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Channel: El Lado Frío De Mi Almohada | Lectura Inquieta
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Un hombre al margen.

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Hola a tod@s!

La primera vez que lo vi, me miró con descaro: rodeada de tantos y tantos como él, él me desafiaba insolentemente, incitándome a que lo eligiera, a que nos escapáramos juntos. Pero yo no lo conocía de nada y siempre me han advertido que tenga cuidado con los desconocidos, que luego vienen las consecuencias. Así que, muy dignamente salí de allí del brazo de otro, sin mirar atrás... aunque me pareció ver un reflejo de decepción en su semblante. Los días pasaron y a mí no se me iba de la cabeza su atractivo, así que, como todos esos neuróticos que espían a sus citas por internet antes de salir con ellas, me dispuse a buscar alguna información que me descubriera qué había tras esa primera impresión: comprobé entonces que era nuevo en el barrio, que había sido el mejor de la clase un par de veces y que tras su bonita fachada era un ser complejo y con muchas cosas que decir... Cuando volví a aquel lugar no lo encontré en el sitio privilegiado que ocupaba antes, sino oculto tímidamente entre otros; fue entonces cuando Un hombre al margen y yo decidimos iniciar nuestro idilio, deseando que lo que unió Alexandre Postel no lo separara una mala lectura.


Damien North es un respetable profesor de Filosofía en una importante Universidad que ve cómo su tranquila y solitaria vida de viudo reciente cambia de un día para otro, cuando descubren en su ordenador imágenes pedófilas. Este hecho lo convierte en el centro de un escándalo brutal, acrecentado por ser descendiente de Axel North, un político determinante en la Historia de Francia. Damien afirma que él es inocente, que nunca haría eso, que ni siquiera sabe mucho de ordenadores, pero aun antes de que la investigación saque conclusiones definitivas, ya ha sido juzgado por la sociedad: la prensa se ceba en el asunto, descontextualizando los hechos a favor de una audiencia mayor, sus colegas y vecinos recelan de él porque ésta situación parece explicar por qué Damien siempre ha ido por libre y su familia comienza a aumentar la distancia, preocupada por lo que este problema les pueda afectar... Damien se ve contra las cuerdas, aislado, sin defensa alguna, lo que le hará hundirse cada vez más en una situación angustiosa que lo cambiará para siempre.


Ante todo hay que decir que Un hombre al margen no es una novela sobre pederastia u otros asuntos de similar calado: la aparición de unas imágenes pedófilas en el ordenador del protagonista son sólo una excusa para desarrollar la caída a los infiernos de una persona normal, en la que nunca había reparado nadie más de lo necesario, que de un día para otro pasa a ser un monstruo despreciable en base a una serie de conjeturas que lo ponen en el ojo del huracán. Damien, que siempre ha sido un hombre discreto, solitario, dado a la introspección, se ve envuelto en un embrollo que sobrepasa todas las proporciones imaginadas, dejándolo completamente tirado y desprotegido a los pies de los caballos. Todo el desconcierto, la rabia, la impotencia y la desesperanza que siente Damien la asume el lector con indignación, pero también con una pizca de recelo, pues aunque conoceremos a fondo la personalidad de Damien, no podemos evitar dudar un poquito de él, ya que todo apunta a que es culpable. Aunque finalmente se aclara lo sucedido, la pesadilla no terminará para Damien; a pesar de que intenta rehacer su vida con normalidad, el trauma de lo que ha pasado le deja muy tocado emocionalmente, alejándolo aún más de todos aquellos que lo juzgaron en su momento. El autor consigue transmitirnos con las complejas vivencias de este personaje, todo un cúmulo de sensaciones variadas e intensas que nos llevan a replantearnos cómo somos verdaderamente y cómo nos comportamos en situaciones similares en esta sociedad hipócrita aficionada a las medias verdades.


Alexandre Postel divide esta novela en dos partes con títulos muy significativos: Los días atroces y Los días feroces, conformadas a su vez por capítulos de mediana extensión donde se va narrando, sin grandes aspavientos, la lenta entrada de Damien en la boca del lobo. A pesar de ser una novela cargada de profundas reflexiones, estas quedan perfectamente insertadas en una prosa muy accesible y sólida, donde los diálogos entre personajes, las opiniones de los demás y los pensamientos de nuestro protagonista están en equilibrio, haciendo que el relato fluya sin contratiempos, aderezados, además, con cierto tono intrigante que mueve la trama; es sorprendente que esta sea la primera novela del autor, pues demuestra un gran talento que le augura una exitosa carrera en el mundo de las letras. Postel consigue algo mágico que no  logran todos los escritores: que el lector le siga dando vueltas a la historia aún cuando no la tiene entre manos, lo que significa que ha dotado a su narración de un aura especial, que queda subrayada con la espléndida edición del libro realizada por Nórdica: todo un gusto para los sentidos. 


Un hombre al margen es una obra que deja huella; no se trata de una historia complaciente, con moraleja y final feliz, sino una seria sacudida moral, un toque de atención hacia esa disposición al linchamiento casi innata en el ser humano que suele explotar ante acontecimientos extremos y que saca lo peor de nosotros mismos, sin pararnos a pensar en el daño que estamos haciendo o en que podemos estar equivocados. Todo lo que pasa Damien, todas esas miradas inquisidoras, esos reproches silenciosos y a viva voz, esa culpabilización feroz, esos juicios de valor que se hacen tan  alegremente puede ocurrirle a cualquiera, pero cualquiera puede estar también en el bando de las acusaciones: no hace falta sino ver alguno de los programas matinales de las grandes cadenas de televisión para comprobar cómo el mecanismo inquisitorial a gran escala sigue vigente en pleno siglo XXI. Por todo esto Un hombre al margen me parece una lectura necesaria: no sólo por lo que nos puede aportar como entretenimiento, sino por la reflexión que lleva implícita sobre los valores de esta sociedad que hemos construido entre todos y sobre nuestra ética personal: nunca está de más hacer examen de conciencia. Nota: 8/10.

"Las noches se convirtieron en una penalidad entre dos luces. North se sumía en pensamientos que no eran tales, daba vueltas, hasta caer en el estupor, al misterio de aquel crimen que no había cometido, invocaba a un Dios en el que no creía. ¿Por qué él? ¿Qué había hecho? ¿Por qué no venía a socorrerlo nadie? Lo único que salía a flote, en el nerviosismo estéril del insomnio, era su parte más primitiva".

Ganadores "Sorteo 500".

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Hola a tod@s!

¡Ya está aquí, ya tenemos el resultado del sorteo! Antes que nada, quiero dar otra vez las gracias por la gran participación que ha tenido esta iniciativa y, en general, por estar al otro lado del espejo leyendo y comentando las cosillas que publico, lo que siempre sube la moral: El lado frío de mi almohada no habría llegado hasta aquí sin ustedes, eso seguro. Y, tras este momento lacrimógeno - sentimentaloide, no les hago esperar más: aquí van los besados por la Fortuna, que se llevan estos magníficos ejemplares:

1º Ganador:


¡Te llevas La luna no está!

2º Ganador: 



3º Ganador:


¡Te llevas el cuaderno Moleskine!

¡Enhorabuena a las tres! Tienen todo el fin de semana para ponerse en contacto conmigo (hasta el domingo 29 de junio) y facilitarme sus datos postales; si esto no sucede, los ejemplares no reclamados serán re - sorteados. El envío se realizará por correo ordinario, por lo que no me hago responsable de pérdidas o daños causados por la empresa (normalmente se portan bien, así que no creo que esta vez sea diferente) A los demás, siento mucho no tener premios para tod@s, pero les mando un abrazote bien fuerte y les deseo un muy feliz fin de semana, muacks! :)



Previously... (IX).

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Hola a tod@s!

El repaso a lo que fue junio llega un poco más tarde de lo esperado por cuestiones técnicas: esto de que se te fastidie el cargador del portátil cuando estás en un pueblo perdido de la mano Dios es lo que tiene. Pero una vez resueltas estas dificultades, me complace mostrarles lo que dio de sí el sexto mes del año, que desde mi punto de vista no fue nada malo: leí cositas interesantes, reseñé más que nunca y tengo las pilas bien cargadas para afrontar un verano que se presenta con apetito lector, lo que me satisface muchísimo. Así que, sin más dilación, ¿les parece que miremos por el espejo retrovisor?


Lo reseñado:

No se pueden quejar de los libros tan variados y estupendos que les he mostrado este mes en el blog: estas cuatro historias, cada una en su género, tienen un encanto especial y todas ellas son dignas de leer. Comencé el mes con El café de la luna, una colección de relatos ligados entre sí por un lugar muy especial donde el encanto y el alma de otros tiempos quedaban congelados en el interior de unas narraciones muy agradables. Cambié de tercio con El juego de Ender, un clásico contemporáneo de la ciencia ficción del que me sorprendió especialmente el trabajo psicológico del autor en su protagonista: a pesar de ser una historia marcadamente futurista, el peso de toda la parte tecnológica quedaba perfectamente equilibrado con el tratamiento tan profundo y  humano que se le daba a Ender, un pobre chiquillo que debe luchar no sólo contra alienígenas, sino también contra sus monstruos interiores. Mediado el mes les mostré Ronin, una buenísima novela histórica donde el valor, el honor y la amistad subrayan una historia de aventuras en la que dos hombres de culturas contrapuestas se encuentran para descubrir que tienen en común mucho más de lo que imaginan. Para finalizar junio creí conveniente enseñarles un libro que está pasando un poco desapercibido en la blogosfera, aunque estoy segura de que su historia impactaría a muchos lectores: se trata de Un hombre al margen, una novela en la que las acusaciones destempladas, la culpa y los juicios de valor más o menos infundados bailan a un mismo compás, componiendo un argumento estremecedor y muy bien hilado que nos dará mucho que pensar. 


Complementando lo anterior,  la sección de Microrreseñas dela página del Facebook de este blog creció este mes un poquito más con un par de opiniones sobre dos libros muy interesantes: por una parte hablé de El murciélago dorado, un pequeño álbum deliciosamente ilustrado que habla del auge y caída de una  misteriosa muchacha aficionada a ver pájaros muertos que llega a convertirse en reina del ballet por obra y gracia de un destino juguetón. Por otro lado les presenté mi lectura anual de José Saramago, El cuento de la isla desconocida, una brevísima historia sobre la determinación para conseguir el sueño "imposible" de un humilde marinero, que acude día tras día al castillo del rey a pedirle un barco para encontrar la isla desconocida, tierra que nadie cree que exista pero que él persevera por encontrar. Con una prosa ágil y traviesa, un humor sutil y un contenido cargado de metáforas y críticas sobre la sociedad actual y el interior del ser humano, este pequeño relato se ha convertido en una de mis mejores lecturas del año y un libro que ruego a todos que lean, porque, de verdad, es genial e imprescindible y, como bonus para los indecisos, se lee en un suspiro.


Lo leído:

Estoy contenta con lo que dio de sí junio en cuanto a lecturas porque disfruté de todas ellas más de lo que esperaba, lo que no es decir poco. Empecé con una adquisición de la Feria del Libro que llevaba mucho tiempo en mi lista de deseos: Xingú, de Edith Warthon, una deliciosa novela decimonónica sobre un estirado club de eruditas damas con el que me lo pasé muy bien, gracias al peculiar enredo que mueve toda la trama. Seguí con la primera entrega de un cómic que me han recomendado hasta la saciedad desde hace un montón de años: Blacksad: Un lugar entre las sombras del que me hice fan desde el minuto 1: se trata de una estupenda historia que le debe mucho a los grandes clásicos del cine y la novela negra, aderezada con un dibujo sensacional que me dejó con ganas de más. Seguí con mi racha de relatos leyendo Caminos que conducen a esto, una interesante selección de  pequeñas historias con un punto surrealista que me sorprendió gratamente. Y decidí hincarle el diente a uno de los retos en los que me embarqué este año, consistente en leer alguna novela ambientada en la I Guerra Mundial con Nos vemos allá arriba, una obra algo irreverente que se atreve con temas espinosos de la época y que se mueve entre el drama y la picaresca con bastante soltura. Para rematar un mes tan bueno acudí al regazo de Cita Franco y sus Lágrimas de tequila, una colección de relatos escritos con tal naturalidad que te introduces en ellos sin problemas, sintiéndolos como algo vivo y latente que merece la pena conocer. 


Lo anotado:

Cada mes se me hace más difícil elaborar esta sección, porque muchos de ustedes me dan a conocer muy buenas historias que me parecen irresistibles... Sin embargo, este mes las elegidas son estas por una simple razón: se trata de libros que a priori me interesaban, pero no terminaba de estar segura de si serían para mí... Pero las reseñas que han hecho estos blogueros me han convencido de que me gustarían mucho. Fesaro habló muy bien de Primera temporada, una novela que, como seriéfila confesa me atraía muchísimo pero que sus palabras terminaron de confirmar que sería una lectura fresca y desenfadada, ideal para estas fechas. Otra reseña que se ha ganado mi corazoncito es la que hizo Tatty del libro Yo antes de ti, una novela que últimamente se está viendo mucho por estos lares y  que me parecía jugosa, pero que hasta que no leí esta opinión no me había planteado seriamente hacerme con ella: ¡temblad bibliotecas del mundo: ahora que me han quitado la sanción que tenía por devolver tarde unos libros, arrasaré vuestras estanterías, muahahaha! ;) Por último, Mientrasleo hizo la reseña de una novela que tuve entre mis manos en la última Feria del Libro a la que asistí: El paso de la hélice;  hipnotizada por su bella portada, estuve a punto de hacerme con ella.... Pero mi desconocimiento sobre su interior era total, por lo que no me animé a comprarla. Vista la crítica de nuestra compañera, creo que es un libro que me haría disfrutar mucho y por ello, lo pongo decididamente bajo mi punto de mira. 


La viñeta lectora del mes: 

Para finalizar esta larguíiiiiiiiiiisima crónica, expongo la viñeta que he elegido para que nos acompañe durante  julio y que me parece muy indicada para estas fechas: ante un fondo marítimo formado por páginas de libros se enfrenta un lector como tú, como yo, haciendo una reflexión en voz alta a la que todos debemos hacer caso: La lectura es como una ola... solo basta con sentir su energía y dejarse llevar: ya sea con un sesudo ensayo filosófico o con la historieta más frivolona que podamos encontrar, creo que es importante que el lector sienta como propias esas vibraciones que emanan los libros que nos gustan y las vivamos a conciencia, dejándonos secuestrar por las tramas y sensaciones que los escritores - alquimistas han creado para nosotros. Aunque puede que de vez en cuando nos llevemos alguna ahogadilla, normalmente sumergirnos en un placentero mar de palabras es una experiencia de lo más satisfactoria que nos anima a nadar cada vez más lejos, cada vez más hondo...

Y... ¡ esto es todo, amig@s! Se nota que he estado varios días desaparecida, pues ¡vaya rollo me he tirado! Muchas gracias por llegar hasta aquí y espero que julio sea un mes cargado de sol, sal y buenos libros, ¡Abrazos! ;)

Cooltureta.

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Hola a tod@s!

Es una verdad universalmente reconocida que está de moda ser moderno. No hace falta más que mirar a nuestro alrededor para comprobar que cosas que hasta hace poco se consideraban viejunas, horteras o totalmente fuera de onda ahora son el súmmum  de la sofisticación: véase usar gafas de pasta super gruesas (con o sin cristales, a elección del consumidor), zapatos de tacón o chanclas combinados con calcetines, bigotes dalilianos, barbas papanoélicas y muchos más detalles estéticos que pueden parecer más o menos extravagantes, pero que son capaces de poner el sello "hipster" al que se atreva a entrar en la dimensión del postureo. Sin embargo, ser moderno no es sólo cuestión de apariencia física, sino que trasciende a lo intelectual; sólo quien disfrute de un festival de cine independiente como si estuviera en Disneyland, quien se sepa de memoria todas las canciones de ese oscuro grupo islandés que se mueve en escenarios alternativos o quien disfrute de los reallity shows desde un punto de vista irónico puede comprender en su plenitud el goce de ser moderno. Para los que aún no hemos dado el paso de coronarnos como "gente cool", tenemos la oportunidad de adentrarnos en el mundillo gracias a la última obra de Moderna de Pueblo, Cooltureta, un cómic (perdón, novela gráfica)  desternillante y socarrón gracias al cual nunca volveremos a ver el gafapastismo imperante de la misma manera. 


El Cooltureta, nuestro moderno amigo, es un chico que se acaba de mudar al barrio perfecto, donde las tiendas de vinilos, los cafés - librerías y las boutiques vintages abundan por doquier. Allí conocerá a La chica de la bici, una misteriosa rubia por la que perderá los papeles y se reencontrará con La Mariliendre, una compañera del cole que ha cambiado radicalmente y gracias a la que se relacionará con un nuevo grupo de amigos, entre los que destaca El culutreta de palo, un chico mucho más moderno, carismático e intelectual que él mismo, que se convertirá en su peor pesadilla....


Cooltureta es un divertido cómic en el que nos vamos acercando al universo bohemio y chic en el que se mueve nuestro protagonista de una manera desenfadada, irónica y cargada de humor. Todos los personajes son tópicos andantes, hecho que no se intenta ocultar en ningún momento, pero es precisamente la manera de jugar con esos clichés y mostrar claramente el absurdo en el que caen en muchas situaciones lo que crea la sonrisa perpetua en el lector. El Cooltureta en el fondo es un pringado esclavizado por tantas normas y apariencias a las que no quiere renunciar porque cree que eso lo hace más guay, aunque poco a poco toma conciencia de que tanta pose no le deja ser él mismo. A través de ocho capítulos, configurados a modo de escenas cotidianas de la vida del personaje, nos dará tiempo a conocer a toda la fauna, flora y primavera del mundillo hipster y también a desear, entre carcajada y carcajada, que nuestro pobre héroe contemporáneo pase de tanta tontería y sea él mismo, que es un chico estupendo aunque un poco atontado al que no le hace falta interpretar ningún papel para ser realmente feliz. 


Desde que descubrí al personaje a través de Facebook tenía muchas ganas de conocer en profundidad las aventuras del Cooltureta, muchacho que, no lo niego, me recuerda a ciertas personas que conozco en el mundo real... Por eso nada más salir a la venta el cómic me hice con él y tardé poco en leerlo: primero a "ocho ojos" (lo leí junto a mi hermana, gafotas como yo) y más tarde lo releí sola y en las dos ocasiones me lo pasé muy bien: no sólo hace gracia el texto tan bien traído sobre el tema, sino que las viñetas combinan perfectamente con la acción, mimetizándose sin fisuras al relatar de forma bastante fidedigna el ambiente en el que se mueven los personajes y utilizar un dibujo, unos colores y unos guiños estéticamente acordes a lo que se está contando, que no sirven como marco a la historia, sino que son ingrediente fundamental e imprescindible de la misma. En resumen, Cooltureta es un libro agudo y gracioso en el que nos acercaremos al endiosado mundo "moderno" desde una perspectiva fresca y ligera, que nos hará pasar un rato realmente agradable. Nota: 7´5/10.


Caminos que conducen a esto.

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Hola a tod@s!

Estos días ando asombrada con una polémica que se está dando en la blogosfera literaria: al parecer hay varios blogs que se quejan de prácticas abusivas e incluso "competencia desleal" en la relación entre bitácoras y editoriales; mientras unos dicen que pedir es gratis y que no es excesivo solicitar ejemplares como si no hubiera mañana a esas grandes empresas que reciben a cambio publicidad a cascoporro, otros defienden que habría que cortarse un pelo, que no es cuestión de acumular libros como si tuviéramos una especie "síndrome de Diógenes librófilo", cuando muchas veces el único fin de recopilar novelas es fardar de ellas y ni siquiera se corresponde al envío con una reseña en condiciones. Digo que me asombra la controversia porque no era consciente de esta problemática: aunque colaboro con autores y editoriales, pido sólo lo que me interesa realmente, ya que nunca me había planteado eso de almacenar libros a lo loco. De hecho incluso rechazo cada vez más a autores autoeditados, cuyas obras no ocupan espacio,  no sólo porque no tengo Kindle y es una lata cambiar el formato para leerlo en mi lector, sino porque me siento fatal al tener que hacer esperar a unos escritores que se buscan la vida por sí mismos y que tienen toda la ilusión del mundo por dar a conocer sus obras y hacerse un hueco en el mundillo. Precisamente este sentimiento me embargaba cuando Andrés Ortiz Tafur contactó conmigo para presentarme su colección de relatos titulada Caminos que conducen a esto: aunque me gustan los relatos, mi primer impulso fue decir no por las razones antes explicadas. Sin embargo, seguimos conversando un rato y me fue picando el gusanillo por conocer su obra; me camelaron sobre todo los títulos de sus historias, altamente sugerentes, que fueron la puntilla necesaria para dar definitivamente el "sí, quiero".


Caminos que conducen a esto es una compilación de 24 relatos con una personalidad muy marcada que hablan de todo un poco, pero de una manera particular: no vamos a encontrar aquí extractos de una realidad fidedigna, sino más bien situaciones que se dan al otro lado del espejo, casi en un mundo paralelo. Porque todos los relatos tienen un punto visionario y surrealista que le da la vuelta a una situación cotidiana, dejando al lector muchas veces atónito, otras veces impresionado, algunas indiferente pero todas ellas sin excepción, sorprendido por la originalidad que destilan estas pequeñas narraciones. 


Este libro de relatos es un cajón desastre de tramas, personajes y circunstancias variopintas a los que el autor consigue dar una vuelta de tuerca a través de una imaginación desbordante, capaz de convertir una situación normal en algo subversivo que siempre logra asombrar: está claro que Ortiz ha jugado fuerte en esta obra, apostando por unos argumentos  que que salen de lo común e intentando aportar un interesante punto diferenciador con respecto a otros libros de relatos a los que quizás estamos más acostumbrados. Con un lenguaje sencillo y accesible, Ortiz se nos muestra como un gran contador de historias tan insólitas como verosímiles, lo que creo que es el gran punto fuerte de esta recopilación: aunque todas las situaciones acaben discurriendo por un camino que no imaginábamos, el autor consigue dotarlas de franqueza, logrando que el equilibrio entre lo real y lo ilusorio se mantenga en un balance ideal.


Para mí, Caminos que conducen a esto ha sido un curioso viaje literario que no me ha dejado indiferente: no me esperaba que las historias que me iba a encontrar se deslizarían por la senda propuesta, pero me ha agradado el resultado. No puedo decir que todos los relatos me hayan gustado por igual: reconozco que no he conectado especialmente con los de la parte final del libro, no sé si porque mi capacidad de asombro estaba ya agotada o porque simplemente es imposible que todos nos seduzcan del mismo modo... Sin embargo, otros muchos relatos me provocaron sonrisas, me fascinaron y, sobre todo, me hicieron desear oírlos contados en voz alta, pues es quizás la recopilación, de las que he leído últimamente, que más se presta a ser carne de cuentacuentos: creo que  este libro tiene una evidente alma escénica que pide a gritos sus 15 minutos de fama. Definitivamente Caminos que conducen a esto es una obra singular que hará pasar un buen rato a los amantes del noble arte de relatar y a aquellos a los que no les importe salpimentar sus lecturas con historias algo extravagantes que consiguen que miremos la realidad con otros ojos. Nota: 6/10.

"Un elefante viejo se hace el distraído, se queda atrás y resuelve cambiar de rumbo, separarse del resto de la manada; y llega a un cementerio mágico, en donde sólo hay esqueletos de otros elefantes y un río de aguas cristalinas, montañas, árboles y cielo. Eres un elefante, que tras muchas incursiones ha encontrado su sitio. Así te presentas, sin que nadie te pregunte; porque no existe nadie, sólo casas en ruinas, esqueletos, la huella silenciosa de gente que, en algún momento, permaneció viva aquí, en este lugar, en tu cementerio". 

Vinieron para quedarse... (XV).

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Hola a tod@s!

Y se fue junio y con él atravesamos el ecuador del año: los meses que quedan serán cuesta abajo hasta el final de este 2014 algo rarito (al menos a mí me lo parece) que nos ha tocado vivir. Empecé ese mes muy emocionada ante la perspectiva de acudir a la Feria del Libro de mi ciudad y hacerme con cantidades ingentes de ejemplares que amenizaran mis lecturas... Pero mi gozo se quedó en un pozo (para alegría de mi bolsillo), como relataré a continuación...


Espoleada por todas esas crónicas, reseñas, comentarios y demás alusiones de muchos blogueros sobre las ferias del libro de sus ciudades (sobre todo las de Madrid y Sevilla), iba yo con el ánimo por las nubes, dispuesta a perderme entre casetas, libros interesantes, actos entretenidos y presentaciones inolvidables. A pesar de que la feria de la capital de mi isla había sido un fiasco, pensé que en donde vivo se lo currarían más, pues al fin y al cabo esta es ciudad Patrimonio de la Humanidad y se supone que quieren promocionar la cultura y que incluso aspiran a convertirse en Ciudad de la Literatura de la Unesco... Después de asistir a este evento, sólo me puedo carcajear ante la idea: no sólo cabe decir que la organización fue desastrosa, los actos paupérrimos y la falta de interés con la que se organizó la feria más que evidente, sino que la mayoría de las librerías participantes tampoco se tomaron la molestia de aportar algo novedoso que diferenciara esta muestra de libros de una visita ordinaria a uno de sus puntos de venta... En fin, perdonen mi pataleta, pero es que me da mucha rabia que un acontecimiento de este tipo, tan positivo para la cultura, la economía, el turismo y la sociedad se tome poco menos que como un molesto mercadillo de fin de semana que toca hacer una vez al año, para que no digan que no se apuesta por la difusión lectora. Aún así, compré alguna cosita que me interesaba y que no había visto aún en librerías, como el Diario de una volátil, al que le tenía muchas ganas y que pensé que directamente no lo iban a vender en Tenerife, porque juro que no lo conseguía por ningún sitio: no sé si fue mi alegría desbordante al verlo escondidillo en uno de los puestos más interesantes de la feria lo que hizo que la librera me regalara un bonito libro ilustrado, Nefelibata en cromos, con lo que me fui de ese rincón en particular más contenta que unas castañuelas.


Lo bueno de la feria es que aparte de las librerías tradicionales montaron su puesto varias "tiendas frikis", de esas que están especializadas en cómics y merchandising de dibujos animados y series de televisión. En una de ellas encontré la segunda parte de Blacksad, llamada Artic - Nation: éste es un cómic escrito por dos autores españoles e internacionalmente alabado que es una auténtica pasada, pues tanto el cuidado dibujo de los animales antropomórficos protagonistas, como la historia con tintes del mejor cine noir se complementan perfectamente, ofreciendo una trama impecable que da gusto leer. Mi última compra en la feria fue casi un impulso: trasteando en internet me topé con varias referencias a la novela Nos vemos allá arriba y las buenas críticas y ventas que estaba consiguiendo me picaron mucho la curiosidad, más cuando no había leído ninguna reseña sobre el libro en la blogosfera. A pesar de ser un libro de los más vendidos aquella semana, sólo encontré un ejemplar de esta historia ambientada en la I Guerra Mundial semioculto en la estantería de una de las casetas, que me llevé sin mirar atrás y comencé a leer casi enseguida, pues ya es hora de empezar a cumplir esos retos a los que me apunté alegremente a principios de año y que he ido postergando casi sin darme cuenta...


Podrán comprobar que junio fue mi "mes del libro ilustrado", pues con éste que ven ahora ya van cuatro ejemplares del mismo género que entran en mi estantería. Shenzhen era un cómic que estaba en mi lista de deseos desde hace mucho y fue en mayo cuando hice esta compra, aunque llegó un mes después: mi intención era completar mi colección de libros de viajes de Guy Delisle, autor que me encanta y que me ha dado a conocer desde dentro y con espontaneidad varios lugares del mundo de los que es fácil hacerse determinadas ideas preconcebidas. Por ello,  no podía faltar en mi biblioteca el tomo en el que explica su experiencia en China, que además supuso el comienzo de esta serie de cómics donde el análisis sociológico y las ocurrencias del escritor - dibujante se dan la mano para ofrecernos una divertida pero lúcida mirada sobre lugares tan dispares como  Pyongyang, Rangún o Jerusalén. Junto al libro se pueden ver dos bonitos marcapáginas de Platero y yo que me hizo llegar Zeno, a la que le quiero dar públicamente las gracias por su amabilidad. ^^


Para acabar les muestro dos novelas muy distintas que llegaron en junio a mi buzón. Por cortesía de la Editorial Bóveda recibí Netherwood, mi actual lectura: una historia ambientada en la Inglaterra de principios del siglo XX donde la diferencia de clases y el afán de superación mueven una trama muy bien hilada. Tuve la suerte de ganar en el blog de Lesincele el libro Rebelión 20.06.19, novela de ciencia - ficción ambientada en el Madrid de dentro de 10 años que promete emociones fuertes y que su autor, Javier Miró, tuvo el detalle de enviármelo firmado y dedicado, ¡muchas gracias! ;)

Pues, ¡esto es todo, amig@s! Espero que no les haya aburrido mucho mi entrada de hoy y que me digan si les llama la atención algún libro, si creen que me he pasado comprando cómics o si las ferias del libro de sus respectivas ciudades son también un desastre... ¡Abrazos para tod@s! :D



Netherwood.

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Hola a tod@s!

Dice una conocida canción, en un alarde de machismo y casposidad, "no me gusta que a los toros te pongas la minifalda". Mi cerebro, que es un cachondo mental, activa esa musiquilla de fondo cuando entro en una librería y veo allí a las pobres novedades, recauchutadas entre bandas de papel con alguna sentencia rimbombante que me recomienda su lectura o escondidas tras una enorme pegatina con el mismo fin, haciendo que no se vea bien la portada. "No me gusta que a los libros le pongas faja publicitaria", canto yo como aquel de los toros, un poco desquiciada ante tal derroche; estos elementos son lo primero de lo que me deshago al llegar a casa, muchas veces sin siquiera leer lo que dicen. Sin embargo, este problema se queda en nada cuando la editorial de turno decide que es buena idea imprimir tal reclamo directamente en la cubierta del libro: ante esto, no hay solución posible y reconozco que he llegado a no comprar alguna novela por la mala impresión que me dan este tipo de "tatuajes"... Aunque tampoco peco de intransigente y cuando  un libro me interesa, hago de tripas corazón: esto me pasó con una de las últimas novedades de la Editorial Bóveda; a pesar de mi particular "tic nervioso", Netherwood de Jane Sanderson tenía ingredientes más que suficientes para sumergirme de lleno en esa historia: no sé si me llamó la época, la ambientación, los protagonistas o todo en su conjunto, pero esta novela me atrajo desde el primer momento y supe que debería apartar a un lado mis pequeñas manías sin importancia y dejarme llevar por lo que verdaderamente importa.


Netherwood es el nombre de las tierras y la mansión de la familia Hoyland, aristócratas y empresarios que mantienen varias minas de carbón en la zona de Yorkshire, Inglaterra. Los Hoyland son una rica familia acostumbrada al lujo y a la buena vida, lo que choca frontalmente con las paupérrimas condiciones de sus empleados, sin apenas derechos de ningún tipo y con una existencia rayana en lo miserable. A pesar de todo, como hay varias minas vecinas donde las cosas van mucho peor, los empleados en Netherwood se conforman con su dura realidad, rezando para que la penosa vida minera no se cobre ninguna víctima. Una de las habitantes de Netherwood nos demostrará en esta novela cómo sobresalir en condiciones adversas: Eve Williams, una mujer fuerte y decidida, tendrá que ingeniárselas para sacar adelante a su familia sin más ayuda que su talento como cocinera y el apoyo incuestionable de algunos pocos amigos, que confían ciegamente en ella y que le dan alas para que se demuestre a sí misma que puede lograr todo lo que se proponga. 


A pesar de ser una historia con una enorme cantidad de personajes y que se nota que la autora quiere subrayar especialmente a algunos de ellos, para mí la protagonista absoluta e incuestionable de esta novela es Eve, una mujer admirable que tendrá que hacer frente a numerosas dificultades en una época en la que las mujeres lo tenían bastante crudo para valerse por sí mismas. Eve es una buena mujer, una madre abnegada y una cocinera excepcional, y será esto último a lo que se agarre cuando su tranquila vida dé un vuelco de 180 grados. A lo largo del libro asistiremos a la transformación completa de este personaje, que pasa de ser una  ama de casa en dificultades a empresaria de éxito y nos alegraremos por todos esos logros conseguidos con esfuerzo, dedicación y no pocas dudas. Afortunadamente Eve contará en esos momentos de inseguridad con la mano amiga de varios de sus vecinos y amigos, e incluso el conde de Netherwood y su familia atisbará en ella un talento especial. Entre el enorme número de personajes secundarios que aparecen en esta novela quiero destacar especialmente a Anna, una muchacha rusa que comienza a vivir en casa de Eve como favor a un párroco amigo y que resulta ser una mujer interesantísima, que cambió la acomodada vida que tenía en su país por un amor que la llevó a la pobreza y que perdió al poco tiempo, dejándola sola con un bebé. A pesar de todo ello, Anna es una persona optimista, inteligente y con una clara visión emprendedora que contagiará a Eve y que será la clave para que nuestra protagonista tenga éxito en sus nuevos proyectos. 


Jane Sanderson divide la historia en tres grandes bloques que narran diferentes etapas de la vida de Eve: el primero se centra en poner a los personajes en escena y darnos a conocer sus personalidades y motivaciones, dando pie, además, al cambio brusco que sufre la vida de Eve y que le hará abrir una tienda de pasteles y púdines en su propia casa. En el segundo bloque se asienta el éxito de Eve y vemos cómo es percibido éste por los habitantes del pueblo y cómo Anna le anima ampliar horizontes. En la última parte del libro asistimos a la consagración de Eve como cocinera, cuando la familia Hoyland le pide que se traslade a Londres para servir sus delicias entre la alta sociedad de la capital durante la temporada de verano; ésto la llevará a separarse de sus seres queridos para encontrarse sola en una casa hostil, a la que nunca se llega a adaptar del todo a pesar de que conseguirá hacer algunas pocas buenas amistades. El estilo de Sanderson es muy ágil: a pesar de que abundan las descripciones, el relato no se hace para nada pesado, pues utiliza un lenguaje directo y sencillo que nos lleva a pasar las páginas sin darnos cuenta. La narración está plagada de diálogos entre los personajes que hacen que los conozcamos mejor, aunque muchos secundarios con gran potencial quedan un tanto indefinidos, dando la impresión de que no se terminaron de rematar. Me parece interesante señalar que, al terminar la historia, el lector se encuentra con un completo apéndice en el que aparecen las recetas elaboradas por Eve en la novela (muchas de ellas muy apetecibles), una serie de cuestiones para debatir sobre el libro, una entrevista a su autora y bibliografía relativa al tema y la época: creo que todo ello es contenido de calidad que enriquece el ejemplar y que agradará a los que se acerquen a esta lectura. 


Me ha gustado mucho Netherwood, aunque yo pensaba que iba a transitar más en el mundo aristocrático y la novela se mueve claramente entre el pueblo llano: a pesar de que la familia del conde aparece mucho en este libro, creo que la autora no nos deja ver más que pinceladas sobre estos personajes, quizás con la  mente puesta en una futura novela más centrada en la alta sociedad. Este hecho no me ha disgustado para nada, pues la trama de Eve me parece bastante consistente y conocer las condiciones de vida de las clases humildes de la época, tan ignoradas normalmente, me ha resultado particularmente instructivo. Lo que sí me ha desconcertado bastante ha sido cómo la parte final del libro ha estropeado un poco la fantástica evolución de la protagonista, cuando se intentan introducir unos enamoramientos tan apasionados como apresurados que creo que no aportan realmente nada al relato principal, deslucen un poco la historia y chocan con la imagen de Eve que nos hemos formado hasta el momento. También hay que decir que la autora no ofrece un final cerrado a cal y canto, sino que quedan algunas líneas argumentales abiertas, lo que tiene que ver, como me enteré tras terminar la lectura, con que Netherwood es el principio de una saga, por lo que deduzco que muchos personajes de esta historia seguirán viviendo en otras novelas, aunque la trama central tiene un claro punto y aparte. En resumen , a pesar del pequeño declive de la parte final del libro, no dudo en recomendar Netherwood a los amantes de los buenos dramas de época: me ha parecido una novela entretenida y bien contada, con una protagonista de bandera y algunos secundarios inolvidables, de esos que merecen un libro sólo para ellos. Nota: 7/10.

"Aquellos recuerdos de otro mundo eran imposibles de borrar de la mente, como si estuvieran grabados en cristal, pero ya estaban más difusos que años atrás e iban perdiendo poco a poco el poder de causarle dolor. Eve había aprendido a encontrar regocijo en los pequeños detalles de la vida, y precisamente eso era lo que estaba haciendo en aquel mismo instante: el calor de la cocina contra la que estaba apoyada, el olor del pan recién hecho y de la salsa de estofado... Había bendiciones diarias como aquellas a raudales, no eran menos valiosas por ser insignificantes, y cada día ofrecía una oración de agradecimiento por la suerte que la acompañaba".
Agradezco a la Editorial Bóveda el envío del ejemplar. 

1984.

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Hola a tod@s!

¿Alguna vez has creído haber leído un libro sin haberlo hecho realmente? Me explico: te viene a la cabeza un título determinado o te hablan de él y tú estás convencid@ de que hace  tiempo le diste una oportunidad: te suenan los personajes, la trama no te es desconocida, mencionas alguna cita de vez en cuando y no dudas en recomendarlo a todo el mundo... Pero, ¿un momento?; ¿seguro que lo has leído? Haces memoria, te propones volver al momento concreto en que tenías el ejemplar entre manos y la mente se te queda en blanco: cero recuerdos. Luego llega la fase de autosugestión: que sí que ya lo has leído, imposible que sepas tanto de  la historia si no fuera así... pero va a ser que no. A mí me pasó esto hace poco con todo un clásico contemporáneo, 1984, de George Orwell: estaba segura de que en el pasado había disfrutado de la madre de todas las distopías, pero cuando me puse a meditarlo más seriamente me di cuenta de que no había sido así; quizás sabía mucho del argumento precisamente por ser una obra maestra que todo el mundo conoce, pero me bastó leer un par de páginas de esta novela para darme cuenta de que, para mí, aún era territorio virgen por explorar.


En 1984 el mundo está dividido en tres zonas: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental, que continuamente están en guerra entre sí para hacer valer su superioridad política y moral. En uno de esos territorios, Oceanía, conoceremos a Winston Smith, un trabajador del Ministerio de la Verdad cuya tarea consiste en manipular la Historia: cada cambio de opinión que tenga el Partido, liderado por el Gran Hermano, conlleva una huella en los medios que hay que deshacer, y Smith se encargará de reescribir cada artículo, noticia, crónica o similar del pasado que ya no concuerde con el mensaje oficial que se quiera transmitir desde el Gobierno. Todo ello hace que Smith  comience a atisbar la falsedad de la sociedad en la que vive, lo que le lleva a intentar escapar de la férrea vigilancia a la que están sometidos los habitantes de Oceanía y a comenzar a rebelarse contra el sistema establecido. A ello le ayudará Julia, una muchacha tan desengañada de la política del Estado como él y O´Brien, miembro del Partido Interior (la élite gobernante) que se encargará de mostrarle los entresijos gracias a los cuales el Gran Hermano está firmemente anclado al poder. 


Winston Smith, nuestro protagonista, es miembro del Partido Exterior que sería, por así decirlo, los funcionarios del Estado. Existen cuatro ministerios que se encargan de las tareas más importantes para mantener la estructura política del nuevo orden social que explica la novela: el Ministerio del Amor, que se encarga de torturar a cualquier opositor al régimen, el Ministerio de la Paz, que gestiona todo lo que tiene que ver con la guerra perpetua en la que participa Oceanía, el Ministerio de la Abundancia, que raciona escrupulosamente los bienes para que la población subsista malamente con lo que se les da y el Ministerio de la Verdad, en el que trabaja Smith, que se encarga de manipular y destruir todos aquellos documentos que puedan contradecir cada una de las nuevas disposiciones dadas por el Gran Hermano. Smith, a pesar de que lo han aleccionado toda su vida para creer que las cosas son así y punto, empieza a darse cuenta de que algo falla en un sistema que tiene que recurrir a personas como él para cambiar continuamente las versiones oficiales de los hechos, con lo que en su interior se comienza a abrir una grieta de desconfianza en la que ahondará con mucha cautela al principio y más decididamente después, cuando conozca a Julia. Ella, miembro de la Liga  Anti-Sex y en apariencia ferozmente leal al Partido, se rebelará a su particular manera contra él, iniciando una relación secreta con Smith, alejada de las indiscretas cámaras que lo dominan todo y donde finalmente prevalecerá el amor, algo que en la sociedad de 1984 no se permite. Otro personaje fundamental será O´Brien, quien parece ser un agente doble, al ser miembro del Partido Interior y de La Hermandad (grupo clandestino que se opone al régimen) y que proporcionará a Smith el conocimiento necesario para entender los enrevesados mecanismos que mantienen en pie el mundo en el que le ha tocado vivir.


George Orwell despliega todo su potencial como escritor y filósofo en esta novela, que podría calificarse como "ensayo político ficcionado". Los temas tratados en esta obra son complejos, aunque están explicados de una manera muy clara que hace que no resulten difíciles de comprender. Quizás existan algunas partes que sean un tanto densas, en las que el autor insiste en ciertas ideas para dejar claros algunos pormenores del sistema político que rige el mundo de 1984, ralentizando con ello la lectura, pero a mí estos capítulos me han parecido  remarcables y de ellos  se pueden extraer muchos pensamientos interesantes. El libro se divide en tres partes que sirven para, a través de la figura de Winston Smith, ponernos en situación sobre el mundo en el que vive, asistir al intento de rebelión de un individuo frente a un poderoso sistema que todo lo controla y conocer cómo el Estado responde a lo que se considera traición. Orwell introduce en 1984 numerosos conceptos que han pasado a formar parte, si no de nuestro vocabulario, de nuestro pensamiento, como la neolengua (lo que casi podríamos asimilar a lo "políticamente correcto"), doblepensar (estar en contra de algo pero mostrarse a favor y defenderlo fervientemente o viceversa), el Gran Hermano (sistema de control cada vez más excesivo que  tienen las autoridades sobre la vida privada de las personas) o el crimental (crimen de pensamiento; tener ideas diferentes o contrarias a lo que desde el Gobierno se establece que es lo correcto). Pero no crean que el autor simplemente ha querido dejar constancia de una sucesión de nociones más o menos interesantes sin más: Orwell ha bañado todo su relato de una atmósfera pesimista, gris, claustrofóbica que hará que nos quedemos, no sólo con la sensación de haber acrecentado nuestro bagaje intelectual, sino de haber sucumbido a una historia tan buena como terrible, dado lo plausible que resulta su traslado a nuestra vida cotidiana.


1984 es un libro que hay que leer alguna vez en la vida, sí o sí. Me parece una historia totalmente vigente que debemos conocer: a pesar de haber sido escrita como crítica a los regímenes comunistas y fascistas y que las referencias a personajes y entidades tan terribles como Stalin o las SS nos parezcan tan lejanas hoy, este libro trasciende totalmente su época y podemos ver en nuestra realidad política y mediática actual muchos de los pensamientos que Orwell plasmó aquí en su momento, hecho que da bastante miedito. Creo que éste es uno de estos libros que desarrollan el espíritu crítico de cualquiera y cuya lectura no cae en saco roto, pues aunque es evidente que no todos los lectores van a salir en masa a rebelarse contra un mundo cada vez más parecido al de la novela, sí que podrán aprender a identificar muchas pequeñas manipulaciones que recibimos diariamente y que pasamos por alto como si nada, aunque están dirigidas a que nosotros, "los ignorantes proles" que define el libro, vomitemos nuestros dos minutos de odio contra lo que toque en cada momento, sin que hagamos un análisis algo más exhaustivo de lo que se nos quiere inculcar. Desde el plano meramente literario, 1984 es una buena lectura que no va a resultar trepidante y que incluso se estanca en ocasiones, pero que se lee con facilidad y reporta algo más que una buena historia; incluso con todas las cosas negativas que ocurren en el libro, al final atisbamos un pequeño rayo de luz que nos da algo de esperanza. A pesar de que Rebelión en la Granja me gustó un pelín más, 1984 ha sido una de mis mejores lecturas del año y el libro al que he hecho más anotaciones, por lo que no dudo en recomendarla a cualquiera que quiera acercarse a un clásico contemporáneo de calidad sin fecha de caducidad a la vista. Nota: 8´5/10.

"En un un mundo en que todos trabajaran pocas horas, tuvieran bastante que comer, vivieran en casas cómodas e higiénicas, con cuarto de baño, calefacción y refrigeración, y poseyera cada uno un auto o quizás un aeroplano, habría desaparecido la forma más obvia e hiriente de desigualdad. Si la riqueza llegaba a generalizarse, no serviría para distinguir a nadie. Sin duda, era posible imaginarse una sociedad en que la riqueza, en el sentido de posesiones y lujos personales, fuera equitativamente distribuida mientras que el poder siguiera en manos de una minoría, de una pequeña casta privilegiada. Pero, en la práctica, semejante sociedad no podría conservarse estable, porque si todos disfrutasen por igual del lujo y del ocio, la gran masa de seres humanos a quienes la pobreza suele imbecilizar, aprenderían muchas cosa y empezarían a pensar por sí mismos; y si empezaran a reflexionar, se darían cuenta más pronto o más tarde que la minoría privilegiada no tenía derecho alguno a imponerse a los demás y acabarían barriéndoles. A la larga, una sociedad jerárquica sólo ería posible basándose en la pobreza y en la ignorancia". 

Operación Bookini (mis lecturas para el verano).

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Hola a tod@s!

Uno de mis mayores pecados como lectora es que soy muy errática en esto de leer: no mantengo una línea firme y consolidada en cuanto a libros y temáticas, sino que voy saltando de unos a otras según me lo pida el cuerpo. Admiro verdaderamente a aquell@s que se ciñen a una lista concreta de títulos a leer durante un periodo de tiempo determinado: estoy segura de que suyo será el  reino de los cielos... En el infierno bibliófilo se quedará la gente como yo, que posterga sus lecturas pendientes hasta el infinito, que lee sin ton ni son lo que le va apeteciendo y que, en definitiva, vive sumida en un caos de novelas aplazadas una y otra vez que se esconden en los recovecos de la memoria y que están sometidas a la caprichosa dictadura de una lectora desorganizada... Sin embargo, hay una época del año en que la cosa cambia un poco y esa es el verano: para agosto, que es el mes que suelo tener libre, dejo aquellas lecturas que me apetecen mucho, pero que, por una cosa u otra no he incluido a lo largo del año: la falta de tiempo, de concentración o de lo que sea hacen que, sin querer, se vaya configurando aleatoriamente una minilista de obras  a las que les toca brillar junto al sol del estío. Les presento a continuación aquellas que tengo pensado disfrutar durante este próximo agosto: conociéndome puede que acaben cruzándose otros libros por el camino... Pero les aseguro que llevo deseando leer muchos de estos que aquí van desde hace varios meses y no lo he hecho precisamente para hacerlo con todo el relax del mundo.


Empezamos por algo ligerito y simpaticón: aquí van dos libros cuyas portadas me resultan muy evocadoras: se tratan de L´aubergue y L´épicerie, de Julia Stagg: por lo que tengo entendido transcurren en un encantador pueblecito de los Pirineos franceses con personajes peculiares, ambiente agradable y enredos por doquier. No sé, me apetece escapar de los calores estivales viajando a un lugar así de idílico, que tiene pinta de sacarme alguna que otra sonrisa... No he incluido el último libro de la autora, Las cartas de Véronique porque no me queda claro si pertenece al mismo universo o es una obra completamente ajena a la serie: si alguien lo sabe, agradecería que me lo dijera en los comentarios (¡gracias!).


Pero no todo van a ser sonrisas y florecitas en el campo: en mi operación bookini también hay lugar para los clásicos, como es el caso de Stoner, de John Williams, obra que, a estas alturas, debo ser la única persona que no la ha leído. Tras innumerables reseñas, toneladas de comentarios positivos y recomendaciones insistentes por fin me hice con este libro que tanto me costaba encontrar: a pesar de que la editorial se encuentra en mi isla, casi no lo había visto en librerías y en las bibliotecas directamente está desaparecido: se ve que hay lectores a los que les da pereza devolver los préstamos...A raíz de un interesante artículo en El País sobre la novela me entró el impulso de comprarla, así que me hice con ella on - line a muy buen precio, con la sorpresa de verla minutos después 5 euros más cara: ¡el destino me estaba mandando señales! Reconozco que tengo un poco de miedo ante tanta expectativa, pero me apetece mucho descubrir si las alabanzas son merecidas o no: ¡ya les contaré!


Como ya saben los que me leen, disfruto mucho de la ciencia - ficción, así que no podía faltar algo del género: en este caso me he decidido por uno de mis pendientes históricos,Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams, un libro que dicen que es muy divertido y en el que se encuentran muchas de las claves que todo buen friki debe conocer. La verdad es que el título siempre me ha parecido muy curioso y últimamente he leído bastantes cosas buenas de esta historia, por lo que estoy deseando sumergirme entre sus páginas. 


Quiero aprovechar el verano también para leer algo de una gran autora que hemos perdido recientemente: Ana María Matute. Ella escribió uno de mis libros favoritos de todos los tiempos, Olvidado Rey Gudú, pero, después de aquel nunca más recalé en sus obras: por mi parte lamento este despiste imperdonable, ya que no entiendo cómo he podido dejar pasar más de una década sin acercarme nuevamente a sus historias. Entono pues el "mea culpa" y me animo a participar en laLectura Homenajeque organizan Tatty, Lidia y Hojas de Alisio leyendo Aranmanoth (que por cierto, significa "agosto"), un libro que me llama muchísimo la atención. Que sepan que han editado recientemente muchos de los libros de Matute en formato de bolsillo a un precio realmente irrisorio, por lo que no hay excusas para no darle una oportunidad a esta genial autora. 


Pero, siendo realista, todo lo anterior quedará en vilo hasta al final de mi particular batalla con un gigante, de la que no sé si saldré bien parada: con un peso de 2 kilos y un tamaño de 1152 páginas, mi gran lectura de verano seráDanza de Dragones, la última parte publicada hasta el momento de la saga Canción de Hielo y Fuego. En realidad tengo ganas de leer este libro desde el agosto pasado, cuando terminé con Festín de Cuervos, del que disfruté muchísimo, pero me impuse un periodo de espera: no podía acabarme la saga toda de golpe, que a saber cuando el señor Martin va a terminar de escribir sus libros (si es que lo hace...). Así que, con una paciencia digna del santo Job me he tirado casi 12 meses deseando hincarle el diente a la historia y saber qué ha pasado con los personajes que abandoné en Tormenta de Espadas... ¡No me digan que no es digno de admiración! Gracias a la serie de televisión he sobrellevado el mono, pero una vez que ésta ha terminado, toca inyección de fantasía épica en vena, así que ésta es mi prioridad veraniega, ¡que los dioses antiguos y nuevos me pillen confesada!


Pues ¡esto es todo, amig@s! Conociéndome, seguro que me dejo alguno en el tintero o añado nuevas lecturas imprevistas que pasaban por allí... ¡eso es parte de mi encanto! Sea como fuere, todos estos libros me interesan bastante y espero leerlos lo antes que pueda, y compartir mis impresiones, claro está. ¿Han leído alguno de ellos? ¿Cómo se plantea vuestra operación bookini? ¿Alguna recomendación veraniega que me quieran hacer? ¡Soy toda oídos! Besos! ;)


Lágrimas de tequila.

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Hola a tod@s!

Una de las mejores cosas que me ha dado la blogosfera ha sido la oportunidad de conocer gente maravillosa, verdaderamente apasionada por la literatura, ávida por compartir recomendaciones, impresiones, sugerencias y, muchas veces, su talento. Porque abundan por estos lares varios duendecillos fabricantes de historias que, cuando menos te lo esperas, te sorprenden con un libro escrito por ellos mismos en los que demuestran que el amor a las letras va más allá del placer de disfrutarlas, convirtiéndose en alquimistas de palabras para nuestro regocijo. Cada vez que me entero de que algún amigo bloguero da el salto a la literatura me invaden sentimientos encontrados: por un lado, alegría por ellos, que han sido valientes y se han lanzado a la piscina sin flotador y, por otro, algo de temor: me da un miedo tremendo leer algo de un colega blogosférico y que no me guste. Ya sé que no debería ser así, pero reconozco mi inquietud por ser la nota discordante entre muchas críticas positivas y que ello moleste a un autor al que le tengo cariño personal. Eso hace que, a pesar de tener este tipo de libros en un lugar preferente de mi memoria, los vaya postergando indefinidamente en el tiempo, hasta que casi me he olvidado de quien lo escribió, para que ello no me influya...Y no son pocos con los que estoy en deuda, aunque prometo que a cada uno le llegará su momento. Tras una interesantísima conversación  con Cita Franco por Facebook decidí darle prioridad a su libro de relatos: la suerte me ha acompañado últimamente en el terreno de la narrativa breve y Cita ha demostrado expresarse  muy bien; por ello me dispuse a coger una rodajita de limón y un poquito de sal para, trago a trago beberme esas Lágrimas de tequila que dan título a su primera incursión literaria. 


Lágrimas de tequila es un pequeño libro que contiene 14 relatos, o más bien, 14 ángulos desde los que asomarse a la realidad. A través de sus historias, la autora nos va presentando un abanico de experiencias cotidianas que nos provocan diversas emociones, que van desde la tristeza, rabia o desolación a la hilaridad, sorpresa y esperanza. Con una naturalidad que desarma y una gran habilidad como contadora de historias, Cita nos va envolviendo en estos pedacitos de existencia que se sienten genuinos, sin ningún tipo de impostura, haciendo que cada vez queramos introducirnos más y más en esas microficciones que ha creado para nosotros. 


La primera palabra que me vino a la cabeza para definir el estilo de Cita fue "natural": la autora cuenta las diferentes historias de tal forma que, más que un relato, parecen confidencias que nos hace al oído: no presenciamos aquí esas florituras exageradas por las que les da a algunos autores, que parece que si no usan palabras o estructuras gramaticales rebuscadas no se quedan a gusto, sino una narrativa clara y sencilla, pero cuidada, en la que se atisba un gran potencial que seguramente confirmaremos en futuras obras. Los relatos tratan sobre diferentes asuntos: hay amor, relaciones familiares, enfermedad, traición problemas laborales e incluso un curioso autorretrato, que me conquistó inmediatamente: ese primer retazo de vida en el que la autora refleja la suya propia me enamoró por su espontaneidad y gracia para contarlo, e incluso me identifiqué en algunas partes. Se nota que Cita ha puesto mucho cariño en todas sus historias y personajes, aunque inevitablemente tengo unos cuantos favoritos: destaco el ya mencionado selfie titulado Yo, Observa y el vagabundo, Elegida marioneta, Seve/Severiano o Confianza y sacrificio, que fueron de los que más me entusiasmaron, sin querer desmerecer a los demás. Por decir algo un poco negativo, me tropecé con par de erratas que me chocaron y algún final con demasiada moralina, pero nada de esto menoscaba la calidad de estas historias.


Sé que recomendar relatos cuando este no es el género más popular entre la mayoría de los lectores es comparable a gritar en el desierto, pero me atrevo a afirmar que Lágrimas de tequila es una obra que gustaría bastante a aquellos que se animaran a darle una oportunidad. Escritas con gran franqueza y solidez, las historias de Cita son bocaditos perfectos para degustar entre lecturas más densas, chupitos que encierran gran parte de la esencia de nuestro mundo alrededor. Tras este estupendo debut literario le auguro a la autora un gran futuro en esto de las letras; espero que no tarde mucho en sorprendernos con nuevas narraciones. Ojalá que al menos uno de los que está leyendo esto se anime a beber de esta botella de lágrimas: les aseguro que les depararán unos cuantos tragos tan sorprendentes como embriagadores. Nota: 7/10.

"Resulta increíble ver y sentir cómo la conformidad y el bienestar se convierten en descontento y angustia y los sueños cumplidos se transforman en miedo con el transcurso de los años. Todo lo que se supone que debería ayudarte a ser más fuerte gracias a los conocimientos adquiridos y las vivencias pasadas, se confabula en tu contra para empujarte a un rincón del ring y rogarle a tu entrenador que tire la toalla".

Contra el viento del norte / Cada siete olas.

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Hola a tod@s!

No soy una lectora asidua a la novela romántica y reconozco que es un género que me echa un poco para atrás: ya sé que "el amor  mueve el mundo" y que este sentimiento impregna de distinta forma casi cada libro del mercado, pero a mí se me hace difícil disfrutar de una historia centrada única y exclusivamente en una relación amorosa. A ver, claro que me gusta que en un libro de cualquier temática se exploren los sentimientos de una pareja, siempre que estén bien llevados y tengan sentido con el resto de la trama, pero eso de leer una novela basada sólo en el "te quiero - no te quiero" no es para mí: la mayoría de libros así que he leído me han parecido pésimas obras que abundan en estereotipos rancios y en las que se da una imagen de la mujer con la que no me identifico, así que mejor evitarme el disgusto. Pero, como en todo en esta vida hay excepciones y yo también tengo un corazoncito al que a veces le da por suspirar... Por eso cuando veo que hay obras del género que son recomendadas incluso por aquellos que no lo frecuentan y que señalan su calidad no puedo evitar anotármelas ya que, al fin y al cabo, leer es como comer: lo mejor es tener una dieta variada. Hace un par de meses tuve un pequeño bache lector y me acordé de una  estas narraciones que tenían el amor por bandera y de la que todo el mundo hablaba muy bien; se trataba de Contra el viento del norte, una pequeña novela epistolar a la moderna (vía e-mail) que prometía desparpajo y naturalidad. Tras leerla, no pude evitar buscar inmediatamente su continuación, Cada siete olas, ya que el planteamiento de Daniel Glattauer, su autor, consiguió cautivarme: por ello les traigo hoy una reseña conjunta sobre estos dos libros románticos tan fuera de lo común que consiguieron reavivar la llama de mis relaciones tormentosas con las novelas del género.


Leo Leike es un tipo común y corriente que un día, por error, recibe un correo electrónico pidiéndole la cancelación a la suscripción de una revista con la que no tiene absolutamente nada que ver. Leo ignora tanto este como muchos otros mensajes con el mismo asunto que le llegan, hasta que decide sacar a la insistente persona que se los envía de su error. Al otro lado de la pantalla, Emmi Rothner está empeñada de darse de baja de la revista  Like sin darse cuenta de que envía por error sus quejas a una dirección equivocada... Una vez aclarado el malententido y, al contrario de lo que cualquiera podría esperar si le sucediera algo así, Leo y Emmi siguen intercambiando correos electrónicos que se vuelven cada vez más personales, haciendo crecer una inocente relación platónica que cada vez parece más peligrosamente real...


El alma de Contra el viento del norte y Cada siete olas son los diálogos entre sus protagonistas, Leo y Emmi: dos personas de caracteres muy distintos unidas por una curiosa casualidad ideada por un destino juguetón. Leo es un chico serio, tímido, introspectivo, mientras que Emmi es todo un volcán de energía, una persona dicharachera, alegre, irónica, que pone contra las cuerdas al sorprendido Leo más de una vez. Me asombró especialmente la capacidad del autor de generar una voz muy personal para cada uno de sus protagonistas: la correspondencia que intercambian Leo y Emmi parece estar escrita verdaderamente por dos personas diferentes, con personalidades muy marcadas; sus mensajes los definen muy bien y van creciendo en intensidad y complejidad a medida que esta extraña amistad da paso a sentimientos más fuertes. Los correos de la primera novela nos dan a conocer a dos personas que esconden más de lo que parece, dejando entrever lo que realmente sienten tras las palabras que virtualmente se dedican... Pero en el segundo libro las interacciones se vuelven más simples y se pierde la chispa que había caracterizado la relación de estos dos, convirtiéndose en otro relato del montón con un tira y afloja amoroso que desluce muchísimo su concepción original: creo que ni Leo, ni Emmi, ni el lector se merecían que se vulgarizara esta especial historia de amor del modo que lo hizo Cada siete olas.


Los libros, al estar narrados a modo de correos electrónicos. están escritos de un modo directo, en primera persona, sin intermediarios: no hay un narrador que suavice el tránsito de una etapa a otra, sino simplemente  son mensajes que se envían y en los que los protagonistas van desnudando lentamente su alma. Pequeños detalles como la hora de envío o el asunto nos dan pistas sobre la intensidad y dependencia que Leo y Emmi comienzan a tener uno del otro, pero son elementos sutiles, de los que nos vamos dando cuenta a medida que la cosa se pone seria. Las notas que se remiten comienzan siendo inocentes bromas que ponen a prueba la distinta capacidad de los protagonistas a responder ingeniosamente al otro, pero cada vez se van volviendo más personales y, con ello, más vehementes: el cándido coqueteo del principio muta en algo que parece ser amor. Sin embargo, aunque todo indica que merecen darse una oportunidad, Leo y Emmi se resisten a dar el paso de conocerse en persona: no hay que olvidar que más allá de la pantalla ambos tienen una "vida real" y quedar con el otro parece ser el método que desharía el encantamiento en el que están ensimismados, compuesto de correos electrónicos a medias donde todo es perfecto y feliz. Esta tensión funciona perfectamente en  Contra el viento del norte y no tanto en Cada siete olas, obra que hubiera preferido que Glattauer no escribiera: el primer libro había terminado de una forma perfecta, redonda, dejando al lector con el corazón encogido, mientras que el segundo genera más que nada indiferencia: en mi caso particular esta historia rompió el hechizo en el que me había sumido la primera y no hay vez en que piense en Contra el viento del norte sin arrepentirme de haber leído su continuación.


Creo que hoy me ha salido una reseña especialmente confusa y revuelta, pero es que esto de hablar de dos libros tan distintos a la vez ha sido todo un reto. Y sí, digo bien que son distintos porque creo que ambas historias no tienen demasiado que ver, más allá del nombre de los protagonistas: mientras Contra el viento del norte supuso para mí un soplo de aire fresco en cuanto a lecturas contemporáneas románticas, cayendo prendada de la aguda personalidad de los protagonistas y su insólita pero bella relación, Cada siete olas me pareció un libro más, donde ella se volvió una histérica paranoica y él un insulso perdonavidas que mataron todo lo bonito y especial que tenía el libro anterior. Desde mi punto de vista, Contra el viento del norte es un libro absolutamente recomendable, original, notablemente ejecutado, con una relación fuera de lo común pero muy bien llevada que culmina en una última parte vibrante y con un final increíblemente bueno, que quizás moleste a algunos pero que a mí me pareció ideal. Cada siete olas, sin embargo, no es un libro que me apetezca recomendar; aunque no está mal escrito pierde la esencia de todo lo anterior, desmoronándose a cada paso como un castillo de arena: quizás tenga un final más complaciente para el "gran público", pero no creo que fuera el que la historia merecía. En definitiva, si quieres leer un bonito romance contemporáneo que se sale de lo habitual, te recomiendo Contra el viento del norte, por ser una lectura fresca e inteligente que consigue conmover. Lo de leer su continuación, Cada siete olas, lo dejo bajo tu responsabilidad: es verdad que ata los cabos sueltos (para quien considere que quedaba alguno), pero por el camino sacrifica lo que hacía única la historia de Leo y Emmi: te aseguro que si yo pudiera volver atrás en el tiempo sabiendo lo que sé ahora, ni me plantearía darle una oportunidad.

Nota: Contra el viento del norte: 8/10 ;  Cada siete olas: 5/10.

"Nuestro caso es distinto, Emmi: nosotros partimos de la línea de llegada, y sólo se puede seguir una dirección: hacia atrás. Nos dirigimos a la gran desilusión. No podemos vivir lo que escribimos. No podemos reemplazar las numerosas imágenes que nos formamos el uno del otro. Será decepcionante que no estés a la altura de la Emmi que yo conozco. Y no lo estarás. Te sentirás deprimida si yo no estoy a la altura del Leo que tú conoces. Y no lo estaré. Después de nuestra primera - y única - cita nos separaremos desilusionados, desanimados, como después de una comida abundante que no nos ha gustado, a pesar de haberla esperado un año con un hambre feroz, de haberla hervido a fuego lento y a borbotones durante meses ¿Y luego qué? ¡Se acabó! ¡Ya está! ¿Haremos como si no hubiese pasado nada? No. Emmi, nunca se nos borrará la imagen desmitificada, desvelada, desencantada, defraudada, resquebrajada del otro. Y no sabremos qué escribirnos. Ya no sabremos para qué escribirnos. Y algún día nos cruzaremos en un bar o en el metro. Fingiremos no reconocernos o no vernos, nos apartaremos rápidamente. Sentiremos vergüenza por lo que ha sido de "lo nuestro", por lo que ha quedado. Nada. Dos extraños con un ficticio pasado común, por el que tanto tiempo y con tanto descaro se habían dejado engañar".

¡Cerrado por vacaciones!

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Hola a tod@s!

Pues sí, llega el mes de agosto y con él el tan deseado periodo de desconexión: 31 días libres para olvidarse un poco de los problemas, vaguear sin remordimientos y aprovechar el buen tiempo para regodearse en la nada más absoluta. No tengo grandes planes para las próximas semanas más allá de llevar a cabo la operación bookini que ya les mostré e intentar que me de el aire un poco más de lo común, pero cerraré el blog durante este mes para airear neuronas, hacer algún que otro cambio (que buena falta le hace), idear alguna cosilla nueva que le de algo de chicha a este espacio y quizás redactar mis reseñas pendientes (lo cual veo un poco difícil...). Intentaré pasarme de vez en cuando por  mis redes sociales para dejar un saludito y ver qué tal están, pero mayormente estaré desaparecida, así que sean buenos y no saquen reseñas demasiado interesantes que me pueda perder ;)

 Les dejo con la viñeta del mes de agosto y un fuerte abrazo veraniego para tod@s: ¡nos vemos en septiembre!




¡Vuelta al Cole!

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Hola a tod@s!

Qué, ¿ya se habían olvidado de mí? No se preocupen, lo entiendo: hace eones que no me paso por sus casitas ni publico nada por aquí, pero ¡ya estoy de vuelta! Se acabaron unas vacaciones que no supusieron la visita a ningún lugar exótico, pero que me permitieron desconectar bastante (aunque no tanto como me hubiera gustado): fueron días de vagueo, excursiones, juegos de mesa y sorprendentemente millones de sorteos ganados O.O... pero lecturas pocas, para qué les voy a engañar. ¿Se acuerdan de mi operación bookini? Pues desastre total; sólo cayó el titán, Danza de Dragones, cuyas más de mil páginas me tuvieron entretenida gran parte del mes. A éste se le unió más tarde La estrategia del pequinés, una estupenda novela negra que les recomiendo mucho y La rastreadora, libro que había dejado a la mitad hace algún tiempo y que terminé en ese mes de sol y calima. Así soy yo, en vez de aprovechar para leer en mis vacaciones muchas de las cincuenta mil historias que tengo pendientes, leo dos y media y me quedo tan ancha... ¡qué desastre!


En fin, lo pasado, pasado está y ahora hay que pensar en cómo afrontar la vuelta al cole bloguera. La verdad es que tenía muchas ganas de volver a activar esta parte de mi vida, aunque no puedo decir que haya escrito muchas reseñas o haya pensado en ideas revolucionarias para el blog... pero supongo que en la improvisación está parte de mi encanto. Me hubiera gustado hacerle un lavado de cara al diseño y en eso sí puedo decir que he estado trabajando, pero por motivos técnicos tardaré un poco en implantarlo, así que seguimos con la "ropa vieja" un poquito más. En lo que sí he saltado a la piscina es en hacerme con un dominio propio: me he decidido a desterrar el .blogspot de mi vida, pasando a ser chica punto com en un alarde de amor y compromiso hacia mi casita virtual: así que ya saben, ¡desde ahora este rinconcito es www.elladofriodemialmohada.com  y son tan bienvenid@s como siempre!


No quería olvidarme de compartir la frase lectora que he elegido para el mes de septiembre: "Si me dieran un dolar por cada vez que he sentido más emoción por un personaje ficticio que por una persona real, podría pagar el psiquiatra que obviamente necesito". La leí hace poco en Facebook y me hizo mucha gracia pues tiene algo de razón... ¿no  no han sentido alguna vez más empatía por ese pobre héroe o heroína de papel que por las aflicciones de un conocido? Venga, confiesen, que estamos en confianza... ;)


Pues no se me ocurre nada más que contarles de momento; quería hacer de esta entrada un "HOLA MUNDO, HE VUELTO", por lo que no he preparado gran cosota... Ténganme un poco de paciencia este mes, que se presentan algunos cambios en mi vida real (mudanza a la vista incluida) que quizás me hagan no ser especialmente constante pero intentaré dar lo mejor de mí misma para volver a la rutina cuanto antes. Y a ustedes, ¿qué tal les han ido las vacaciones? ¿Muchos planes locos y lecturas inolvidables? ¡Cuéntenme!

 Les dejo un temazo para empezar el día, el mes y el curso con energía. Abrazos! ;)


Libros Peculiares: Agenda Filofax.

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Hola a tod@s!

Una de las ideas  locas que nació este verano fruto del achicharramiento neuronal fue hacerle un huequito en el blog a aquellos "libros" que no lo son propiamente, pero cuyo formato, temática e intencionalidad puede interesar a otros amantes bibliófilos como yo. Así que, aprovechando el inicio de curso y el interés mostrado por much@s a través de las redes sociales, inauguro una nueva sección para el blog titulada Libros Peculiares, sin periodicidad fija, en la que hablaré de aquellos ejemplares de papel que me vaya encontrando que no son para leer, sino más bien para disfrutar de otra manera. Y para estrenarnos en este septiembre de vuelta al cole, que mejor que hablar de una agenda, pero no una cualquiera, sino del Organizador Personal Filofax.


¿No es la agenda el libro del día a día? - les pregunto a los incrédulos que hayan resoplado ante la inclusión de un artículo de papelería en la categoría de libro - Yo diría que sí. Creo que una mayoría de nosotros usa o ha usado alguna vez una agenda para anotar aquellas cosas que tiene que hacer, las fechas de cumpleaños, los números de teléfono e, incluso, como una suerte de diario. Ahora, con las nuevas tecnologías y las aplicaciones para ordenadores, tablets y demás parafernalia electrónica, muchos verán una tontería volver a la prehistoria mediante un cuaderno de papel, con lo que eso contamina, pero lo cierto es que hay bastante gente que no se despega de lo tradicional, mucha más de la que uno se piensa y, por ello, ciertos productos como este tipo de agendas están en pleno auge, al menos en el ámbito anglosajón, principalmente por sus amplias posibilidades de personalización.


Pero, ¿de qué me hablas? ¿No es esta una agenda como otra cualquiera? - me dirán y con razón. La respuesta es sí pero no. Al parecer Filofax es la madre de todas las agendas: nació allá por el año 1921, fue muy utilizada por el ejército británico durante la II Guerra Mundial como organizador militar, escaló el Everest, tuvo sus días de vino y rosas durante la década de 1980, cuando era símbolo de éxito profesional, ha sobrevivido al aluvión digital adaptándose al medio (existen aplicaciones para los aparatejos hechas por la empresa) y actualmente vive un momento dulce gracias a una activa comunidad de usuarios que comparten en las redes sociales sus colecciones de agendas, sus proyectos de decoración de las mismas y, sobre todo, un entusiasmo rayano en el fanatismo adolescente por la posesión de uno de estos diarios.


Me dejo de preámbulos y me meto de una vez en harina, dándoles mi opinión sobre este libro peculiar: la principal diferencia entre esta agenda y cualquiera del mercado, aparte de ese aura simbólica que carga la marca y que la ha convertido en objeto de deseo, es que su físico es diferente a lo que podemos encontrar en otras librerías: la agenda Filofax es más bien un pequeño cartapacio con seis anillas y algunos bolsillos interiores que permite poner, quitar, diseñar y "tunear" el interior de nuestro dietario a voluntad, según las necesidades de cada uno. Así, si uno quiere separar su agenda por secciones, únicamente tiene que hacerse con los repuestos que necesite para ello  y ordenar el interior de su agenda como le venga en gana, dividiéndolo por temáticas, por temporalidad o por lo que se le ocurra.  Esto hace que sean agendas muy versátiles, puesto que cada uno la diseña a su medida y es muy difícil que haya dos iguales; ahí entra en juego también el mimo que ponga cada uno en ello, pues o se puede seguir la línea sobria de los recambios originales o se puede activar al manitas que llevamos dentro para convertir una aburrida agenda en una obra de arte (no hay más que buscar Filofax en Youtube,  Pinterest o Google Imágenes para ver las maravillas que se le ocurre a la gente).


Pero la agenda no sólo destaca por su contenido: el "continente" es lo que la distingue: las tapas están hechas con materiales de calidad, pudiendo elegir entre ejemplares de cuero auténtico, piel sintética de alta gama o textiles de los buenos. Existen varios tamaños, que abarcan desde lo muy pequeño hasta el tamaño folio, aunque las tallas más populares son la llamada "personal" (como la que les enseño, un tamaño moderado y bastante portátil) y la que contiene hojas tamaño A5 (con una vocación más profesional, para dejar en el escritorio). Los diseños van desde el clasicismo más redomado a una estética contemporánea y con cierto punto irreverente hacia el empaque de la marca, lo que supongo que ha acercado el producto a un público mayor; ésto, junto al hecho de lo efímeras que suelen ser la colecciones, que se descatalogan relativamente pronto, ha generado, como digo, un importante grupo de coleccionistas que pueden pagar burradas por el modelo deseado en buen estado. Desde el año pasado la empresa Filofax organiza un concurso entre diseñadores recién graduados en el que el ganador se encarga de la ilustración de la línea más joven y asequible de las agendas durante ese año: el modelo con el que yo me he hecho recientemente pertenece a esa serie, nombrada Cover Story, pues se supone que detrás de cada diseño hay una pequeña historia o mensaje: Flamingo fue el nombre elegido para mi ejemplar y, según la autora (Rebecca Mountain) pretendía transmitir la belleza, equilibrio, aplomo y gracia de estas singulares aves.


Ya voy terminando, que no pensaba alargarme tanto y me estoy pasando de la raya. Hace apenas un par de semanas decidí hacerme con una de estas agendas por varias razones fundamentales: la primera es que me he propuesto intentar ser más organizada, pues últimamente soy un desastrillo y toca reconversión; hace años que no uso este tipo de instrumentos y creo que es hora de volver al redil, a ver qué pasa. La segunda es que, después de investigar mucho, ver vídeos y buscar información por ahí, la manera en que está configurada  me ha convencido: una agenda escolar se me queda muy pequeña y las otras con las que he tropezado no cumplían mis expectativas: o eran feas, o incómodas o lo que traían de fábrica no me servía para nada, así que, para no usarlas, pues no las quiero. Influyó también que, una vez hecha la compra, la misma agenda te dura para toda la vida (o hasta que te aburras); es cuestión de quitar los recambios, poner los del año siguiente y aquí no ha pasado nada, así que, en cierto modo, se ahorra a largo plazo. Por último, jugó un papel importante lo "insulso" de los recambios oficiales: no sé si saben que soy una adicta a las libretas y otras cosas de papelería que nunca uso porque me da pena estropearlas de lo bonitas que son... Con esta agenda no me da pena ninguna: puedo escribir lo que sea sin sentirlo porque, en este caso, lo bonito es la cubierta y ya, si quieres, pues te pones hacendoso y le echas imaginación, utilizando papeles monos, pegando pegatinas, washi tapes y demás cositas de scrapbooking para hacerte un diario único: a mí me gustaría poner de mi cosecha, pero no sé si seré tan mañosa como para hacer las chuladas que se ven por ahí... ¡A ver si me sale!


Puedo prometer y prometo que Filofax no me ha pagado ni un duro por este post ni me ha regalado la agenda (mis ganas): lo cierto es que hay poca información en español sobre esto, cosa que me desconcierta, ya que en  Estados Unidos, Australia y varios países de Europa el tema de los organizadores personales lo peta a lo grande. Tengo que decir que estas agendas no son nada baratas: las de cuero pueden salir más de 100 euros, una cifra escandalosa para un objeto de este tipo... Pero supongo que tienen su público. Mi Flamingo Filofax costó 28 euros con gastos de envío incluidos, gracias a una oferta que actualmente se encuentra en lapágina web oficial y de la que me aproveché: imagino que están deshaciéndose del stock y la van a descatalogar en breve, de ahí el rebajón sin el cual no me hubiera planteado comprarla... Si alguien quiere hacerse con una agenda de este tipo le recomiendo que busque información en otras webs, vea vídeos en Youtube, piense bien si le vale la pena comprar esta y no otra e intente beneficiarse de alguna oferta que hagan en la página web del Reino Unido, que creo que es la que mejor funciona; si sugiero la compra on - line es porque creo que en España no se distribuye esta marca (o por lo menos no tantos modelos), pero si estás en el Reino Unido o vas a viajar en breve, amig@, aprovéchate y hazte con alguna, que lo tienes a mano. Para los que vivan en Canarias y se animen a comprarla, un consejo: den la dirección de algún amigo o familiar de la Península, pues allí el envío no pasa por aduanas, no como por nuestra bendita tierra guanche donde la ruleta aduanera gira y gira sin parar (a mí me tocó por primera vez, snif!)


¡Ya estaaaaaaá! Supongo que ni el 25% de mis habituales habrá llegado hasta aquí (¡felicidades a ti, que lo has hecho!), pero quizás esta información le sirva a algún navegante extraviado que haya recalado en este puerto por error (holaquetal!?) Prometo que a la próxima traigo reseña... Pero cuéntenme: ¿usan agenda? ¿les da pena como a mí mancillar libretitas y otras cosas bonitas de papelería? ¿le ven algún futuro a la sección de Libros Peculiares de la manera en la que está planteada?¡Soy toda oídos!


La última vuelta del scaife.

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Hola a tod@s!

 No sé si después de un mes alejada de la blogosfera y con el bolígrafo de vacaciones me habré oxidado tanto que mis palabras adormecidas chirríen, pero intentaré hacerlo lo mejor posible, sobre todo porque el libro que hoy traigo se lo merece. A estas alturas poca gente habrá que no se haya tropezado con alguna reseña de La última vuelta del scaife, de Mercedes Pinto Maldonado; gracias a Lidia, Pedro y Concha Fernández, organizadores de una macro lectura conjunta que ha superado cualquier expectativa, y a la propia autora, que facilitó los ejemplares en papel de su libro  a los participantes (actualmente éste sólo se puede conseguir en formato digital), una turba de blogueros ansiosos por conocer esta historia nos embarcamos en el evento con ilusión por iniciar la travesía y ganas de darle un empujocito a la obra con nuestras palabras. Ha sido difícil llegar hasta el día de hoy esquivando las reseñas surgidas, pues he querido expresar mi opinión lo menos mediatizada posible, pero por fin ha llegado el momento de compartir mis impresiones sobre esta particular novela de historia, aventura, amistad y aprendizaje personal que no dejará indiferente a quien decida adentrarse en ella.


Aarón y Sara conforman una joven pareja judía que se traslada desde Inglaterra a Essen (Alemania) en la década de 1920, huyendo de la presión que ejercen los padres de ella y que ahoga al reciente matrimonio. Con ellos se llevan al pequeño Josué, su hijo, que se criará feliz en la granja donde vivirá y trabajará la familia; allí recibe las enseñanzas teológicas y también prácticas del erudito Jeremías, que le desvela todos los secretos de la talla de diamantes, y encontrará la amistad en Abigail, la hija de su maestro. A medida que Josué crece va perfeccionando su técnica en el trabajo de las piedras preciosas y se va enamorando apasionadamente de Abigail, a la que no puede aspirar porque su padre tiene otros planes para ella. Despechado y con la autoestima por los suelos, Josué decide partir hacia África del Sudoeste en busca de un diamante tan magnífico que le haga ser digno de su amada a ojos de su padre... Pero el viaje se antoja largo y lleno de peligros, y puede que, si consigue volver, todo lo que dejó atrás haya cambiado para siempre. 


Josué es nuestro protagonista principal; de hecho, es él quien nos va contando la historia como si fueran sus memorias, comenzando su relato incluso antes de que él naciera y atravesando toda su existencia, desde 1911 hasta 1991. Por el camino iremos conociendo varios personajes que marcarán su vida, que yo dividiría en dos grupos principales: su familia en Alemania y los amigos que conoce en África mientras busca diamantes. La trama alemana, sin resultar excesivamente sorprendente, está bien desarrollada: creo que logramos conocer bien a Josué y su entorno y solidarizarnos con su historia imposible de amor. Los personajes están correctamente trabajados y quizás el que más desentona es el propio Josué, que a medida que va creciendo va tomando una actitud victimista y resentida que no me terminó de agradar: de hecho, a pesar de ser el protagonista absoluto probablemente es el personaje que peor me cae de toda la obra. Sin embargo, no puedo evitar destacar vehementemente la trama africana del libro: tanto por ambientación, como por personajes, todo lo que vive Josué desde que se sube en el barco que lo lleva al continente negro hasta que decide volver es apasionante. Gran parte de la culpa de esto la tienen Carlos y Kuaima, dos buenos amigos que hará el joven y que, desde mi punto de vista, "roban" la novela; Carlos por su desparpajo, simpatía, nobleza y generosidad y Kuaima por su entereza, bondad y filosofía de vida. Ambos acompañan a Josué en su periplo en búsqueda de un diamante excepcional que le dé todo lo que ansía, enseñándole por el camino el valor de la amistad sobre todas las cosas que, más  allá de la historia de amor contrariado, considero que es el alma de este libro. 


Como ya mencioné anteriormente, es el propio Josué el que cuenta su historia, lo que hace de esta novela un relato en primera persona de los avatares de un muchacho judío a lo largo del siglo XX. A pesar de lo que se pueda pensar a causa de la confesión religiosa y el momento histórico que vive el protagonista, la novela no se detiene en el drama de las Guerras Mundiales, el Holocausto y otros hechos terribles y por todos conocidos que marcaron la última centuria: Josué pasa gran parte de su vida en un perdido campamento africano en busca de fortuna, por lo que recibe muy pocas noticias de lo que sucede en aquel momento en su continente de origen. Todos esos acontecimientos históricos tendrán mucha importancia para los personajes que Josué dejó atrás y para su vida al regreso de esta aventura, pero no le afectarán en primera persona, sirviendo más como marco general de la narración que como ingrediente principal. El ritmo del relato es muy ágil y la ambientación geográfica de la novela creo que está muy bien conseguida: me he sentido plenamete trasladada a todos los sitios de la vida de Josué (Londres, Essen, África del Sudoeste, Madrid...), lugares que se me han antojado reales y cercanos gracias al buen hacer de la autora a la hora de incluirlos en la trama. También sobresale el excelente manejo de la documentación sobre temas tan dispares como la talla de diamantes y su búsqueda en África, las costumbres de la tribu himba o la labor de las víctimas de la Shoah tras la guerra para localizar a otros judíos asesinados por el régimen nazi: me ha resultado sumamente didáctico acercarme a estos temas a través de la novela y me han llevado a ampliar información por mi cuenta, cosa que yo valoro muy positivamente.


La última vuelta del scaife es un libro emocionante que contiene una historia trabajada con mimo de la que el lector disfrutará muchísimo. Sinceramente, el libro me enganchó desde un primer momento gracias a su prosa fluida y su trama ascendente que para mí llega a su cúlmen en los capítulos centrados en África y la creación de esos vínculos tan fuertes que hermanarán para siempre a Josué, Carlos y Kuaima. Sin embargo, tengo que mencionar dos aspectos que no me han convencido del todo: por un lado, la endeble personalidad de Josué me ha enfadado por momentos: sus motivaciones me han parecido  flojas, demasiado melodramáticas y creo que, a pesar de todo lo que le sucede,  evoluciona poco a lo largo del libro; parece que no termina de madurar, quedándose estancado como eterno adolescente resentido y huidizo que no hace frente a los obstáculos que se le presentan, resultando insoportable en muchas ocasiones. Por otra parte, no me ha convencido el final: demasiado precipitado y culebronesco para mi gusto, aunque entiendo que completa el círculo convenientemente  (asumo mi culpa en cuanto a no congeniar con la conclusión, pero es que la vi venir de lejos...). No quiero que se  queden con una impresión equivocada: La última vuelta del scaifees un libro del que he disfrutado mucho, que me ha emocionado por momentos y que recomiendo sin dudar: por personajes, historia y ambientación este libro destaca sobre la media y el mensaje que he extraído de esta lectura me ha calado hondo: perdonar para avanzar, amar para vivir en plenitud.

"A él no le importaba compartirla con el catedrático, todo en su vida lo había compartido, porque nunca se sintió dueño de nada. Se reía de la palabra "mi", mi casa, mi esposa, mi dinero... "Nada nos pertenece - decía -, es una mera ilusión, una trampa de la mente para sentirnos más seguros y, paradójicamente, cuanto más poseemos, más miedo tenemos a perder".
Agradezco a la autora el envío del ejemplar.

Vinieron para quedarse... (XVI).

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Hola a tod@s!

Cuando decidí reunir los libros que habían llegado a casa durante los últimos dos meses para escribir esta entrada, no creía que la suma sería tan mastodóntica: la suerte me ha sonreído muchísimo este verano en cuanto a sorteos pero, aún así, sé que son demasiados. Reconozco que me da cierto pudor mostrar todas estas novelas: no crean que soy una acaparadora, estos dos últimos meses han sido totalmente irrepetibles y excepcionales y creo que nunca volverán a entrar tantos libros juntos a mi biblioteca. Tampoco quiero ir  de "pobrecita" por la vida: a mí, como creo que a cualquier aficionado a la lectura, le gusta tener sus estanterías llenas, y he adoptado a cada uno de estos libros con gran entusiasmo... Pero creo que en un futuro próximo intentaré ser más comedida en mis compras y mis participaciones en sorteos puesto que, de momento, tengo la despensa llena para rato.

Tras esta introducción plagada de quejidos y lamentos, les muestro lo realmente interesante: los nuevos inquilinos de mis estantes que en julio y agosto vinieron para quedarse. 


Estas dos novelas de sugerentes títulos me llegaron gracias a la mediación de sus responsables: Juan P. Vidal, autor de Los sueños de la memoria, contactó conmigo para ofrecerme amablemente su escrito, que acepté gracias a un argumento interesante que hizo que me picara la curiosidad. Por otro lado, la Editorial Anantes me ofreció un libro que tenía remarcado en mi lista de deseos gracias a las buenísimas reseñas que he leído sobre él: se trata de El guacamayo rojo, de Manuel Machuca, una historia a la que le he seguido la pista por medio de varios blogs literarios y que creo que no me va a decepcionar en absoluto.


Y... ¡empezamos la sección de compras! Hasta  que no me puse a pensar en su procedencia no me di cuenta de que muchos de los libros que en los dos últimos meses llegaron a casa vinieron conscientemente de mi mano: a pesar de los sorteos ganados, los descuentos veraniegos hicieron que comprara bastantes más libros de lo habitual. Los dos primeros que les muestro son causa y consecuencia: en mi librería de cabecera se proporciona una tarjeta a los clientes donde se van apuntando todas sus compras y, cuando has hecho 10, suman todos los importes y te descuentan el 10%  en tu siguiente adquisición... Este método me sirve para hacerme con libros especialmente caros, como la edición de lujo de Juego de Tronos que me faltaba para completar la colección: de casi 40 euros que sale, me ahorré unos 30... ¡como para no llevármelo a casa! Para aplicar la reducción rellené antes mi cartilla con la compra del tercer cómic de Blacksad, Alma roja: me gusta mucho la historia y el dibujo de estos tebeos y pretendo hacerme poco a poco con todos los que han ido saliendo al mercado.


Estos tres libros me costaron en su conjunto menos de 15 euros, lo que me parece un buen negocio: por una parte me hice con Guía del autoestopista galáctico, un libro que pretendía leer en verano pero que dejaré para el otoño que se avecina: me da bastante buen rollo esta lectura y espero que no me decepcione. Al poco de morir Ana María Matute salieron varias ediciones a muy buen precio de sus obras y aproveché para comprarme Aranmanoth, un libro de fantasía con el sello de esta genial autora que seguro leeré dentro de muy poco. Por último y después de visionar un aluvión de tatuajes con una de las frases que conforman el libro, invertí en Matadero Cinco, una historia que parece que no deja indiferente y que me intriga muchísimo.


Aquí tenemos al grupo de los rezagados: estos dos libros los pedí a Bookdepository entre mayo y junio, y acabaron llegando cuando menos los esperaba. Por un lado tenemos la archiconocida novela Stoner, comprada en un arrebato de indignación hacia mí misma por estar dejando pasar el tiempo sin acercarme a este libro que promete casi casi cambiarme la vida. Por otra parte les muestro uno de los libros más bonitos que he adquirido en mi vida, que no es ni más ni menos que Emma, de Jane Austen. A pesar de que compré la versión en inglés de la historia y que ando un poco oxidadilla con el idioma de Shakespeare, no pude evitar caer rendida ante la belleza formal de este libro, que se multiplica cuando lo ves en directo: textura suave que juega con la ilusión de un bordado, páginas cortadas irregularmente, tacto rústico que enamora... Poco a poco iré leyendo esta obra a la que le tengo muchas ganas desde tiempos inmemoriales.


Y aquí vienen mis últimas compras: en un paseo por una gran superficie de cuyo nombre no quiero acordarme, tropecé con Philippe Derblay, uno de esos libros de dÉpoca que uno quiere tener en su colección. Me sorprendió que estuviera medio escondido y semi tirado, por lo que no pude evitar rescatarlo de las garras de esa gran empresa y llevármelo a casita, con sus otros hermanitos. Finalmente, el 1 de agosto cerré mi presupuesto para libros, que se había desmadrado locamente en julio, comprando Una cocina a prueba de ratones: ya había visto el libro alguna vez y me atraía, pero me lo llevé conmigo un día que tenía un bajón anímico considerable; esto, unido a una visita a la librería es una combinación fatal. No pensaba comprar nada, pero entonces leí que la faja decía "una novela autobiográfica, sincera y divertida sobre cómo salir adelante cuando nada resulta ser como teníamos pensado"... y caí. Aunque otras veces he manifestado públicamente mi desprecio absoluto por las fajas publicitarias, reconozco que esta frase me tocó en el momento adecuado y piqué: no creo que sea una lectura que vaya a remover los cimientos de mi existencia pero, ya que me hice con ella, me gustaría comprobar si saco de ahí algo bueno para añadir a mi maleta lectora.


Prometo que desde hace mes y medio no me gasto un duro en libros, pero es que tampoco ha hecho falta: he ganado varios sorteos, con lo que el flujo de ejemplares ha seguido llegando a casa. Uno de los que más alegría me dio ganar fue el de Rustis y Mustis, porque incluía un libro al que le tengo bastantes ganas: Tu nombre después de la lluvia.En el pack que gané también venía otro libro de la editorial dÉpoca, La Princesa Tarakanova, que resulta que lo tengo repetido: como durante los últimos meses he estado moviendo libros y reestructurando la estantería no estaba con el resto de libros de la editorial que poseo y me despisté... Así que supongo que intercambiaré o regalaré uno de los dos ejemplares, para que alguien más pueda disfrutarlo. De este sorteo aún falta un libro por llegar, pero me temo que se ha perdido por el camino.


En el blog Polvo de Libros gané dos libros con una pinta muy fresquita, ideales para estos calores: por una parte tenemos Todo esto no tiene nada que ver conmigo, que ya lo leí y me resultó la mar de curioso y por otro lado está El corazón tiene muchas habitaciones, que parece ser una de esas historias de amor intensas que no se olvidan fácilmente...


En el blog Atrapada en unas Hojas de Papel se organizaron este verano varios sorteos interesantísimos: yo gané uno de ellos, en el que el premio fue la primera y segunda parte de la saga Oblivion, muy popular en la blogosfera literaria juvenil. A mí me gusta acercarme de vez en cuando a este género, por lo que estos libros me vendrán bien para retomar el yo adolescente que a veces quiere juerga y al que últimamente saco poco de casa...


Gracias a Tatty conseguí una muy apetecible novedad editorial, titulada Alguien dice tu nombre: de momento todo lo que he leído sobre este libro ha sido bueno, por lo que tengo unas expectativas razonablemente altas. En el blog de Isabel conseguí un libro que me hace especial ilusión leer, ya que está escrito por un compañero bloguero; se trata de De mal en peor, de José Zamora (más conocido por estos lares como BookCyFer), que creo que me sorprenderá tan gratamente como espero. 


En julio aproveché mi  tiempo libre para inscribirme en un curso de encuadernación: aprendí mucho y me pareció un oficio fascinante, ¡ahora es cuestión de seguir practicando! Allí hice buenas migas con mi compañera de pupitre, una gaditana que había venido expresamente a Tenerife a formarse en este tema... Como llevaba mucho peso en la maleta y vio que me gustaba leer me regaló el libro que se había traído para el viaje, De todo lo visible y lo invisible. Yo hace muchos años que no leo nada de Lucía Etxebarria, pero no tengo mal recuerdo de ella, aunque parece ser que cae bastante mal... El caso es que este libro me llama la atención y, aunque no sea una prioridad, lo leeré más temprano que tarde. El último libro físico que recibí fue En secreto y lo gané en el blog de Stríndice allá por el mes de febrero, pero por ciertas dificultades técnicas lo recibí justo en plena avalancha de libros veraniegos: no tengo demasiadas referencias respecto a esta historia, así que seguro que consigue asombrarme.


Por último cayeron también algunos libros electrónicos inesperados durante el veranito: Alicia Ordiz me hizo llegar un ejemplar de Andrajos, novela que está recibiendo críticas muy positivas. De parte de Joshua BedwyR, recibí La mente perversa, un thriller contemporáneo donde el autor se reinventa después de haber escrito una estupenda novela histórica perfectamente documentada. Y ya para finalizar decidí adquirir mi ejemplar de Un hotel en ninguna parte, de nuestra compi Mónica Gutiérrez, ya que a cada nueva reseña que iba saliendo los dientes se me ponían más largos y eso no podía seguir así: ¡soy de las pocas que no se ha sumergido en las serendipias de Mónica y tengo que poner de mi parte para que esto cambie!


Siento mucho la mega extensión de esta entrada, pero es que había mucha tela que cortar, como han podido ver... Doy mi palabrita de niñajesusa de que me los leeré todos o me dejaré la vida en ello, ¡aunque no sé cuándo les llegará el turno a cada uno! Gracias por leerme, por animarme a publicar esta entrada que tanta vergüencita me ha dado y espero sus opiniones: cuéntenme, ¿qué les parece la cantidad y calidad los libros que me invadieron durante julio y agosto? ¿Me robarían alguno?  Doctor, ¿esta enfermedad tiene cura? Abrazos! ;)














39 cafés y un desayuno.

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Hola a tod@s!

Partamos de la base de que soy lo que vulgarmente se denomina "una bruja sin corazón": no me conmuevo especialmente con las historias de enamoramientos atribulados, me provoca algo de vergüenza ajena las declaraciones públicas de amor tan típicas de las películas y, hablando de ellas, no me emocionan especialmente las de chico conoce chica - se enamoran - algo gordo los separa - pero al final siempre triunfa el amor... Entiendo que aquí yo soy la rara: quizás tenga que ver con una infancia traumatizada por el visionado compulsivo y obligatorio de telenovelas a la hora de la sobremesa en la única televisión familiar lo que acabó destruyendo mi empatía hacia este tipo de historias, pero el caso es que no soy nada devota del género puramente romántico. Ojo, que no lo desprecio, simplemente no conecto con él... Y sin embargo, a pesar de todo, no le niego oportunidades a  los relatos amorosos, por si encuentro la horma de mi zapato y mi corazón de bruja empieza a latir de una vez por todas. Por ello, y por varias buenas críticas que había leído anteriormente, acepté la propuesta de la Editorial Espasa de leer 39 cafés y un desayuno: esta obra de Lidia Herbada tenía una pinta divertida y ligerita que me venía genial para descansar la neurona con una sonrisa en los labios y quién sabe si reconciliarme con este tipo de historias...


Martina es una chica en plena treintena que, en apariencia, lo tiene todo: una hermana que la adora, un grupo de amigas con el que se lo pasa genial, un buen trabajo que le permite ser independiente y tener la parte material sobradamente cubierta... Pero le falla la suerte en el amor: es la única de su grupo que no tiene una relación estable ni la ha tenido en mucho tiempo y eso la obsesiona y deprime profundamente. Ante esta situación y como regalo de cumpleaños, su hermana se compromete transformarse en una Celestina virtual, abrirle un perfil en una página de contactos de internet y encargarse de encontrar personalmente al tipo ideal que le dé la estabilidad que Martina necesita. A partir de aquí asistiremos a las citas y cafés que toma nuestra protagonista con un gran número de hombres que no son otra cosa que retratos de lo que te puedes encontrar en internet: Martina tendrá que aprender a diferenciar a los depredadores de los corderitos sin dejarse el corazón o la dignidad por el camino.


Martina, nuestra protagonista, es un personaje que cae bien: personalmente me cuesta entender que una mujer necesite tan desesperadamente a un hombre para sentirse realizada, pero comprendí la soledad de la muchacha, su búsqueda de algo más que la llenara y lo perdida que estaba en el siempre complicado terreno del amor. En ocasiones me resultó un poco difícil seguirle el ritmo, puesto que carga consigo varias contradicciones:  desconfía  del método elegido para buscar pareja pero se desespera cuando no consigue nuevas citas; se muestra extremadamente superficial ante algunos de los candidatos pero a ella le duele mucho el desprecio que le hacen ciertos tíos que se encuentra en la página; la mayoría de veces que queda con un chico no tarda ni 20 minutos en "enamorarse" de él y empezar a imaginar una vida con niños, perro y casa a las afueras, sin conocer de verdad a la otra persona y, cuando finalmente la conoce y resulta ser un gilipollas, aguanta carros y carretas, hasta que lo dejan e inmediatamente se arrepiente: sé que es una estrategia de la autora para hacernos llegar más vivamente lo agobiada e ilusa que es su protagonista, pero eso me ha sacado bastante de quicio. Aunque a lo largo de la novela se mencionan a muchos de los amores de Martina y a su grupo de amigas (autodenominadas "Pandilla Popy"), sólo hablaré de su hermana como otro personaje destacado de la trama, ya que ésta es la que nos cuenta la historia y la que selecciona y se pone en contacto con los candidatos que quedarán con Martina. La hermana, de la que no llegamos a saber el nombre, no me ha resultado demasiado simpática: aunque es obvio el cariño que le tiene a Martina, me ha parecido un  personaje condescendiente en el tratamiento que le da a su hermana, a parte de algo frívola y metomentodo: quiere que los demás vean el maravilloso interior de Martina, pero ella no se aplica el mismo cuento a la hora de elegir a los candidatos y, además, los quiere conocer enseguida para dar el visto bueno, tomándoselo mal si esto no ocurre: a mí se me pone una de mis hermanas en ese plan controlador y la mando a tomar viento más rápido que volando.


Como he dicho antes, la historia no está narrada directamente por la protagonista, sino por su hermana, que es quien nos cuenta con pelos y señales cómo es Martina y cómo va el proceso de búsqueda, aderezándolo con consejos con cierto aire de autoayuda para moverse por el mundillo de las citas en internet: cómo detectar buenos perfiles, cómo huir de los que van a lo que van y cosas por el estilo. La verdad es que ni su personaje ni su tono me cayeron demasiado bien, pero me pareció original utilizar esta voz para contar la historia, pues sí que es cierto que se torna como un ente algo objetivo, que señala las debilidades de su hermana, cosa que, si la historia la hubiese contado Martina, quizás nos habríamos perdido. Otro punto positivo que le doy es que la autora no se limita a contar dos o tres citas y encuentro inmediato del amor, sino que habla de un proceso largo y complicado en el que no es oro todo lo que reluce y en el que a veces el príncipe azul no es más que un sapo con ganas de marcha. El estilo de la narración es bastante desenfadado, coloquial, con referencias populares constantes y una ágil combinación de diálogos, conversaciones por chat, e-mails y narración de los sucesos que hacen  de esta novela una historia bastante cercana a nuestro día a día y muy liviana de leer. Lo que sí que he echado en falta es algo más de humor, pues tenía entendido (puede que erróneamente) que me iba a encontrar una trama cargada de ironía e ingenio y no ha sido así: aunque ha habido algún momento puntual en el que no he podido evitar la carcajada y sí que se detecta cierta mordacidad, el libro en realidad es bastante formal, sin demasiadas situaciones que inclinen a la risa; no es que esto sea malo, pero me ha sorprendido dado el tono general de la novela. 


Conozco a muchas personas en la vida real que han encontrado a su medio pomelo a través de páginas de contactos en internet y, por lo que me han contado, sus experiencias no tienen nada que ver con lo que expone aquí la autora; al parecer, es más común la timidez y desconfianza inicial entre lo que al fin y al cabo son dos desconocidos que la proyección inmediata de una boda por todo lo alto, familia numerosa y Navidades en casa de los suegros; quizás esa ingenuidad de Martina haya sido lo más desesperante de la obra... Pero una vez te metes en la historia y asumes que este es un libro sin más pretensión que la de entretener y con el que es muy fácil desconectar del mundanal ruido, te da igual cuanto de cierto o de exageración hay entre sus páginas: 39 cafés y un desayuno probablemente no es el libro que cambiará tu vida (a menos que lo uses como guía para ligar por internet, aplicando los consejos que se indican), pero te hará pasar un rato agradable mostrándote de paso, hacia dónde se encamina el viejo y noble arte de pelar la pava en este mundo tan enredado socialmente en el que vivimos hoy en día.

"En el amor no hay que conformarse, uno se conforma si tiene que pasar unos meses en un trabajo porque ha salido recientemente del paro, pero el amor es esa cosa que toca tu vida y la contamina, y no podemos quedarnos con algo que no sea amor del bueno, el de verdad. Nunca puede faltar la magia, eso es imperdonable".

Agradezco a Editorial Espasa el envío del ejemplar. 

Nos vemos allá arriba.

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Hola a tod@s!

Este año se cumple el centenario de una de las mayores tragedias vividas por la Humanidad: la I Guerra Mundial. Siempre me ha parecido que a este suceso se le ha prestado poca atención en relación con otras catástrofes que acontecieron posteriormente; supongo que la Guerra Civil Española, la II Guerra Mundial, el Holocausto y otros hechos más recientes y trágicos han relegado a la Gran Guerra a un papel un tanto secundario en las clases de Historia. Personalmente considero que la I Guerra Mundial fue un momento definitorio de lo que daría de sí el siglo XX, un hecho clave que extinguiría muchas de las certezas dadas hasta entonces por válidas y abriría una época de incertidumbres, cambios y acelerones sociales, morales y emocionales que trastocaría para siempre al más plácido de nuestros tatarabuelos. A causa de este interés que siempre he sentido sobre esta "guerra de trincheras" no dudé en anotarme a principios de año en el reto propuesto por littleEmily, consistente en leer al menos un libro ambientado en la época para que nos sirviera como acercamiento y recordatorio a un acontecimiento fundamental que, al menos en España, ha sido bastante ignorado... La novela elegida por mí para esta misión fue Nos vemos allá arriba, de Pierre Lemaitre: avalada por el premio literario más importante concedido en Francia y por las buenas ventas que estaba obteniendo me acerqué a este relato que prometía ofrecer un punto de vista novedoso a la hora de tratar un tema tan delicado.


Pocos días antes de que se termine la guerra los soldados franceses a cargo del teniente d´Aulnay - Pradelle acarician la idea de salir vivos de un horrible conflicto que los ha mermado física y psicológicamente hasta límites insospechados. Sin embargo, el teniente, sediento de gloria y pensando en forjarse una brillante reputación una vez firmada la paz, lanza una absurda ofensiva a costa del sacrificio de sus hombres, muchos de los cuales perecen en el último suspiro de esta guerra atroz. Albert Maillard, un pusilánime soldado francés que no se sabe ni como ha logrado sobrevivir al conflicto, es uno de los afectados por los tejemanejes de d´Aulnay - Pradelle, siendo gravemente herido y con pocas opciones de supervivencia... Milagrosamente lo salvará el decidido soldado Édouard Péricourt, un joven de alta cuna que pagará un altísimo precio por su heroísmo. Albert queda en deuda con Édouard y decide acogerlo cuando su amigo le dice que no quiere volver a casa bajo ninguna circunstancia: a pesar de que Albert es un pobre diablo que malamente puede mantenerse a sí mismo, se hará cargo de Édouard como si de un hermano se tratara. Albert y Édouard fraguarán una extraña y compleja amistad que los llevará a idear, con no pocas fluctuaciones, un negocio innovador pero muy cuestionable moralmente que los saque de la absoluta miseria en la que los ha dejado esta guerra cruel... Y, mientras tanto, intentarán esquivar la sombra malévola del teniente d´Aulnay Pradelle que ahora ostenta una posición social bastante privilegiada.


Tres personajes principales marcarán el devenir de esta peculiar novela en la que, al contrario de lo que se podría pensar, no predomina el tono narrativo dramático, sino más bien la agilidad de un relato de aventuras cargado de humor negro. Por una parte conoceremos al bueno de Albert, que se hace querer desde el minuto cero: un muchacho enamorado hasta las trancas de su novia de toda la vida, que pasa un miedo enorme en cada nuevo lance de la guerra y que no entiende muy bien como ha llegado hasta el final sin morir. Albert es todo corazón, y por eso, aunque su cobardía se extienda más allá del terreno bélico, expresándose más vivamente aún en su vida cotidiana, es imposible no conectar con él, no querer darle un abrazo. Édouard es todo lo contrario: a pesar de haber sufrido graves heridas de guerra que le cambiarán la vida para siempre, tiene una personalidad muy fuerte y con cierto punto ególatra y dominante. Posee también una creatividad que desborda el terreno artístico para aplicarlo al de la supervivencia y una sombra de resentimiento que ya venía antes de la guerra, por la mala relación que tiene con su padre y que los cuatro años de infierno no han hecho más que acrecentar. El malo malísimo de esta historia es el aborrecible d´Aulnay - Pradelle, un hombre con ganas de títulos y reconocimiento pero muy pocas cualidades éticas y morales que le llevan a hacer cosas absolutamente despreciables con tal de conseguir fortuna. El destino de estos tres hombres queda ligado a partir de ese último suceso bélico y la trama de la novela se irá trenzando de manera sugerente y magistral para mostrarnos la cara menos conocida del "bando ganador": el desamparo en el que quedan los soldados, la falta de oportunidades para los que un día fueron héroes, la miseria y el olvido social y gubernamental, la necesidad de resistir sobre todas las cosas...


Lo que más me ha llamado la atención de la obra es la manera en la que está ejecutada: al tratarse de una novela bélica cabría pensar que encontraremos una narración pausada, dramática, seria e introspectiva y sin embargo aquí leeremos un relato fresco, expresivo, cargado de ironía y humor muy negro y con cierto aire decimonónico que me ha recordado a las novelas de Alejandro Dumas por su dinámico estilo descriptivo, sus carismáticos personajes y su agilidad narrativa. Lemaitre parece no querer limitarse a contar las desventuras  de sus malogrados protagonistas, sino que aprovecha la coyuntura para hacer un retrato de la época y una importante crítica antibelicista, sin dejar de lado la censura moral que le merece una sociedad que da la espalda a los héroes que regresaron aunque se rasgue las vestiduras por los muertos en batalla y  unos gobernantes que una vez finalizado el conflicto prefieren mirar para otro lado. En medio de este paisaje inserta la trama algo disparatada con la que Albert y Édouard intentarán salir del hoyo en que la vida los ha metido, dotando de un punto pícaro a la narración que nos mantendrá muy atentos a los acontecimientos. Y es que Nos vemos allá arriba, con su mezcolanza de géneros, su variado abanico de personajes (a parte de los mencionados hay otros muy interesantes, como el padre y la hermana de Édouard, Merlin o Pauline) y su estilo socarrón es más una novela de aventuras que otra cosa, aunque en este caso no se trate de explorar tierras ignotas o enfrentarse a monstruos mitológicos: la peripecia aquí es salir adelante contra todo pronóstico, conseguir lo que no te han dado por derecho, escabullirse de la suerte adversa pase lo que pase... Y el autor narra todo ello de tal modo que, les aseguro, se hace muy ameno de leer.


Nos vemos allá arriba ha sido para mí toda una sorpresa; cuando lo leí no tenía ninguna referencia sobre esta historia y, aunque la recomendación implícita que conlleva el éxito de crítica y público estuviera presente, no lo tomé como garantía de que por ello me fuera a gustar... Y, sin embargo, me ha encantado: no niego cierto punto folletinesco a lo largo de la acción, que puede caer en ocasiones en la exageración, así como que el maniqueísmo está presente en algunos personajes, pero para mí estos hechos supusieron ninguna merma: considero que esta novela brilla por poseer una excelente escritura cargada de personalidad, que resulta  cercana y fresca al tiempo que asombrosa por tratar los temas que trata con acidez y sin omitir detalles escabrosos, por muy desagradables que estos sean. También me ha gustado que no sea el típico panfleto patriotero (o una "americanada a la francesa") donde los protagonistas son héroes impolutos; aquí veremos que ni Albert ni Édouard son perfectos soldados, sino muchachos perdidos y con grandes problemas vitales, a los que la patria por la que lucharon les dio una gran patada en el culo. En definitiva, Nos vemos allá arriba es un libro verdaderamente recomendable que narra con mucha eficacia la historia de dos perdedores con encanto que utilizarán todo su ingenio para salir a flote y nos deja, a nosotros los lectores, con el regusto de las historias clásicas bien contadas y actualizadas al lenguaje y las formas de nuestros días.

"...así es como acaba una guerra, mi querido Eugène, con un inmenso dormitorio lleno de tipos exhaustos a quienes ni siquiera son capaces de mandar a casa en condiciones. Nadie que te diga una palabra o simplemente te estreche la mano. Los periódicos nos prometían arcos de triunfo, pero nos amontonan en barracones abiertos a los cuatro vientos. La "emocionada gratitud de una Francia reconocida" (te juro que lo he leído, palabra por palabra, en Le Matin) se ha convertido en continuas pejigueras, nos regatean los 52 francos del peculio, nos escatiman la ropa, la sopa y el café, nos llaman ladrones".



Sombra aquí y sombra allá...

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Hola a tod@s!

Bueno, aquí va una entrada intempestiva para enseñarles la transformación que ha sufrido El lado frío de mi almohada durante los últimos días... Ha sido una semana bastante liadilla, pero no he querido postergar más el cambio de look en el que he estado trabajando durante los últimos tiempos: atrás queda la plantilla prefabricada para dar paso a una un poquito más personal que tiene casi todo lo que me gusta en un blog, pero pasado por mi filtro y por la paciencia de mi santa hermana, que ha sido la artista que lo ha instalado todo. 

Pueden ver que ahora el diseño está más despejadito, predominando el fondo blanco (aunque con algunos lunares, que le den alegría), una cabecera nueva con las ilustraciones que encargué para mis marcapáginas y que ahora presiden el blog, un menú con buscador integrado y las secciones más ordenaditas en subpestañas y unos iconos molones para mis redes sociales en lo alto, por si me quieren conocer por otras vías. 

Aún me queda remodelar muchos de los textos interiores y repensar alguna cosilla, pero yo creo que lo más gordo a nivel estético está terminado. Sólo queda que ustedes, los lectores que se pasan por aquí y a los que ya les gustaba de antes el blog, se sientan cómodos con esta metamorfosis, puesto que, más que nada, lo que me importa es que éste sea un sitio agradable del que les quede un buen recuerdo una vez finalizada su visita. 

Muchas gracias por estar al otro lado de la pantalla, ya que son los que me animan a mejorar y hacer de éste un recoveco más acogedor donde, por supuesto, son todos muy bienvenidos.

¿Qué les parece el nuevo look? ¿Mejorarían alguna cosa? ¡Agradeceré cualquier crítica constructiva! :)

Previously... (X).

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Hola a tod@s!

Septiembre se fue como empezó: lento, perezoso y ligeramente estresante: la adaptación post - estival ha sido algo difícil en mi caso, pues de repente me he visto con varios frentes abiertos y pocas ganas de ir a la guerra. Lo bueno es que poco a poco he ido resolviendo cuestiones pendientes y creo que a partir de octubre podré sentar cabeza definitivamente y gestionar mejor mi tiempo. Todo este caos de vuelta a la rutina le ha pasado un poco de factura al blog: aunque estoy contenta con el nuevo diseño recién estrenado y me he sacado alguna sección inédita de la chistera, es cierto que no he estado por aquí todo lo que me gustaría y eso se nota en las pocas reseñas que he compartido con ustedes este mes... Pero, en lugar de lamentarme, voy a echar la vista atrás para ver qué han dado de sí los últimos treinta días y así poder comenzar octubre con ganas de superarme; ¿me acompañan?


Lo reseñado:

Como les comentaba, ha sido un mes escaso en reseñas, aunque la mayoría de libros que he traído se merecen una mención especial. Es el caso de La última vuelta del scaife, de Mercedes Pinto Maldonado: una historia bien tramada, con personajes potentes y una voz muy personal que la convierten, de momento, en mi libro favorito de la autora. A mitad de mes compartí mis impresiones sobre 39 cafés y un desayuno, una obra sencillita, sin más pretensión que la de entretener y con una narradora algo desconcertante que creo que gustará especialmente a los fans del chick - lit, pues cumple todos los requisitos del género. Para finalizar le tocó el turno a Nos vemos allá arriba, una estupenda novela  de aventuras que habla sobre amistad y postguerra con un tono pícaro y algo socarrón que resulta refrescante: un libro muy a tener en cuenta que merece todos los elogios que está recibiendo. 


Aunque en el blog haya faltado material reseñístico, no he querido dejar pasar la oportunidad de recomendar dos buenos cómics por Facebook y engordar así un poco la sección de #Microrreseñas, que se nutre de aquellos libros de los que me apetece hacer una recomendación más informal y directa, sin enrollarme tanto como lo hago por aquí. Este mes estuvo protagonizado por dos obras de Agustina Guerrero que leí en un corto plazo de tiempo: Nina: Diario de una adolescente y Diario de una Volátil. Me gustaron muchísimo estos dos tebeos sobre todo porque la muchacha protagonista refleja con mucha gracia, y creo que acierto, las diferentes etapas que atraviesa en cada uno de los libros: en el primero, la Nina adolescente es una bomba emocional con las inquietudes, miedos y esperanzas que puede tener cualquier chica de entre 13 y 18 años y en el segundo cómic la Volátil (que no es otra que Nina de mayorcita) nos muestra cómo se ha desarrollado aquella niña, qué es lo que le mueve el piso ahora, cómo hace para enfrentarse al mundo sin más espada que una sonrisa... No puedo dejar de recomendar estos dos cómics tan divertidos y optimistas que seguro sorprenden a más de uno. 


Lo leído:

Ahora que estoy preparando la entrada me doy cuenta que este mes, a parte de poco productivo a nivel de lecturas, ha sido eminentemente femenino. Sólo han caído cuatro libros en mis manos y teniendo en cuenta que dos eran bastante finos y uno lo tenía comenzado desde hace algún tiempo, puedo decir que he leído más bien poco. Comencé el mes con Todo esto no tiene nada que ver conmigo, un libro escrito de una manera bastante original, casi a modo de collage, que habla de cómo una chica intenta superar una ruptura reciente e imprevista: me gustaron mucho las formas, pero no tanto el contenido. Siguió a ésta una de las mejores lecturas que he hecho en lo que va de año,  Emily la de Luna Nueva, un clásico de corte infantil - juvenil que me inundó por completo: ya iba predispuesta para que me gustara, pero es que me sorprendió mucho más de lo que me podía imaginar... Le siguió a esta obra el ya antes mencionado 39 cafés y un desayuno y para concluir septiembre me dejé seducir por los encantos de Evelina, libro del que ya había leído algunos capítulos, pero que me decidí a terminar de una vez para gozar por completo de un drama de época del que todo son parabienes: ahora que lo he terminado entiendo el  porqué. 


La viñeta lectora del mes:

Para octubre he elegido una viñeta que tengo guardada desde hace varios meses y que me apetecía mostrar; es muy sencilla, y tan sólo dice Leer enriquece. No me gustaría que esta frase fuera tomada a la ligera, como el típico eslogan publicitario de difusión de la lectura, sino que, por un momento, la leyeran "al pie de la letra": ¿saben ustedes cuántos beneficios puede aportar la lectura a nivel neuronal? ¿se han parado a considerar el provecho sanitario, social y emocional que produce el ejercicio cerebral que hacemos leyendo? En una sociedad como la nuestra, en la que todo se mide por la "rentabilidad" de las cosas, no deberíamos despreciar las ganancias que conseguimos con el simple acto de disfrutar de la lectura y, de hecho, me parece una buena frase para restregársela a aquellos que nos dicen a nosotros, ratones de biblioteca, que estamos perdiendo el tiempo entre tanta letra: puede que nuestro bolsillo no gane con esta afición (es más, seguro que acaba perdiendo), pero, parafraseando a Machado, es de necios confundir valor con precio. 

Pues nada más, amig@s, ¿cómo les fue a ustedes en septiembre? ¿Alguno de estos libros les interesa? ¿Se sienten un poco más ricos después de leer mi entrada? Abrazos ;)
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