísima prosa del autor dota de una suave textura este relato y lo llena de lírica y primor. Teóricamente es un libro pensado para el público infantil y si bien los peques se encariñarán rápidamente con Platero, los mayores podrán disfrutar de un texto preciosamente elaborado en el que se puede entrever, tras una fachada cargada de hermosura, la realidad de la época, su dureza y sus injusticias.


Como he comentado antes, no es la primera vez que leo Platero y yo, aunque en esta ocasión lo he hecho inconscientemente con otros ojos. Si la Tizire de hace años se quedó sobre todo con la ternura del burrito y su inocencia ante el mundo, la yo actual se fijó más en ese escenario de fondo que tejió Jiménez con sutileza, donde se reflejan claramente las bondades y miserias del ser humano en un sitio tan dejado de la mano de Dios como el pueblo de Moguer, con su característica mentalidad rural. Me quedo con los paisajes tan bellamente descritos, con la sinceridad y admiración con la que el autor habla de Platero, con esa manifestación sin complejos del amor que puede sentir un hombre por un animal, por esa conexión íntima que trasciende la especie. Quizás muchos no se atrevan a acercarse  a Platero y yo por ese aura de libro clásico y obligatorio que tiene, pero yo no puedo dejar de recomendarlo: es una obra para degustar a sorbitos, formarse postales visuales de cada capítulo y ahondar en el precioso mensaje que contiene.¡Muy feliz cumpleaños, pequeño Platero: espero que sigas conquistando corazones al menos otros 100 años más!

Al volver de nuevo a Moguer, como antes lo vi tanto con Platero, no lo puedo ver ya sin él, de modo que ahora voy a todo con su recuerdo. A su recuerdo es a quien le hablo, porque no me gusta la soledad y me da la compañía mejor que cualquier persona. Además, como viví tanto a su lado, cada lugar despierta nuevos recuerdos de él. No es redundancia, es necesidad de apoyarme en su recuerdo porque sin él los míos estarán solos como el sol y la luna del campo sin nosotros. 

El mapa del caos.

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Hola a tod@s!

Cuando me enteré de que se publicaba la última parte de la llamada Trilogía Victorianade Félix J. Palma, mi corazoncito lector empezó a palpitar de la emoción: recuerdo con cariño que en mi llegada a la blogosfera hace ya más de dos años, El mapa del cielo era el libro de moda y yo, que aún tenía la lista de pendientes semi - vacía (¡ja!) me apresuré a incluir éste y El mapa del tiempo (iniciador de la trilogía), entre mis futuros proyectos de exploración. Debo reconocer que, una vez leídos y aún gustándome mucho, no cumplieron las enormes expectativas que me había creado, sin duda espoleada por las maravillosas críticas que iba leyendo, pero ciertamente los disfruté bastante y me apetecía dar cerrojazo a esta saga con un final por todo lo alto. El mapa del caos se presentaba como la conclusión brillante y definitiva a una trilogía con toques de steampunk fuertemente marcada por la obra de H. G. Wells y yo, encantada de poder cerrar una saga abierta y emocionada por reencontrarme con personajes que tan bien me cayeron en el pasado, me preparé para trasladarme de lleno a ese siglo XIX alternativo que el autor ha recreado con mucho mimo y pasión.


Si bien la sinopsis oficial del libro hace referencia a qué hacer para contactar con la persona que se ama una vez que ésta ha muerto trágicamente, no diría yo que esa es la trama principal del libro.El mapa del caos se compone de numerosos hilos argumentales que se van trenzando entre sí con más o menos solvencia, y que pretenden dar una panorámica general sobre ciertos asuntos en boga en el siglo XIX mezclados con el puntito distópico que le ha querido otorgar el autor. Así nos encontraremos con mujeres - lobo, espiritistas, ectoplasmas, cyborgs, agujeros de gusano, hombres invisibles, novelas que se materializan y caminos temporales que se entrecruzan, componiendo un auténtico caos literario que Palma pone bajo su batuta dispuesto a organizarlo con gracia para ofrecerlo a sus lectores como el emocionante adiós que merece una historia única en el panorama nacional.


El mapa del caos hace que nos reencontremos con personajes que ya conocíamos con anterioridad: ahí esta el escritor H. G. Wells, que disfruta de las mieles del éxito tras la publicación de varios libros futuristas que han sido muy bien acogidos, su esposa Jane, que tiene que lidiar a diario con las peculiaridades del autor e intentar desarrollar a la vez sus propias inquietudes, Montgomery Gilmore, un multimillonario dolor de cabeza para Wells, pero con quien acabará fraguando una estrecha amistad o Emma Harlow, la prometida de éste, una muchacha encantadora y la mitad de una historia de amor tan profunda que desafiará las leyes físicas y espirituales. Aparte de este grupo principal tendrán su importancia otros personajes que serán clave en distintos momentos de la historia, como el detective Cornelius Clayton, de Scotland Yard, encargado de investigar casos sobrenaturales o cameos especiales como los de Lewis Carroll, autor de Alicia en el País de las Maravillas, que se verá inmerso en una trepidante trama de acción muy relacionada con sus obras clave y Arthur Conan Doyle, también amigo de la pareja, cuya inteligencia y sagacidad será muy útil a la hora de encontrar soluciones eficaces a los distintos problemas que se irá encontrando esta singular pandilla de amigos. 


Como en ocasiones anteriores, el autor divide la acción desarrollada a lo largo de 600 y pico páginas en tres grandes bloques que se centran en diferentes aspectos de la narración. El primero me ha parecido bastante introductorio: nos habla de Wells, Jane y Carroll, su relación y sus distintas ideas sobre cómo salvar  un universo que agoniza. También se nos presenta al detective Clayton y uno de los casos más extraños a los que se tiene que enfrentar, en el que no sólo perderá una mano, sino también la inocencia. En la segunda parte entra en acción Montgomery Gilmore y su amada, y se nos cuenta la amistad que éstos establecen con los Wells y con Arthur Conan Doyle, un escritor fuera de serie y con unos intereses muy especiales, que está cansado de que le pregunten por Sherlock Holmes (al que ya ha matado en sus libros), pero de cuyo método deductivo se sirve para enfrentarse a los numerosos dilemas que se le plantean a raíz de sus nuevas amistades. La tercera parte es el caos absoluto: el autor juega con la elasticidad del tiempo y el espacio para explicarnos cómo se pueden dar distintas tramas en universos paralelos y cómo cualquier pequeño cambio en ellas puede tener consecuencias en el plano auténtico, realizando un verdadero ejercicio de cálculo para que todo encaje adecuadamente y logre convencernos y conmovernos. Considero que la prosa del autor está muy trabajada en esta novela y se aprecia la evolución respecto a sus anteriores libros, lo que denota un claro dominio de la materia que le ha llevado a expresar temas complejos con bastante facilidad, cosa que es de agradecer. 


He intentado ser lo más objetiva posible con mi reseña para que, si has llegado hasta aquí, valores todos los puntos buenos que tiene este libro, pero lo cierto es que yo no lo he disfrutado. Quizás lo leí en mal momento (agobios académicos de por medio) o simplemente ya no consigo conectar con el universo propuesto con el autor en esta saga; si ya me había parecido que el libro anterior había dado un bajón respecto al muy recomendable El mapa del tiempo, este creo que es directamente prescindible. No logré meterme en la historia hasta superar las 200 páginas, y terminé de leerlo por empeño personal, por no querer dejar una trilogía a medias. Aunque es un libro bien escrito y que propone temas bastante interesantes, considero que le sobran  la mitad de las páginas: no creo que muchas de las subtramas que incluye el autor sean para contextualizar o darle sentido a la historia principal (para eso ya están los libros anteriores), sino que son pura paja. Y mira que siento decir ésto, porque me apetecía mucho concluir la saga por todo lo alto, la inclusión de Carroll y Doyle me pareció muy ingeniosa y siento debilidad por la historia de Montgomery y Emma, pero creo que muchas de las líneas argumentales son flojas, repetitivas o no aportan absolutamente nada. Sinceramente, y aunque reconozco que algunas partes localizadas de la historia me hicieron vibrar como antaño, acabar este libro supuso más alivio que otra cosa, lo que para mí no es una buena señal... No quiero desanimar a nadie a leer El mapa del caos porque es un libro que creo que puede gustar a un público muy amplio: tiene aventura, misterio, amor y un toque diferente... Pero no puedo evitar mencionar que no he encontrado la chispa que caracterizaba a las obras anteriores y que, con 300 páginas menos, posiblemente estaríamos hablando de una historia tan arrebatadora como sus predecesoras. 

- ¡No puedo creerlo! - exclamó el muchacho con entusiasmo -. ¡Soy un gran admirador suyo, señor Doyle! Verá, yo... solo trabajo aquí provisionalmente. En realidad también soy escritor... Bueno, no un escritor de verdad, claro - puntualizó en tono humilde -. Tan solo un aficionado... Estoy escribiendo mi primera novela, aunque, ahora que solo puedo escribir en mis ratos libres, creo que jamás la terminaré...
- Jovencito - le interrumpió Doyle con autoridad -, puedes inventar excusas o puedes inventar historias, tú decides. Yo creé a Sherlock Holmes en una consulta médica en la que no entraba nadie. ¡Un escritor de verdad! - bufó con sorna - . Me gustaría saber qué demonios es eso. ¿Por qué no piensas que eres un vigilante de mentira?

El bloguero invisible 2014.

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Hola a tod@s!

¡Qué difícil está siendo organizarme este mes! Normalmente intento tener pensadas de antemano las reseñas y entradas que quiero hacer cada semana, pero diciembre está resultando ser un novio exigente... Y cuando por fin consigo algo de tiempo para preparar algún post interesante, me montan un concierto de reguetón a la puerta de mi casa (LITERALMENTE!!!!), con unos cantantes que parecen estar asesinando gatos por los ruidos que escucho desde aquí... ¡En este ambiente me es imposible escribir algo con un mínimo de coherencia! Lo bueno es que no hay mal que por bien no venga y la "exquisita" selección musical no me impide realizar una tarea que tenía pendiente, bien anotada en la agenda y que llevo varios días intentando cumplir: ¡apuntarme oficialmente en el Bloguero Invisible de 2014! Como cada año, nuestra amiga Kayena organiza esta estupenda iniciativa que nos llena a los participantes de nervios y emoción contenida y, una vez más, ¡no me quiero perder esta cita! Les animo a  que pasen por la entrada en la que explica las instrucciones para participar y espero que se suban muchos a este barco, que es una experiencia la mar de gratificante en todos los sentidos. Yo este año regalaré un trepidante thriller con el que me lo pasé muy bien y que seguro interesará a los amantes de los misterios bibliófilos: se titula La Biblioteca de Oro y aquí va la sinopsis para que se hagan una idea:


Desde hace varios siglos, reyes, políticos e historiadores han buscado en vano la Biblioteca de Oro de Iván el Terrible, que contenía manuscritos de incalculable valor, encuadernados con incrustaciones de oro y piedras preciosas, y donde se reunía todo el saber de la humanidad. Aún hoy no se ha encontrado. El agente de la CIA Tucker Andersen es testigo del asesinato en Washington de su mejor amigo. Jonathan Ryder, antes de morir, le habla de una abultada cuenta bancaria relacionada con el terrorismo islámico y de la Biblioteca de Oro. Los primeros indicios apuntan a un selecto club de bibliófilos, formado por potentados de todo el mundo, que se habría implicado en actividades criminales. Con la ayuda de Judd Ryder, hijo de su difunto amigo, y Eva Blake, una restauradora que tiene problemas con la Justicia, Tucker Andersen tratará de descubrir las claves del asesinato de Ryder. Londres, Roma, Estambul o Atenas son así etapas de un emocionante viaje en busca de la verdad y quién sabe si de un trágico destino.
¡Espero que haya alguien a quien le interese este libro! Ya me dirán qué les parece... Tengan un muy buen fin de semana y sean felices, abrazos! ;) 
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