En los últimos meses he recibido algunas propuestas de colaboración con mi blog literario que me han hecho reflexionar sobre el papel que jugamos tanto en internet como en el mundo editorial y he llegado a algunas conclusiones que me gustaría compartir. Que conste que este post nace de la hartura que me producen cierto tipo de mensajes, que no lo he pasado por ningún filtro y que refleja sólo MI OPINIÓN al respecto: no voy buscando polémica ni nada por el estilo. Sólo quiero dar rienda suelta a esos pensamientos que a veces rebotan en mi cerebro.
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El primer tipo de colaboración del que hablo es más o menos así: el administrador de una página web que se nutre de contenidos ajenos contacta contigo para que participes en su innovador proyecto, vendiéndotelo como la panacea: tus posts llegarán a más lectores, te convertirás en la próxima blogstar y encima serás muy molón al participar en una iniciativa protagonizada por la gente de la calle, el ciudadano de a pie. Todo parece precioso... hasta que nos detenemos a analizar lo que de verdad proponen. El primer dato mosqueante es que se dirijan a ti como "estimado blogger", pues eso da inicio a un correo de lo más impersonal: en mi caso ni siquiera dieron muestras de haber entrado al menos una vez al blog, pues supongo que entonces se habrían molestado en escribir bien el nombre del mismo (no hablo de erratas, hablo de un nombre entrecomillado que se notaba a la legua que pertenecía a una base de datos, pues era el que tenía mi bitácora antes de comprar el dominio). Luego está el mensaje subliminal: ¿POR QUÉ LO LLAMAS COLABORACIÓN CUANDO QUIERES DECIR TRABAJA GRATIS PARA NOSOTROS? Y sí, hablo de TRABAJAR por una sencilla razón: aunque la mayoría de blogs literarios escriban por el puro placer de de compartir sus lecturas, sin recibir remuneración a cambio, colaborar con este tipo de páginas web supone REGALAR CONTENIDO A UNA EMPRESA QUE GENERA INGRESOS POR PUBLICIDAD. Porque sí, amigos, mientras uno "colabora" desinteresadamente, este tipo de webs se nutre diariamente de tus contenidos y de los contenidos de decenas como tú que hacen que dicha página esté bien posicionada en los buscadores, que reciba miles de visitas diarias y, por tanto, miles de clicks en publicidad, que hacen de este NEGOCIO algo muy rentable. Y ustedes me dirán: "bueno, sí, pero es un intercambio: nosotros proporcionamos las entradas y ellos nos dan visibilidad"... Me parece bien si lo ven así, pero a mí no me parece un trato justo: aunque es cierto que te citan y te enlazan a tu página web, estas referencias están tan camufladas que apenas son visibles. Además, y lo más importante, el lector no tiene necesidad de visitar tu blog, puesto que ellos han COPIADO Y PEGADO la entrada en su site y el usuario no tiene necesidad de acudir a la bitácora, así que por el lado del aumento de visitas tampoco le veo ganancias: para ellos es un win-win en toda regla y para nosotros... pues un engañabobos disfrazado de gran oportunidad.
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A ver, quiero dejar bien claro que cada quien hace con su blog lo que mejor le parece, que para eso es suyo, pero he visto algunos comentarios en las redes sociales al respecto que me han parecido de gran ingenuidad y los he atribuido al desconocimiento: NO ES NINGÚN PRIVILEGIO que una página web de este tipo (hay muchísimas en la actualidad) contacte con blogs de cualquier temática para llenar hueco y posicionarse bien. La mayoría de los que estamos aquí somos blogueros porque nos gusta leer y con suerte algunos ganan algo gracias a algún banner o programa de afiliación pero creo que no me equivoco cuando digo que escribimos porque nos apasiona la literatura y queremos hablar de ella. No me parece mal ganar dinero con nuestra bitácora, OJO, lo que sí me parece mal es que nos engañen: lo que no puede ser es que haya blogueros que se rasguen las vestiduras cuando un autor o editorial sugiera pagarles por escribirles una reseña, ya que ellos no son unos vendidos, y luego, por desconocimiento, regalen sus entradas a una empresa que ingresa dinero a espuertas gracias a la mano de obra gratuita que ha conseguido pintando esta colaboración poco menos que como ganar un Oscar. Desengáñate: aunque tengas el mejor blog del mundo (que no lo dudo), este tipo de empresas no te eligieron por tus cualidades, sino porque les faltaba rellenar un hueco con material que tú le ofreces. En el mundo del marketing digital hay una máxima que se repite muchísimo: EL CONTENIDO ES EL REY y a eso le dedican muchísimo dinero las grandes corporaciones: se crean blogs, newsletter, se alimentan las redes sociales... Eso es un PUESTO DE TRABAJO (social media, community manager, gestor de redes, curador de contenidos, editor digital y un chorro de términos en inglés que no me apetece transcribir) que estos negocios online se ahorran al tener quien se los proporcione alegremente. Si tú estás de acuerdo con esa estrategia y quieres seguir "colaborando" de este modo no me parece mal, siempre que sepas el VALOR REAL de esa pequeña mención en gris de tu autoría y de ese enlace camuflado entre banners publicitarios a tu blog: cada quien hace con su tiempo lo que quiere, pero que sepas que tú estás poniendo la tarta pero no vas a probar el pastel ni de lejos.
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El segundo tipo de colaboración que me ha llegado tiene que ver con las editoriales o más bien (supongo) con sus equipos de comunicación. Ocasionalmente colaboro con algunas editoriales que, o bien se han dirigido a mí espontáneamente o bien he acudido yo a ellas interesada en algún libro en concreto. Con el 99% he tenido una buena experiencia: han sido atentos, amables y comprensivos ante mis retrasos en la lectura o mis opiniones negativas sobre alguno de los libros que me han hecho llegar... Soy plenamente consciente del juego que hay detrás: la editorial me facilita un libro gratis a cambio de una reseña en mi blog que, buena o mala (que hablen mal de ti, pero que hablen), es publicidad. Todos sabemos que el sector del libro está de capa caída en nuestro país y cada vez son mayores las pérdidas de estas empresas, así que cualquier ahorro para ellos es una ventaja: es por ello que no dudan en ofrecer ejemplares "gratuitamente" de sus novedades para ahorrarse lo que supondría una costosa campaña publicitaria en televisión, prensa o radio. Las redes sociales, los blogs y Youtube están contribuyendo, además, a llegar a la gente realmente interesada en estos contenidos... A mí esta estrategia me parece muy inteligente, pues al final ganamos todos: las editoriales consiguen difusión y el bloguero lector consigue lecturas a las que de otra forma le sería imposible acceder.
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Ahora bien, hay que tener cuidado con las formas: no me parece de recibo que una editorial (o su representante en comunicación) te exija hacer cosas que tú no has hecho, no haces, ni harás porque no quieres. Hace poco recibí un correo ofreciéndome un libro en el que poco menos tenía que vender mi alma al diablo: publicar nota de prensa, booktrailer, entrevista, nosécuántos tuits y reseña en menos de lo que canta un gallo, ¡y de una temática que no me interesa en absoluto! Me quedó claro que, en primer lugar, ni se molestan en conocer el blog al que se dirigen (supongo que mirarán el número de seguidores y poco más) y, en segundo, que te piden hacer un TRABAJO (volvemos a lo mismo), cuando ésto para muchos es una afición y, por ello, tenemos otros ritmos: en mi caso, tengo una vida paralela con horarios, deberes, familiares, amigos y sí, lecturas y blog, pero no me dedico a ello de forma profesional. A mí me parece justo intercambiar una reseña por un libro, ganamos todos, pero hacerle la campaña de publicidad completa al equipo de marketing de la empresa por tan "módico precio", como que no: como dicen en mi tierra, las bobas se acabaron.
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Que conste que no estoy diciendo que haya que dejar de colaborar con editoriales,pero me gustaría que algunos departamentos de prensa intentaran humanizar a quien está detrás de la pantalla escribiendo un blog literario porque le gusta y le hace el favor de incluir su lectura en la pila de pendientes. Ya sé que para muchos es un chollo lo de recibir libros gratis (personalmente creo que pedir libros que no te interesan por un afán acumulatorio es un error), pero a mí particularmente me resulta contraproducente una colaboración en la que una de las partes te exige más de lo que es justo y quieres darle y luego te acosa a correos electrónicos para que saques la reseña cuanto antes, aunque ni siquiera te haya llegado el libro (true story). No creo que debamos plegarnos a exigencias injustas por ser, a priori, la parte más débil de la relación: al final el amor es cosa de dos y pedir la Luna sin ni siquiera referirse a ti por tu nombre es más prostitución que otra cosa.
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Siento la longitud del post; me he puesto a escribir, como he dicho al principio, sin filtros, pero es que, aunque he intentado ignorar el tema, la cabra vuelve al monte y sendos tipos de "colaboraciones" no dejan de aparecer en mi bandeja de entrada semana sí, semana también. Amig@s, hagan lo que quieran con sus blogs y no se tomen a mal mi desahogo, esta es MI OPINIÓN y comprendo que no sea ni compartida ni popular. Lo que sí les quiero pedir es un favor: NO IGNOREN EL PODER DE LOS BLOGS LITERARIOS: muchos les dirán que están de capa caída, que no los lee ni el tato, que en internet no pintan nada... Pero lo cierto es que dentro de las estrategias de venta de muchas empresas, tanto editoriales como webs de contenidos, nuestros blogs son pieza clave, pues permiten la profundida y extensión que quizás no es capaz de ofrecer una red social. Cuando les digan que un blog literario no influye en las ventas del libro en cuestión, no se lo crean: quizás no haya estudios de cuál es el porcentaje de venta que se consigue gracias a este medio, pero la visibilidad en internet y la resonancia en las distintas redes sociales son la mejor y más barata publicidad que se puede conseguir hoy en día, en un mundo hiperconectado como el nuestro. Sigamos escribiendo nuestros blogs por el motivo que sea: hobbie, rutina, diario, difusión lectora, expectativas de futuro; da igual, pero no minusvaloremos nuestra labor y seamos conscientes de que nuestro trabajo es aprovechado por otros, por muy inocentes que sean nuestras intenciones.