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Channel: El Lado Frío De Mi Almohada | Lectura Inquieta
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Hola a tod@s!

Febrero ha sido un mes muy pero que muy lioso: parecía que iba a pasar rápido, que para eso es tan cortito, pero no, pa´rriba y pa´bajo que he estado todo el día con asuntos varios. Esto ha hecho que apenas tenga tiempo para sentarme a redactar reseñas, aunque, por otro lado, ha servido para que otros contenidos hayan visitado mi blog, dándole un poquito de variedad, lo que tampoco está nada mal. ¿Les apetece que repasemos juntos cómo fue el mes en El lado frío de mi almohada? ¡Comencemos!


Lo reseñado:

Pues, como he comentado antes, pocas reseñas de libros cayeron este mes en el blog, tan pocas, tan pocas que sólo fue una: la "afortunada" fue Guía del autoestopista galáctico, una novela sobre la que tenía  grandes expectativas que no se cumplieron del todo. Otro tipo de contenido vino a habitar las páginas de esta bitácora: entre algunas entradas de celebración y otras algo más reivindicativas, hubo espacio para hablar de pelis (muchas pelis) y de libros peculiares: con la excusa de los Oscars hubo ración doble de cotufas para hablar de todas las nominadas y también les presenté el Kakebo como libreta de cuentas a tener muy en cuenta. Si echaron de menos que hablara más de literatura, les dejé una pildorita en la página de Facebook del blog, donde hice hueco a una nueva microrreseña: en esta ocasión le tocó el turno a La espada de los cincuenta años, un relato con una edición de lo más curiosa que hará las delicias de los amantes de las historias para no dormir.


Lo leído:

Sinceramente, durante febrero dejé la lectura en un segundo plano: al llegar tan cansada a casa sólo tenía ganas de ver alguna peli y dejarme llevar, así que eso de "esforzarme" en unir palabras e imaginarme una historia no era lo que más me apetecía. Aún así, me adentré en algunas novelas que me gustaron mucho y me hicieron pensar, como El jardín de la memoria, una increíble historia de amor y pérdida que me conmovió hasta el tuétano. También me llevaron a la reflexión dos obras metaliterarias, muy distintas entre sí pero unidas por el amor a los libros: Como una novela, un ensayo sobre el placer de leer y Una soledad demasiado ruidosa, un librito breve que habla de un amor por los libros que linda con la locura. Aproveché los ratos libres para terminar El príncipe de los piratas, una novela de aventuras en alta mar que me vino muy bien para desconectar y soñar con tesoros ocultos y peripecias legendarias...


La viñeta lectora del mes:

No sé qué fue lo que me hizo elegir esta imagen como viñeta del mes: supongo que mis lecturas metaliterarias influyeron para reivindicar el placer de leer por leer, sin pretender nada más que pasar un muy buen rato. Porque el pingüino de la imagen (¿es un pingüino, verdad?) nos dice algo así como "Lee libros que te hagan feliz, incluso si no son clásicos o novelas académicas ganadoras de premios". Me gustó la frase porque reconozco que a veces he sentido cierto complejo de inferioridad por no leer tantas obras maestras como debería y creo que es estúpido tener esa sensación: el pajarito me recuerda que lo importante es disfrutar  con lo que lees y apasionarse por la lectura, sea mediante obras culturetas u otras de usar y tirar; cada lectura tiene su momento y lo importante es alimentar al pequeño monstruito de la satisfacción con nuevas historias, alegres o tristes, pero que te hagan sentir vivo y feliz por haberlas conocido.

Pues, ¡esto es todo, amig@s! Espero que para ustedes febrero haya sido un mes maravilloso lleno de relatos inolvidables y que marzo sea aún mejor: ¡cruzo los dedos para que, en mi caso, esté lleno de muchas y variadas lecturas que disfrutar y compartir! Abrazos ;)



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